Aunque Mi Mundo en Súper-8 nació con la vocación de centrarse en el paso cinematográfico nacido de la mano de Kodak en 1965 --y que, contra todo pronóstico, sigue mas vivo y actual que nunca en pleno siglo XXI --, con el paso de los años (y más de un millón de lecturas después) ha ido ampliando su mirada a otros anchos cinematográficos. Por ello, hoy nos ocupamos de un objetivo de focal variable para proyectores de 16 mm que considero, sin exagerar, el mejor zoom jamás fabricado para este formato: el Eiki f/1.3 de 30–70 mm.
UN RANGO FOCAL TAN ÚTIL COMO VERSÁTIL.
La principal virtud de este objetivo es su rango de distancias focales: desde un gran angular de 30 mm, ideal para conseguir grandes pantallas a corta distancia, hasta 70 mm, perfecto para proyecciones lejanas donde otros zooms —como los habituales Isco o Kern con su extremo a 65 mm— se quedan cortos.
Este rango lo convierte en una pieza extremadamente flexible, adaptable a casi cualquier espacio de proyección.
LUMINOSIDAD CONSTANTE f/1.3 EN TODO EL RECORRIDO.
Otra cualidad sobresaliente es que este objetivo mantiene su luminosidad f/1.3 en toda la gama focal, algo poco habitual incluso en objetivos de gama alta. En otros zooms, la apertura efectiva disminuye al extender la focal, pero el Eiki conserva su potencia lumínica, garantizando una proyección brillante y uniforme.
DEFINICIÓN Y CONTRASTE DE PRIMERA DIVISIÓN.
La nitidez y el contraste del Eiki 30–70 mm son realmente notables. En mis pruebas a lo largo de los años, iguala sin dificultad al prestigioso Kern suizo, con la ventaja de ofrecer mayor luminosidad en larga distancia, donde el Kern cae a f/1.6 pese a no superar los 65 mm.
Y es que debemos considerar que el objetivo de focal variable Eiki fue fabricado por Kowa, el legendario productor japonés de ópticas y anamórficos de altísima calidad, algunos de los cuales se comercializaron bajo otras marcas igualmente reconocidas.
CONSTRUCCIÓN MECÁNICA IMPECABLE.
El objetivo está sólidamente construido, con un mecanizado de precisión y un sellado excelente. Es un instrumento diseñado para resistir décadas de uso profesional sin perder suavidad en el enfoque ni precisión en el control de zoom.
SOLO UN DEFECTO... PERO MENOR.
Si hay que mencionar una desventaja, sería un leve oscurecimiento en las esquinas cuando se utiliza en su angular extremo (30 mm). Es algo apenas perceptible, que solo detectarán las retinas más quisquillosas, pero que no empaña en absoluto el conjunto de virtudes que ofrece pues, de hecho, su rendimiento global supera incluso a ciertos Isco Kiptaron de focal fija, lo que da idea del nivel óptico alcanzado por esta joya de ingeniería japonesa.
CONCLUSIÓN.
Mientras se fabricó, el Eiki f/1.3 30–70 mm era un objetivo costoso, reservado a instalaciones de calidad. Eiki sigue ofreciéndolo, a partir de stock almacenado, a unos cuatro mil dólares al cambio. En el mercado de segunda mano, hoy resulta difícil de encontrar, pero si se presenta una unidad en buen estado por debajo de 500 euros, podría considerarse sin dudar una auténtica ganga, pues es un objetivo que demuestra, una vez más, que el 16 mm, como el Súper-8, sigue siendo un territorio donde la excelencia óptica es capaz de obtener resultados sorprendentes a partir de fotogramas minúsculos.
Nota: el Eiki f/1.3 30–70 mm, aunque viene con la montura europea de 42.5 mm, no enfoca en los proyectores Fumeo, a menos que se someta a la cabeza mecánica a una operación de cirugía mayor (cosa que hice a una de mis cabezas mecánicas).






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