El tercero de los largometrajes en fílmico de la serie Stop Quecemento Global "ALÉN DOS 66º LATITUDE SUR" (Más allá de los 66 grados Latitud Sur), se queda sin apoyo de AGADIC. Mis felicitaciones para los dos largometrajes que competían en la misma categoría que sí han conseguido el apoyo de este organismo del gobierno del Partido Popular: "Todo é cárcere", sobre las prácticas de represión sucedidas en Galicia durante los primeros años del franquismo (sic), y "Recordos, Saúdos, Apertas", un audiovisual que reflexiona sobre como se forma una ciudad (sic). Me habría gustado ir de la mano de este organismo de la Consellería de Cultura pero, amigos, es lo que hay. Como un sopapo no basta para dejarme K.O., no queda otra que levantarse y seguir adelante con el proyecto aunque sea, por tercera vez, haciendo de "hombre orquesta", sin ayuda, siquiera, para cargar los treinta kilos de película cinematográfica, ni contar con Álex como camarógrafo. Para financiar este opus, sino había apoyo de AGADIC, como declaré (casi premonitoriamente) a principios de junio a Dani Abelenda de "La Opinión", tendría que vender parte de mi colección de cartoons en 35 mm: esto es, pues, lo que haré, junto con la mas valiosa de mis linternas mágicas (la estereoscópica). ¡Menos mal que tengo comprador para este material, que se irá para Estados Unidos! Galicia, pierde.
La tercera aventura polar de Ignacio Benedeti
El cineasta coruñés busca alternativas para financiar el rodaje de un documental sobre el barco gallego que pudo descubrir la Antártida (ENTREVISTA COMPLETA, PULSE AQUÍ)
Las condiciones extremas de los círculos polares suponen un reto para el cine hecho como antaño. El director coruñes Ignacio Benedeti aceptó dos desafíos en el Ártico en los últimos años. Ahora, está dando forma a su tercer viaje, esta vez en el otro lado del globo: la Antártida.
El continente antártico es el nexo de unión que el cineasta ha encontrado para unir Galicia con los documentales que filmó anteriormente, relacionados con el calentamiento global. Esta vez, pretende explicar la historia del San Telmo, un buque gallego que pudo fue el primero en divisar el territorio Antártico, pese a que no figura así oficialmente en los libros de historia.
El San Telmo fue un barco de la Armada española fabricado en los astilleros de Ferrol. En 1819 debía cruzar del Atlántico al Pacífico por el cabo de Hornos, hoy en el sur de Chile. El mal tiempo forzó su desvío hacia el sur, hasta el punto de que nadie lo volvió a ver navegando. Poco tiempo después, el inglés William Smith descubrió las islas Sethland del Sur, el primer territorio antártico documentado. Allí encontró restos de un navío español hundido con características similares a las del buque gallego. Supuestamente, la tripulación pudo haber llegado o, al menos, avistado la zona antes de hundirse y naufragó en la isla Livingston, la segunda más grande del archipiélago. “La idea es comenzar el rodaje en febrero del año que viene”, adelanta Benedeti. El documental en la Antártida será el tercero de director coruñés en los polos del planeta. Comenzó su particular trilogía con Spitsbergen: O gardián do Ártico, una producción en la que cuenta la travesía a bordo del barco Malmö por las aguas heladas que rodean el archipiélago de Svalbard. El documental sí contó con financiación de Kodak, como parte de una iniciativa para probar sus productos en las condiciones más extremas del planeta. El segundo trabajo le llevó a territorios en propiedad de Dinamarca. Odisea en Groenlandia está en fase de posproducción y confía en estrenarlo a finales’ de este año.
Podría vender sus ‘cartoons’
“Voy a hacer el documental sí o sí”, asevera Benedeti. El deseo personal del director coruñés supera a las condiciones económicas de las que pueda disponer a la hora de preparar el proyecto. Por ahora está buscando fondos en instituciones. En caso de no obtener la financiación de instituciones públicas o privadas, tiene pensadas otras estrategias de conseguir el dinero necesario para acometer el viaje y la filmación. “Si no consigo el apoyo oficial, que lo voy a intentar, mi colección de cartoons será una vía para financiarme”, explica el cineasta.
Son cartoons en 35 milímetros. Solo se plantea venderlos en Estados Unidos porque allí “hay una cultura cinematográfica y técnica que aquí no existe”, lamenta Benedeti. Estima que “un cartoon de 35 milímetros en IB Techincolor de los años 30 o 40 se venden por entre 200 y 500 dólares”. Benedeti lamenta que “el coleccionismo en 35 milímetros sea muy limitado en Europa”. Pero asegura que “es lo que toca” para ir en busca del San Telmo.
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