El cartucho que filmé de Plus X ¡¡¡llevaba caducado más de 25 años!!!, de forma que a ver que imágenes salen de aquí. Es uno de los dos cartuchos que me facilitó el amigo Zach Richardson y que, ¡antes de nacer mis hijos!, fueron vendidos por un recordado laboratorio de Chicago, todavía con su etiqueta de "revelado incluido en el precio". Mi buen amigo Marc Martí me pidió revelar este cartucho pues tiene ganas de experimentar con un Plus X tan antiguo.
Cada Opus de la serie "No hay futuro" es relevante, cinematográficamente, por alguna cosa. El Opus 1, que subiré estos días a Vimeo, merece destacarse, técnicamente, por haberse filmado con el deprimente blanco y negro AGFA Scala y, sobre todo, por su espectacular plano subjetivo de la cámara arrojada desde ¡¡¡un sexto piso!!! que no sólo sobrevivió a la caída, sino que la seguí usando, en el Opus 2, para ser filmada atropellada por un camión, aventura de la que salió achacosa ¡¡¡pero plenamente funcional!!!
Ni GoPros ni "carallos": ¡una cámara con 40 años a sus espaldas, que quien me la regaló tenía olvidada en sótano húmedo, y que, pese al trato que le estoy dando, sigue funcionando perfectamente! Como ya narré otro día, tuve que limpiarle los hongos del objetivo y engrasarla, pero, por puro divertimento, dejé el ecosistema viviente alojado en otras partes del cuerpo (los bichitos han muerto con la caída ¡pero los hongos siguen vivos").
Técnicamente, el Opus 2, en su parte de color, ha sido filmado con una rara partida de prueba de la Fujifilm Velvia 100 (no confundir con el 50), emulsión que, finalmente, Fujifilm no comercializará para cine, por lo que este trabajo quedará como testimonio único, a nivel mundial, de esta inversible de color. Además, salvo la escena del camión, el resto del Opus 2 se ha filmado con una ¡¡¡cámara de 1 euro!!!: la nunca suficientemente ponderada Fujica P2, la cámara que nunca rompe, y a la que he reducido su obturador a 150 grados, le he ajustado internamente el exposímetro para que sobreexpusiera la Velvia 100 un diafragma (para resaltar, junto a los vivos colores, el cambio de personalidad del protagonista) y añadido un objetivo granangular Voigtlander que, según me han dicho, se pagan en Ebay a más de 800 euros.
En cuanto al Opus 3, además de servir para presentar al mundo la emulsión Fujifilm Provia 100 de tercera generación, tendrá como logros técnicamente relevantes las filmaciones, por primera vez en súper-8, con palíto de selfie, la escenas submarinas que filmé la semana pasada y el mezclar, en un mismo trabajo, la película más nueva del mercado (inversible de color con tecnología del siglo XXI), recién salida de fabrica, con una veterana caducada hace más de un cuarto de siglo (fabricada con tecnología de los años cincuenta del siglo pasado), y que, dicho sea de paso, avanzó sin el menor problema en la Canon 514: Kodak haría bien en desvelar sus secretos de lubrificado a los fabricantes independientes.
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