Hace hoy sesenta años, el 14 de agosto 1963, Philips puso a la venta los primeros cassettes de sonido "compact cassette" (que había presentado el año anterior), y que algunos todavía usamos profesionalmente: casi todos los sonidos directos de mis filmaciones los suelo registrar en cinta de cassette.
Para no desgastar mi vinilo ffrr de 1954, paso hoy su contenido a cinta de cassette de óxido de berilio (posición "cromo") |
Desde mediados de los años sesenta, las cassettes rápidamente se convirtieron en el soporte preferido para la grabación musical a nivel particular y, a partir de los setenta, la única solución barata para muchos artistas independientes.
Gracias a los radiocassettes de los coches, las cintas se convirtieron en indispensables para cualquier vehículo en los años ochenta. Un buen empujón en las ventas fue la propagación, en los años ochenta, de los walkman (aparatos de reproducción portátiles).
El uso de la cinta de cassette llegó a muy diversos ámbitos ajenos al musical, como los contestadores automáticos, el audiolibro o los cursos por correspondencia. Las cassettes se convirtieron en el soporte para salvar los programas de los primeros ordenadores domésticos, como el Commodore 64 o el Spectrum. Incluso existió un sistema de grabación de video, el Pixelvision, hoy de culto, que empleaba cintas de cassette corrientes.
Los juzgados ingleses, las policías británicas y estadounidenses, así como otros organismos en ambos países, siguen confiando, 60 años después, en las fiables cintas de cassette.
En la parte posterior, cada cinta de cassette tiene una lengüeta de plástico que, si se quita, impide el borrado accidental: esto es lo que estoy haciendo ahora, como siempre llevé a cabo durante décadas.
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