Confieso una debilidad: me encantan las empalmadoras de cine. No sólo usarlas, sino también contemplarlas. La forma, la mecánica, su ingeniería de precisión… Por eso me gusta tenerlas siempre a la vista allí donde trabajo. Y como mi vida se reparte en varios “territorios cinematográficos”, he acabado con empalmadoras en cinco espacios distintos:
-
La oficina de producción;
-
La sala de montaje Brainstorm;
-
El estudio de telecine;
-
El laboratorio de revelado;
-
Y en casa: en otra sala de montaje y en la cabina de proyección.

2 empalmdoras Fuji, 2 empalmadoras CIR en sus Tupperwaree en el estudio de telecine
El problema es que las empalmadoras son preciosas pero el polvo es implacable. Aunque una sala quede semanas sin actividad, ahí está él, siempre fiel, posándose donde menos se le espera. Y lo último que quiero es estar quitando motas cada vez que hago un empalme.
¿La solución?
Nada de sistemas de filtración futuristas. Ni vitrinas de metacrilato a medida. No: la respuesta estaba esperándome, muy discreta, en la cocina de casa.
![]() |
| Tras las dos Fuji, una de ellas en el Tupperware, la rara moviola Fuji sonora |
Tupperware.
Sí, Tupperware. Pero invertidos: la tapa hace de base y el recipiente de cristal se convierte en una vitrina transparente, donde la empalmadora descansa como en un museo, a salvo del polvo Una auténtica vitrina para cineístas con presupuesto ajustado.
Llevo usando este sistema un cuarto de siglo y no puedo estar más contento. Mantiene las empalmadoras limpias, protegidas y —lo mejor de todo— siempre visibles, listas para ser admiradas aunque no se usen.
Hace poco compartí este truco en el grupo de Facebook Super 8mm y alguien lo calificó de “ingenioso”. ¿Ingenioso? Puede. ¿Barato? Sin duda.
¿Y cómo conseguí tantos Tupperware? Fácil: poco a poco, tomándolos “prestados” de la cocina de casa. Uno a uno. Sin hacer ruido. Hasta que mis salas de montaje empezaron a parecer un híbrido entre tienda de menaje y taller cinematográfico.
Mi esposa aún se pregunta dónde fueron a parar. Yo sólo sonrío. Porque, al fin y al cabo, ¿quién dijo que el Tupperware era sólo para las sobras de la cena?
![]() |
| Detrás de las Fuji, una de ellas en Tupperware, la moviola Bauer con iluminación LED y sonido digital |


No hay comentarios:
Publicar un comentario