Cuando hablamos de proyectores de Súper-8 con potencia luminosa descomunal, hay modelos que inmediatamente vienen a la mente del connoisseur: el Fumeo 9145, con su lámpara de xenón 500 capaz de alcanzar los 1.500 lúmenes; el legendario Beaulieu HTI250, que llega a unos 1.600 lúmenes; o el icónico Elmo GS1200 Xenon 250, que, equipado con el objetivo 1.0, tal vez roce los 1.000 lúmenes. Le siguen de cerca modelos como el Fumeo 9143 (también con unos 1.000 lúmenes, con la HTI250) y el 9139, que alcanza los 800 lúmenes, con la Marc 300. Todos ellos, fabricados a finales del siglo pasado.
Pero entonces… llegó el siglo XXI y, con él, una nueva bestia comenzó a gestarse.
Fumeo estaba explorando nuevas posibilidades, y puso a prueba una innovadora lámpara desarrollada para los proyectores digitales de auditorio por un reconocido fabricante japonés. Este avance fue pensado para un modelo muy especial: el FUMEO 9119 HP STEREO XENON.
Tras el cierre de la fábrica, un técnico visionario de Fumeo —poco antes de fallecer— logró adaptar dos o tres unidades del 9119 a esta nueva tecnología. Uno de ellos, afortunadamente, está hoy en manos de mi amigo Alberto Vangelisti, el director del famoso laboratorio especializado en aplicaciones de bandas magnéticas y doblaje Movie Magnetic, y que comparte conmigo la pasión por Fumeo.
¿Qué tiene de especial esta adaptación? Primero, su diseño es compacto y sin necesidad de rectificador externo, algo inédito en estos niveles de potencia. Pero lo verdaderamente impresionante es su rendimiento: ¡3.000 lúmenes reales de luz desbordante!
Esta misma semana, Alberto proyectó una película con su Fumeo 9119 HP en una sala de cine... y nadie, absolutamente nadie del público notó que era Súper-8. La calidad de imagen, el brillo, la definición… todo, absolutamente todo, parecía emanado de un formato mucho mayor. Y ahí está la magia.
El FUMEO 9119 HP STEREO XENON no es solo un proyector, es una joya de ingeniería cinematográfica artesanal, una explosión de luz que hace que el Súper-8 brille como nunca fue ni imaginado por Kodak.
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