domingo, 31 de agosto de 2025

TEX AVERY… ¡NUESTRO ÁNGEL DE LA GUARDA!

El pasado fin de semana, Álex et moi trabajábamos absortos en el laboratorio fílmico, en medio de ese silencio lleno de zumbidos eléctricos y olor a químicos, cuando un ruido seco nos heló la sangre: algo había caído en la sala contigua, la de archivo y proyección.

Al entrar, la escena parecía sacada de un cartoon de Tex Avery… pero en clave de pesadilla. El protagonista era un dibujo original a lápiz, enmarcado, de Screwy Truant (1945), con su certificado de autenticidad al dorso. Obsequio de mi querido amigo, el abogado, singleochista y animador E. Pflügger. El cuadro yacía en el suelo, como si una mano invisible lo hubiese arrancado de la pared.

Al acercarnos, comprendimos el “aviso sobrenatural”: justo en la alcayata que lo sostenía, un fino hilo de agua descendía desde el aire acondicionado. Esa misma agua había empapado ya la balda superior, donde reposaban varias bobinas de 16 mm.

Con horror, descubrí que la mas dañada era una joya irreemplazable: uno de los dos únicos positivos en 16 mm que existen en España del histórico concierto "The Beatles at Shea Stadium".

No hubo tiempo para lamentos. Entre los dos fuimos retirando las bobinas de la estantería, goteando, brillando bajo la luz mortecina. El aire se llenó del olor ácido y metálico de la humedad. Instalamos el deshumidificador industrial, rebobinamos con manos temblorosas, secamos con paciencia.

Fueron días de incertidumbre, de entrar en la sala como quien visita a un enfermo grave. Pero al final, como en todo buen cartoon, hubo un desenlace feliz: tras varios rebobinados y un cuidado secado, las películas sobrevivieron sin daños. También la de los Beatles, que ahora espera solo un proceso de lubricación para volver a brillar en el proyector.

A veces, uno se pregunta si los objetos guardan un alma secreta. Quizás Tex Avery, desde aquel dibujo, nos guiñó el ojo y decidió echarnos una mano desde el otro lado.

Lo cierto es que, gracias a él, el desastre se convirtió en anécdota, y estas películas del archivo siguen vivas.


sábado, 30 de agosto de 2025

TARANTINO EN UN ALMACÉN DE PELÍCULAS ABANDONADO

Hace unos días tuve que adentrarme en un lugar que parecía sacado de un sueño oscuro de cinéfilo: un viejo almacén de películas de 35 mm, clausurado en 2014 y catatónico desde entonces. Allí donde, durante décadas, acababan muchos de los positivos de exhibición que, siendo de distribuidores independientes,  no se los llevaron para su reciclado: una especie de morgue para muertos vivientes de celuloide.

El local apenas tenía fachada, pero sí un fondo interminable que se perdía en la penumbra. La luz entraba débil, rasgando el polvo acumulado tras más de dos lustros de olvido. Pasillos estrechos, montañas de latas metálicas oxidadas, olor agrio a vinagre que delataba la enfermedad mortal del triacetato. Era como caminar por un mausoleo donde cada lata encerraba no sólo una película, sino la memoria de quienes la proyectaron, la aplaudieron, la soñaron.

Fondo del almacén

Algunas bobinas parecían reliquias malditas: metales corroídos, etiquetas borrosas, películas condenadas a desintegrarse lentamente en silencio. Pero en medio de la desolación, también descubrí milagros: positivos de poliéster perfectamente conservados, guardados en cajas plásticas que habían resistido el tiempo como cápsulas herméticas. Estos sobrevivientes, ahora, aguardan su viaje fuera de Galicia. Un patrimonio que se escapa de nuestras manos… pero así son las cosas cuando quienes gobiernan no saben ver más allá de la inmediatez.

Yo había aceptado esta peritación (para el comprador del lote) sin cobrar nada, sólo con una condición: elegir una película para quedármela. Y allí, entre polvo, silencio y óxido, encontré mi tesoro: un positivo impecable en 35 mm de Death Proof, de Quentin Tarantino, en poliéster LPP.

El título, la atmósfera y el lugar parecían encajar a la perfección. En aquel almacén sombrío, perdido entre latas corroídas y fantasmas de celuloide, la obra de Tarantino emergía como una joya irónica, brillante y viva, esperando aún ser proyectada en la luz de un proyector verdadero.




viernes, 29 de agosto de 2025

EL REY JUAN CARLOS I Y KODAK

En los años setenta, mientras el jefe del estado general Franco se mantenía fiel a su Bauer de Súper-8,  comprada en Foto Blanco de La Coruña, el entonces príncipe Juan Carlos apuntaba más alto: prefería el 16 mm. Primero con una Canon Scoopic (en la fotografía inferior) y, más tarde, con una seductoramente curvilínea Beaulieu R16.

Ya convertido en Rey, cuando acudía a recoger a sus hijas al Colegio Rosales, visitaba de forma frecuente la sede central de Kodak España, en el número 15 de la calle Irún de Madrid. Allí le esperaba el presidente de Kodak, el catalán Francisco Boter Sans, a quien conocía desde la infancia. Con él conversaba no de política, sino de emulsiones y sensibilidades, buscando consejo sobre qué película usar para registrar en fílmico la vida de su familia.

En una de aquellas visitas, Boter le regaló un fotómetro Weston Master IV —el mismo modelo que todavía utilizo yo hoy en mis rodajes: VER AQUÍ—. Con ese fotómetro en la mano, el monarca planeaba una audacia técnica: filmar con película Ektachrome 160, pero exponiéndola nada menos que a 1000 ASA, con un revelado que Kodak se ofreció a "forzar" especialmente para él en su laboratorio. Un experimento de riesgo, pero revelador de la pasión con la que Juan Carlos se acercaba al cine, no como espectador distante, sino como alguien dispuesto a enfrentarse con las complejidades de la luz y la emulsión. Espero que estas filmaciones no se pierdan y estén a buen recaudo. Una disfrutaría viéndolas y digitalizándolas.

Juan Carlos y la Canon Scoopic de 16 mm



martes, 26 de agosto de 2025

CURIOSITIES FROM THE KODAK FACTORY IN ENGLAND

The last Kodak factory in England closed its doors in 2016, ending more than a century of industrial history. But beyond cameras, emulsions, and reels of film, the Harrow site was filled with peculiarities that now seem like echoes from another age.

Opened in 1890, it was Kodak’s oldest plant outside the United States. At its peak in the 1950s, the factory employed around 6,000 workers and sprawled across 55 acres (22 hectares) — practically a city within a city.

With the rise of digital photography, however, Kodak’s fortunes began to falter, and Harrow’s commercial viability declined throughout the 2000s. Sections of the site were demolished, sold, or leased. In 2005, film production ceased entirely at Kodak’s UK plants, with 600 jobs lost at Harrow alone. Still, some 1,400 employees carried on working there. The company even considered moving its UK headquarters to Harrow, but in the end, the decision was made to remain in Hemel Hempstead, albeit at a new site.

One detail that always caught my attention in the Harrow factory was the segregation of the staff canteen. There wasn’t just one dining hall for everyone: there were three.

  • The workers’ canteen was a classic industrial dining hall, with long queues, self-service lines, and the inevitable metal trays sliding across the counter as one chose between simple, practical menus.

  • The superintendents’ dining room offered a halfway house — more comfortable, more formal, but still functional.

  • And then there was the directors’ dining room: tables laid with white cloths and proper napkins, where waitresses served full meals at the table. Wine and beer could even be ordered, at subsidized prices.

Three rooms, three menus, three very different ways of eating — all under the same roof. A reminder that Kodak in England wasn’t just a factory, but a reflection of the social hierarchies of its time.


Post Scriptum: An american reader, formerly worker in Rochester, wrote me: 

England and the French factory at Chalon served alcohol at their cafeterias and when I visited Chalon in 1999, that was still the mode. Beer and wine were available for any and all, and when I asked about this, my French counterpart told me that no one took advantage of this because they would be reported and could lead to termination.
In Rochester, there were also three dinning areas within the east side of Kodak Park - much like what was in Harrow. This made sense, because the mid-dining room, where full-scale restaurant quality meals were served at very low prices, was required for taking potential new hires to lunch as well as having team celebrations for performance. The high-end dinning, which was located in the managers building, was set up only for management and their invitees, because during the lunch time, managers could openly discuss issues / topics, etc. without the fear of information leaking. George Eastman, himself, set this up as far back as 1904 but at that time his managers lunch area was in a different building apart from the cafeteria building.
I was fortunate enough to have one chance of dinning in the managers dinning area as part of the celebration of bringing the Kodachrome 200 film to market. The others I frequented occassionally (and of course) including my factory interviews / tour day when I was on-site interviewed for a position there way back in the mid-80's



lunes, 25 de agosto de 2025

LOS LABORATORIOS CINEMATOGRÁFICOS ESPAÑOLES: ENTRE LA LUZ Y EL FUEGO

Durante unos cien años, y hasta el  2012 o 2014,  la industria fotoquímica tenía en España un magno volumen de trabajo, que generaba cientos de puestos de trabajo especializado: miles de salas de cine necesitaban copias en 35 mm, y detrás de cada proyección estaba el trabajo de los laboratorios cinematográficos nacionales.

Los más recordados fueron Fotofilm (de los hermanos Aragonés), con sede en Barcelona y sucursal en Madrid; Cinematiraje Riera, también de origen barcelonés con ramificación madrileña; Madrid Film, fundado por Enrique Blanco en 1910 y activo hasta 2012; y los Laboratorios Arroyo, en el Paseo de Rosales. Todos trabajaban tanto en blanco y negro —con emulsiones nacionales como Valca o Negra— como en color, dominado por Kodak, aunque también se tiraban copias en Agfa, Ferrania 3M, Fuji o Konica. En los últimos años del 35 mm, yo trabajaba con Image Film y DeLuxe (antiguo Fotofilm).

El precio del olvido y las llamas.

El patrimonio cinematográfico español sufrió pérdidas incalculables. Apenas ha sobrevivido un 15 % de la producción muda y se calcula que una cuarta parte de los largometrajes rodados entre la llegada del sonoro y 1954 desaparecieron con el tiempo. El alto coste de copiar en soporte de seguridad, la falta de beneficios tras el estreno y, sobre todo, la ausencia de políticas públicas de conservación explican buena parte de la tragedia.

Pero otra causa fue más cruel: los incendios. El celuloide de nitrato era tan inflamable como inestable. En 1945, un fuego en la sucursal madrileña de Cinematiraje Riera redujo a cenizas 650.000 metros de película, incluidos noticiarios y negativos de largometrajes como Nuestra Natacha o títulos de Filmófono y Cepicsa. En 1950, Madrid Film sufrió otro incendio devastador que destruyó negativos históricos y producciones recientes como Sangre en Castilla (Benito Perojo) o partes de Agustina de Aragón. En 1959, las llamas alcanzaron los Laboratorios Arroyo, y en 1962 fue el turno de los históricos estudios Orphea, primeros en rodar cine sonoro en España.


Una industria frágil.

Tras cada siniestro, los comunicados oficiales solían minimizar las pérdidas, pero la verdad era otra: el cine español veía desaparecer, una y otra vez, pedazos irrecuperables de su memoria. A ello se sumó la dejadez de productores y herederos, más interesados en la explotación inmediata que en la conservación.

Hoy, cuando todo es digital y los laboratorios fotoquímicos han desaparecido, conviene recordar a aquellas empresas que durante décadas iluminaron nuestras pantallas. Y también reconocer que parte de nuestro patrimonio ardió en sus hornos y almacenes, borrado para siempre por el fuego y el olvido.

sábado, 23 de agosto de 2025

AFFORDABLE AAA BATTERY GRIP FOR THE BEAULIEU 2016 AND R16 CAMERAS

Although my blog Mi Mundo en Súper-8 is devoted mainly to S-type 8 mm film, every now and then I also write about other film formats. Today it’s the turn of my beloved Beaulieu 16 mm cameras — the R16 and the 2016.

Beaulieu 2016 with AAA battery grip

I love these cameras, but since I rarely shoot in 16 mm, the original battery grips on both of my cameras failed years ago. Two or three years ago, I bought the new Panasonic Eneelop-powered grips from César Ballesteros of TESTED SUPER8 CAMERAS. As always with this company — of which I’ve been a loyal client for more than twenty years — the workmanship is excellent, the finish impeccable, and they remain the best choice for anyone who shoots 16 mm on a regular basis.


But for filmmakers like me, who only occasionally load a 100-foot roll of 16 mm, perhaps once a year, there is now a practical and economical alternative: a 3D-printed AAA battery grip designed by the German firm AUSGEKNIPST.DE.


WHY THE GRIP MADE BY AUSGEKNIPST.DE MATTERS.

Instead of investing in high-end power units that I’ll hardly ever use, this simple and affordable grip allows me to run my Beaulieu 2016 with just six AAA alkaline batteries or five AAA rechargeable NiMh batteries (Eneloop Pro or EBL 1100 mAh are recommended).

With one set of quality alkaline cells, such as Panasonic Evolta, you can shoot more than 10 rolls of 100 ft (30.5 m) under normal conditions — more than enough for occasional projects.

The adapter may be 3D-printed, but it is robust, precisely engineered, and proudly made in Germany. It features a silicon contact plate with copper rings, a strong PLA+ housing, and reliable metal threading. In practice, it powers the camera smoothly, provides a secure stop, and delivers long runtimes — without the headaches of hunting down rare, expensive, and often unreliable original batteries.

What’s in the package.

  • 1 battery adapter for 6 AAA batteries + 1 end connector

  • Or, as a set: 2 adapters + 1 end cap
    (batteries not included)

Technical specifications.

  • Compatible with 6× AAA batteries

  • Recommended: 5× AAA NiMh rechargeable (1100 mAh)

  • Material: PLA+ housing, silicon contact plate, copper contacts

For occasional 16 mm filmmakers, this little accessory is a lifesaver. It keeps your Beaulieu R16 or 2016 ready to shoot without breaking the bank — a modest investment that ensures peace of mind and the guarantee that your classic camera is always operational when inspiration strikes.

Of course, for filmmakers who work with 16 mm on a regular, professional basis, the best option remains the high-quality grip from TESTED SUPER8 CAMERAS.

Professional Eneloop metallic grip made by Tested Super 8 cameras


viernes, 22 de agosto de 2025

BAUER DIGITAL STEREO MOVIOLA BY MMT

Many readers ask how I synchronize the sound when transferring my Super-8 films into 4K with soud. The process takes place in three steps.

Bauer by MMT can be used as a regular moviola or...

First, the film is carefully cleaned and every splice is inspected. Once that’s done, the image is digitized in 4K frame by frame. In a second stage, the audio is captured separately using a very special moviola: the Bauer Digital Stereo by MMT.

...or used to get digital stereo sound together with the Fumeo by MMT telecine

The third step is the work on the computer, joining both files and dedicating hours to colour grading. This remarkable machine (adapted in Spain by MMT) outputs the soundtrack in digital signal and features quartz-controlled speed, ensuring perfect stability. Among its refinements are LED display for the control of the film speed and a very brilliant LED illumination for the screen: small details that make a huge difference during precision work.


Precisse film speed is seen with the a small LED display

MMT has exported several of these Bauer moviolas worldwide, but this is the only one currently in Spain. A rare treasure for those of us who still believe in giving film the meticulous care it deserves.

Stay tuned: more details coming soon!

Bauer by MMT moviola has USB ports



jueves, 21 de agosto de 2025

MEDIO SIGLO DE LA ENDEMONIADA DEL CORUÑÉS AMANDO DE OSSORIO

El sábado 6 de diciembre de 2025, el SELLIER FILM FESTIVAL celebra el 50 aniversario de "La Endemoniada" (1975), una de las obras más singulares del director de culto coruñés Amando de Ossorio, reconocido internacionalmente como uno de los grandes nombres del cine fantástico y de terror español. Su célebre tetralogía de los zombis templarios lo consagró como figura imprescindible del fantaterror, pero en "La Endemoniada" se atrevió a ofrecer una mirada distinta a las posesiones demoníacas, que en aquellos años arrasaban en las pantallas.


Ossorio no se limita a imitar, sino que expande el mito: introduce misas negras, satanismo y un trasfondo más oscuro que otorgan a la historia una fuerza inédita en el género. La película, además, cuenta con un reparto excepcional, encabezado por dos auténticas musas del terror español y, sobre todo, por la inolvidable Marian Salgado. Su interpretación es sencillamente sobrecogedora: capaz de pasar de la inocencia angelical de su rostro infantil al frío y terrible distanciamiento de la posesión. La película gira alrededor de su personaje, y la joven actriz sostiene con brillantez un papel de enorme exigencia, con una madurez interpretativa que deja en la sombra a muchos de sus compañeros de reparto.

Visualmente, Ossorio regala algunos de los planos más bellos de su filmografía, confirmando su talento estético y narrativo, haciendo de "La Endemoniada"  una pieza imprescindible del fantaterror español y una obra de culto que merece ser revisitada.

Las protagonistas Marian Salgado y Lone Fleming en una diapositiva de la época, disparada por el fotógrafo oficial de Kodak. Ignacio Benedeti y Álex López restauron este material, propiedad de Marian Salgado.

Merece destacarse que la proyección se hará, como es requisito en el SELLIER FILM FESTIVAL, no mediante miserables medios digitales, sino con un auténtico positivo fílmico, pero no uno cualquiera, sino histórico, que fue propiedad del propio Ossorio y que donó a Ignacio Benedeti cuando éste escribió el libro "Amando de Ossorio: un galego fantástico", junto a Xosé Zapata y Rafael Calvo, por encargo de la Universidade da Coruña.  Este material cinematográfico único convierte la sesión en una experiencia irrepetible que sólo se puede ver en La Coruña.

EXPOSICIÓN DE CARTELES.

Los asistentes a esta proyección histórica podrán completar la experiencia disfrutando de una exposición con carteles originales de la época, fotografías y un óleo de Amando de Ossorio, en el Espacio Museístico Sellier,  así como la última felicitación navideña que escribió a Ignacio Benedeti antes de su muerte.

Una cita ineludible para amantes del cine de terror, para quienes valoran la historia del cine gallego y español, y para todo espectador que quiera sentir el magnetismo de Ossorio… en película, en pantalla grande y con la presencia de su inolvidable protagonista.

SELLIER FILM FESTIVAL

SÁBADO 6 DE DICIEMBRE 2025

LA CORUÑA

Entrada gratuita

Servicio de bar.

SELLIER FILM FESTIVAL, solo en cine, en película, SIN CONCESIONES.


miércoles, 20 de agosto de 2025

101 AÑOS DE ED WOOD EN EL SELLIER FILM FESTIVAL

El domingo 7 de diciembre de 2025, la novena edición del SELLIER FILM FESTIVAL rinde homenaje a un cineísta irrepetible: Ed Wood, en el 101 aniversario de su nacimiento. Lo haremos, como corresponde, con la proyección íntegra y en positivo fílmico de Ed Wood (Tim Burton, 1994), esa delicada carta de amor en blanco y negro al cine imperfecto, apasionado y obstinado que representó Wood, en colaboración con el festival italiano LA NOSTRA MEMORIA INQUIETA.

En la sesión se presentará el libro El universo Ed Wood, escrito por Joaquín Vallet, una de las voces más autorizadas en el ámbito de la crítica y la historiografía cinematográfica,  autor de de numerosos volúmenes monográficos, colaborador habitual de la revista Dirigido por…, numerario de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España y de la Academia de Cine Europeo, Vallet comparte con Wood algo esencial: también levanta, como productor y director,  películas de bajo presupuesto, contra viento y marea.

Y es que… ¿qué mejor lugar que el Sellier Film Festival para celebrar a Ed Wood? Un festival de presupuesto inexistente, levantado a pulso por una sola persona y un puñado de voluntarios entusiastas, parece el escenario natural para brindar por el director de Plan 9 from Outer Space. Aquí no hay alfombras rojas, ni cócteles, ni flashes de revistas. Lo que hay es celuloide, pasión y la convicción de que el cine, incluso el más humilde, se proyecta y se comparte.


En este diciembre coruñés, Ed Wood vuelva a la pantalla grande, como le habría gustado: con película, sin filtros ni concesiones.

La película de Tim Burton, más allá de su homenaje a Ed Wood, es una joya en sí misma. La interpretación de Martin Landau como Bela Lugosi, que le valió un merecido Oscar,  conmueve especialmente a quienes lo recordamos con cariño en su papel en Espacio: 1999

Sus gestos, su voz quebrada y su fragilidad dotan al personaje de una humanidad inolvidable. Los decorados, que recrean con precisión y ternura la atmósfera de aquel Hollywood de serie B, nos transportan a un mundo en el que los sueños se rodaban con dos duros y toneladas de fe. Y, por encima de todo, la valentía de Burton de filmarla en blanco y negro, desafiando las convenciones comerciales, le da una textura atemporal que dialoga con el propio mito de Wood.

Por todo ello, ver Ed Wood en una proyección fílmica auténtica, con el grano y la vibración de la película de cine, con el proyector cinematográfico Fumeo ronroneando en la sala, en comunión con el público, es una experiencia irrepetible que ningún amante del séptimo arte debería perderse.


DOMINGO 7 DE DICIEMBRE DE 2025

19:30 HORAS. 

ENTRADA GRATUITA.

SELLIER FILM FESTIVAL 2025 IX EDICIÓN


RARE SQUARE KODAK SUPER-8 SPOOLS

Those of us who filmed in Super-8 still remember the ritual: opening the Kodak lab envelope and finding the classic round 15-meter (50-foot) Kodachrome reel, protected by its familiar circular yellow or black plastic cap. It was part of the identity of the format, almost a ceremony.

That’s why I was astonished when, thanks to a generous gift from César Ballesteros of the well-respected firm Tested Super8 Cameras, I discovered something completely different: black Kodak reels inside a yellow plastic case… but square!

For someone who has lived a lifetime among emulsions, stumbling upon this variant feels almost like uncovering an unknown archaeological piece. And yet, beyond its rarity, the design is undeniably practical for archiving individual films that don’t need to be mounted on larger reels. This square version, manufactured in France, is a curiosity worth noting.

Now the mystery remains, one I share with my readers:
Was Kodachrome ever returned in square cases in other countries besides France?

Any clue or memory you might have will be most welcome to help shed light on this little piece of Super-8 history.

martes, 19 de agosto de 2025

UNA CURIOSIDAD DE ARCHIVO: LA BOBINA KODACHROME CON CAJA CUADRADA

Quienes filmamos en Súper-8 recordamos bien la presentación clásica del Kodachrome en España: la película retornaba del laboratorio de Kodak en su icónica bobina redonda de 15 metros (50 pies), protegida con un cierre circular de plástico, amarillo o negro. Extraerla del sobre del laboratorio era casi un ritual, una seña de identidad del formato.

Por eso, mi sorpresa fue mayúscula al recibir, como amable obsequio de César Ballesteros, de la acreditada firma TESTED SUPER8 CAMERAS, un ejemplar completamente distinto: bobinas negras de Kodak en una caja plástica amarilla… ¡pero cuadrada! Para alguien que lleva toda una vida entre emulsiones, encontrarse con esta variante resulta casi como descubrir una pieza arqueológica desconocida.

El detalle no es menor: este tipo de presentación, fabricada en Francia, resulta especialmente cómoda para archivar películas individuales que no necesiten montarse en bobinas mayores. Un diseño práctico, pensado quizás para mercados concretos.

Me queda ahora la duda que lanzo también a mis lectores: ¿se retornó el Kodachrome en caja cuadrada en algún otro país aparte de Francia? Cualquier pista será bienvenida para desentrañar este pequeño misterio de la historia del Súper-8.

viernes, 15 de agosto de 2025

HEURTIER´S TRIPLE-FORMAT MADNESS: A SOUND PROJECTOR FOR 16 MM, 9.5 MM AND 8 MM

The French projector manufacturer Heurtier was responsible for some of the most audacious—and brilliant—engineering “madness” in the history of small-gauge cinema.

When even Kodak, the very inventor of Super 8, had publicly declared that it was impossible to record sound on the balance stripe, Heurtier—much to the surprise of the industry—shattered that technical barrier in 1972. That year, they unveiled their first stereophonic projector, beating every major Japanese competitor to the punch by a full five years.

Not every Heurtier brainwave was a commercial triumph. One curious idea involved embedding rubies in the pressure plates—right in the middle of the frame—to keep the film perfectly flat in the gate. Ingenious? Perhaps. Successful? Not quite.

Among Heurtier’s most remarkable creations, my personal favorite is the Superson 60 triple-format projector, capable of screening films in 16 mm, 9.5 mm, and 8 mm, with sound on all three gauges. While other companies built dual-format or even triple-format silent machines, only Heurtier ever brought to market a projector that could reproduce audio in all three formats.

This beauty rolled off the production line from the early 1950s until the 1970s. Heurtier ceased operations just in time—in 1981, before the video revolution struck like a hammer. The reason was strategic: once their patents expired, Japanese manufacturers could legally copy the designs and sell similar machines at 40% less. By closing the business in an orderly way, the Heurtier family avoided the financial ruin that swallowed so many other film equipment makers.

lunes, 11 de agosto de 2025

FUJICA M300 AF AND PX 300: AN EXTRAORDINARY LENS

Back when film stock came with magnetic sound stripes pre-applied at the factory, it was far more convenient to shoot on sound film rather than on silent stock and add a separate soundtracks later for sync. For direct-sound filming indoors, one of my favorite cameras was the Fujica M300AF — the very one my wife is holding in the photograph just below.

My wife with my M30AF camera,  with a portable light

The M300AF’s autofocus system was a delight to use, especially in shots at f/1.2 where the subject walked toward the camera: the background would gradually melt into a soft blur, all without the operator touching the focus.

Its  lens — the Fujinon f/1.2 9.7–26 mm — delivers crystal-clear definition (although isn’t EBC coated), even wide open. The same optical system, with added macro capability, was fitted to the Lilliputian and inexpensive Fujica PX300. But yet, strangely, not all PX300 units are as razor-sharp as every M300AF I’ve used.


The reason? The PX300 — a mass-produced model (it was even advertised on Japanese television) — was assembled on an automated production line. The M300AF, by contrast, had each of its lenses individually collimated at the factory. That extra care shows.

Still, the little PX300, designed by the great Shigeo Mizukawa, is a superb camera in its own right. Despite its small size, it boasts a servo-controlled iris that stops down to f/45, a meter lock, manual rewind, and direct light entry to the film without that hateful half-mirror found in so many other cameras.

My own wedding was filmed entirely with the Fujica M300AF, as were all the night and interior sequences of my commemorative documentary “Brezhnev, mon amour” (version is English and Spanish at same time, alternating locution of paragraphs).


BREZHNEV, MON AMOUR from IB CINEMA Motion Picture Films on Vimeo.

jueves, 7 de agosto de 2025

YELCO DS810MT QUARTZMATIC: THE POOR COUSIN OF THE FUJICASCOPE SD20

When it comes to projection, I normally reach for my Fumeo or Beaulieu. But when it's time to record sound directly onto the magnetic tracks of my Super 8 originals, I trust only two machines — both of them never officially sold outside Japan: the Fujicascope SD25 Stereo Quartz and its slightly more modest sibling, the Fujicascope SD20 Quartz.

Yelco 810 converted
Why? Because for me, these aren't just projectors — they're tools worthy of the handcrafted nature of my films. Every frame of my work is created and edited manually, often featuring dozens, sometimes hundreds, of splices. These are not copies, but the originals themselves — filmic incunabula, if you will. And when I add sound to those precious magnetic tracks (hand-applied, no less), I need a machine that can handle constant frame-holds and rewinds without so much as bruising a single sprocket hole.

Only the top-end Fujicascopes deliver that level of precision and gentleness.

Yelco 810 convertion to 360 meters

Why the Fujicascope SD20 and SD25 are in a Class of Their Own

Here’s what sets them apart:

  1. Total reliability: They don’t damage even the most delicate, irreplaceable reversal film.

  2. Quick unthreading: Essential when stopping mid-session during sound recording.

  3. High sound quality, even with challenging magnetic coatings.

  4. Permalloy heads: Tough enough to withstand even poorly applied liquid-type tracks, during years and years.

  5. Outstanding lens: Both models come with the legendary Fujinon f/1.0, a true gem.

  6. Quartz sync module: Holds speed with digital precision; variable speed is adjustable from 16 to 26 fps.

  7. Large reel capacity: Handles up to 360 meters of film (triacetate).

  8. Strobe light on the SD20, for precise frame adjustments.

  9. The SD25 takes it further: LED digital frame counter, runtime display, programmable microprocessor effects, and independent LED VU meters for each track.
    It’s a beautiful collision of 21st-century digital control and 19th-century mechano-chemical magic.

Finding either model outside Japan is nearly impossible. I was lucky to bring both back from a 2005 trip — including the step-down transformers required to run them on Japan’s native 100 volts.

Fujicascope SD25

Enter the Poor Cousin: The YELCO DS810MT Quartz

Now, for those outside Japan seeking an alternative — there is one, if you're patient: the YELCO DS810MT Quartz.

It’s essentially the SD20’s less glamorous sibling — sharing the same quartz-controlled motor and internal clock, but with some compromises:

  • A rather mediocre lens (the standard f/1.3 15–25 mm zoom),

  • No pause-position frame stop (a frustrating omission),

  • Reel capacity reduced to 240 meters,

  • Overall, fewer refinements.

But here’s the silver lining: most of these shortcomings can be fixed. With a little technical work, and at a fraction of the cost, you can turn a YELCO DS810MT into something very close to a Fujicascope SD20.

Why the YELCO Brand?

Fujicascope projectors were originally designed and built by Yamawa, a joint venture between Fujifilm and Rank Xerox, intended solely to manufacture high-end projectors under the Fujicascope name.

As Super 8 began its decline in the late 1970s, Yamawa started rebranding simplified versions of their designs under other names: Bell & Howell, Minolta, Yashica, and, eventually, Porst in Germany, and Yelco in Spain, the UK, and Argentina. These versions were often sold cheaply — the catch? No multinational warranty coverage.

Final Thoughts

One day, I’ll publish a full technical breakdown of the YELCO DS810MT Quartz. But for now, let me say this: if you're venturing into the world of Super 8 sound recording, and stumble upon one of these projectors, grab it.

With a few tweaks, this so-called “poor cousin” might just become your most loyal studio companion.

Note: this text is a digest of my article published in the blog some years ago.

CLICK HERE, PLEASE, for know how to convert a 810 projector: https://mimundoensuper-8.blogspot.com/2024/10/810-mt-quartzmatic-adapted-for-360.html?m=1

miércoles, 6 de agosto de 2025

CENTURY PRECISION 3.5 MM FOR THE FUJICA ZC1000N. When wide isn’t wide enough.

Among the official accessories for the legendary Fujica ZC1000N is one of the finest wide-angle lenses ever made for small format filmmaking: the superb EBC Fujinon 5.5 mm f/1.8. Sharp edge to edge, with virtually no distortion and an impressive depth of field even wide open, it’s a lens that performs miracles — and even includes macro focusing.

But sometimes, even 5.5 mm isn’t quite wide enough.

In those rare instances, I reach for the crown jewel of my collection: the ultra-rare Century Precision 3.5 mm f/1.8, originally designed for 16 mm film cameras, but which adapts beautifully to the Fujica ZC1000N and the Single-8 format.

The result? Breathtaking. While it doesn’t quite match the razor-sharp definition of the EBC Fujinon 5.5 mm when used wide open, it opens up a whole new world of possibilities in tight spaces or when looking to push perspective to the extreme.

One caveat: the Century lens has no front thread for filters — which means it rarely leaves the studio. But when it does... it delivers.



domingo, 3 de agosto de 2025

SINGLE 8 STORY: LA BIBLIA DEL SINGLE-8.

Todos mis lectores saben que, desde antes de ir a la universidad en mi querida Barcelona, hace medio siglo, soy un firme defensor del sistema Single-8. La película y el formato es el mismo que el Súper-8: película de 8 mm con perforaciones tipo S. La diferencia está únicamente en la presentación: el cargador de Súper-8 es coaxial con un solo eje, mientras que el de Single-8 tiene dos ejes (de forma que se puede filmar marcha atrás en toda su integridad, o rebobinar), es recargable, no lleva presor (sino que incluso las cámaras mas baratas para este tipo de cartuchos, llevan su propio presor metálico) y, muy importante, el arrastre de la película es por debajo de la ventanilla, “tirando” de la película, como todos los pasos de cine, excepto el Súper 8, en que la uña de arrastre se encuentra por encima de la ventanilla, y “empuja” la película hacia abajo. Toda esta serie de factores motivan que, filmando con cartuchos de Single-8, la estabilidad de la imagen sea superlativa y que los cartuchos nunca se atasquen.


Por otra parte, el Single-8 permite filmar "con la mejor cámara de 8 mm jamás fabricada" (Ivan Watson dixit): la nunca suficientemente ponderada Fujica ZC1000N, que me ha acompañado desde los desiertos africanos hasta el corazón mismo de la Antártida, en trabajos profesionales durante medio siglo, sin la menor falla en todas estas décadas. La ZC1000N tiene doble sistema de obturador variable, contador digital de fotogramas, montura tipo C, 72 fotogramas por segundo, motor exterior de exposición lenta y, entre otras golosinas técnicas, arrastre con garfio de dos uñas después de la ventanilla y un segundo garfio antes de la ventanilla para filmar marcha atrás la totalidad del cartucho sin variación en la línea de encuadre.


Pese a todas estas ventajas, el single-8 nunca obtuvo la popularidad que se merecía (excepto en el Japón y Holanda), por una razón: la ausencia de disponibilidad de la mejor película, el Kodachrome (al menos, para el gran público, no para mi, que filmé Kodachrome en Single-8, recargándome yo mismo los cartuchos que enviaba a revelar a Dwayne’s. Tengo que puntualizar, sin embargo, que el Fujicolor disponible entre 1965 y 1973 es casi tan bueno e inmune al desvanecimiento como el Kodachrome y que el Fujichrome tipo N, fabricada entre el año 2000 y 2012 es de altísima calidad).


Filmando, pues, toda mi vida en cartuchos de Single-8, la llegada del libro de Jürgen Lossau y Samuel Preston SINGLE-8 STORY, presentado en inglés y alemán simultáneamente, ha colmado todas mis espectativas: abundante información nunca antes publicada, excepcionales ilustraciones y una muy buena calidad de impresión en un volumen de gran formato. 


El libro se encuentra dividido en varias secciones, con textos de gran interés, como las diferencias que hay entre la ZC1000 normal, fabricada entre 1974 y 1979, y la mejorada ZC1000 New, producida entre 1979 y 1982, con una montura C, de bronce, reforzada para admitir objetivos de mucho peso, entre otras prestaciones. Con este libro, el neófito podrá distinguir a primera vista entre ambos tipos de ZC1000. Por supuesto, esta cámara se muestra muy bien estudiada. 


La obra Lossau pasa revista, pormenorizadamente, a cada una de las cámaras de Single-8 producidas e, incluso, dedica un capítulo a informar de las fechas de publicación de cada cámara de Single-8, y no sólo de Fujifilm, sino también de otros fabricantes como Canon, Elmo o Konica. 



Una investigación profunda analiza como se gestó el sistema de Single-8, en 1959, y las vicisitudes que tuvo que vivir hasta llegar al mercado en 1965. Otro capítulo relata la asombrosa cámara Fujica ZS400 que permite registrar sonido óptico con cualquier cartucho de Single-8 mudo. 

Una de las partes mas interesantes es la entrevista que, recientemente, Tak Kohyama hizo a Shigeo Mizukawa, diseñador de la ZC1000, entre otras cámaras de Fuji. Conozco a Shigeo personalmente. Por eso, me encanta que se acuerde de mí cuando dice: "Ignacio Benedeti rueda sus documentales en todo el mundo con la ZC1000 con película Kodak cargada en cartuchos de Single-8. Su cámara jamás dejó de funcionar, en cincuenta años, incluso en las bajas temperaturas de la Antártida".


También, me emociona que el maestro Kohyama, al que conozco desde hace mas de un cuarto de siglo,  comente: "Ignacio Benedeti ha estado filmando con la ZC1000 desde hace casi medio siglo. Siempre admiré sus proyectos cinematográficos, por lo que yo mismo compré una ZC1000"

Una sección final del libro reproduce folletos que, a lo largo de los años, ha editado Fujifilm para promover y mantener el sistema, en una labor encomiable que mantuvo entre 1965 y 2014.


Escribí esta reseña mientras cuido de mi madre de 92 años, delicada de salud 

El libro "Single-8 Story" es fundamental en la biblioteca de cualquier entusiasta del cine en pequeño formato. Su compra es la mejor inversión que he hecho este 2025 para mi biblioteca pues, estoy seguro, que lo releeré muchas veces en los años que vengan. 

El libro se puede comprar a través del siguiente enlace: https://www.super8mag.de/shop/