Ello no significa que no siga habiendo estrenos en 35 mm y 16 mm. Por ejemplo, el largometraje documental "Spitsbergen: el guardián del Ártico", sobre el calentamiento global (en gallego, "Spitsbergen, O Gardián do Ártico"), será estrenado y distribuido en glorioso 16 mm, este verano, con una ventana de 6 meses sobre la versión digital.
¿CÓMO ERAN LOS ALQUILERES EN 16 MM?
Las películas llegaban al exhibidor en unos maletines (en lugar de las habituales sacas de 35 mm) y, a diferencia de las de 35 mm, que venían en núcleos, ya en sus bobinas (plásticas o metálicas, dependiendo del distribuidor).
Muchos distribuidores también enviaban una bobina vacía, receptora, para que el exhibidor no tuviese necesidad de rebobinar las películas. De esta forma, el distribuidor inspeccionaba y repasaba la copia al recibirla, antes de enviarla al siguiente cliente.
El mercado del 16 mm fue mayoritariamente non theatrical, esto es, sin cobro de entrada, en colegios, museos, fundaciones, fuerzas armadas, cruceros, universidades, cárceles, salones parroquiales y filmotecas. En la época de Franco, muchas películas cuya distribución no se hacía en 35 mm por motivos de censura (por ejemplo, buena parte del cine soviético), se distribuían en cambio sin cortes en versión original subtitulada para su exhibición en cine clubs, como el Aldebarán de La Coruña.
La última multinacional norteamericanana que mantuvo el 16 mm fue Fox, con positivos que llegaban de Estados Unidos, en soporte de poliéster y banda de sonido óptico estereofónico, que en el caso de ciertos títulos, como "Alien: Resurrección", tirados en laboratorios de Hollywood, rivalizaban en calidad de imagen con la misma copia de 35 mm de tercera generación hecha en España.
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