sábado, 10 de mayo de 2025

EMPALMANDO RECUERDOS (Y PELÍCULA)

¿Es la empalmadora CIR profesional, diseñada por el legendario Dr. Leo Catozzo, mi favorita para montar película de Súper-8?

Pues… no. Aunque la tengo en el laboratorio de revelado, donde cumple con dignidad su cometido.

Para montar películas —sobre todo cuando el montaje se convierte en un acto íntimo, casi ceremonial—, prefiero otras compañeras de viaje. Si la película no lleva sonido, nada se compara al placer de usar mi querida Fuji De Luxe, que me acompaña desde que tenía 14 o 15 años. Su tacto, su precisión, su estética... simplemente insustituible.

En cambio, cuando la película es sonora, mi herramienta predilecta desde los 20 años es la Fujifilm 2-track. Esta obra suprema de ingeniería mecánica de precisión permite empalmes sin interferir con las pistas magnéticas y, además, gracias a un sistema ingenioso que desarrollé hace años (LEA USTED LA DESCRIPCIÓN AQUÍ) , me permite duplicar el número de empalmes con un nivel de limpieza y precisión excepcional.

Cuando Fujifilm dejó de fabricar la presentación de 500 empalmes, allá por la debacle cinematográfica de 2013, pensé que la magia se acabaría. Pero gracias a mi buen amigo Tak Kohyama, desde Tokio, logré abastecerme con suficiente cinta de empalmar como para seguir montando tranquilamente hasta los 95 años (¡si los alcanzo!).

Mi almacén de cintas Fuji

Una peculiaridad de la cinta de poliéster de Fujifilm, que la distingue de otras marcas, es que no se reseca, ni su adhesivo pierde propiedades con el paso del tiempo: tengo empalmes hechos hace medio siglo que aún hoy están intactos.

Y aunque tengo cinta más que suficiente, cuando aparece una oportunidad —como esta semana, desde Roma—, no la dejo pasar.

Lo que no me esperaba del colega italiano era que, para enviarme dos minúsculas cintas en cajitas de 20x20x10 mm, ¡me las mandase en una caja de más de 30 centímetros!, tan grande, que no entraba en el buzón y tuve que ir a recogerla personalmente a la central de correos, como si estuviese retirando un proyector.

Así seguimos: empalmando cine, memorias y anécdotas.

Porque a veces, el rollo más pequeño puede traerte el paquete más grande.

¡Caja colosal para dos minúsculos envases de cinta!



No hay comentarios:

Publicar un comentario