Esta proyección, en la pequeña sala privada de la Cinemateca de Galicia- IB Cinema, se hace usando el proyector de cine Fumeo 9135, el mismo que equipa la mal llamada "filmoteca" de Galicia-CGAI, expulsada de la FIAF, al que supera, sin embargo, en refinamientos técnicos que el organismo oficial no encargó por desconocimiento y falta de cualificación de sus responsables.
Comparte, con el del CGAI, esa bomba de luz que es la lámpara xenón de 500 W, el amplificador, el cuerpo y buena parte del crono, pero ahí acaban las similitudes.
El Fumeo 9135 de la Cinemateca de Galicia- IB Cinema supera al del CGAI en golosinas técnicas fundamentales, imprescindibles para trabajar con material de archivo, de las que enumeramos unas pocas:
2) Ventanilla de altura graduable: para exhibiciones en el formato correcto de aquellas películas distintas del 1.33, como 1.66 ("Viridiana", por ejemplo) o 1.85.
3) Cabeza mecánica desmodrónica: estabilidad de imagen superior.
4) Cabeza mecánica para Súper-16 mm: en menos de cinco minutos, posibilidad de proyectar en Súper-16 (formato que aprovecha para la imagen el espacio reservado para la pista de sonido)
5) Zapatas para los rodillos dentados: muy útiles para películas contraídas.
6) Arrastre con dos o tres uñas, a elección.
7) Formador de bucle no sólo superior sino inferior
8) Cabeza mecánica de apertura total; y, por no seguir,
9) Contrapresor intercambiable en grosor y materiales.
Aunque a la proyección sólo esperaba un espectador, el buen amigo Javier, antes de la misma, como si fuera para una audiencia numerosa, se probó el proyector con unos minutos de la película para verficar que todo se encontrase ajustado a las especificaciones requeridas. Naturalmente, se verifica también el correcto funcionamiento del apagado gradual de la sala, la apertura de cortinas, así como la luz roja del escenario e, incluso, el timbre.
Este largometraje, dado que a muchos, hoy en día, les sorprende que se rodase en la España de Franco, tal vez se debe recordar que la censura sólo sugirió unos cambios al final de la obra, cambios que, lejos de empeorar la trama, la mejoraron, en consideración del propio Buñuel.
Filmarla en España le generó a Buñuel insultos por parte de la izquierda mas anti demócrata. El de Calanda ya en su día había sufrido en sus carnes las iras siniestras, cuando la II República censuró su documental sobre las Hurdes.
"Viridiana" ganó, en 1961, la Palma de Oro en Cannes, galardón que, como Buñuel se encontraba enfermo, recogió el director general de cinematografía franquista. Desgraciadamente, la película no agradó en el Vaticano, cuyo periódico oficial, "L´Osservatore Romano" , llegó a calificarla de blasfema, de forma que consiguió prohibir su exhibición tanto en Italia como en España. Franco, que la había visto dos veces, no la consideraba así en modo alguno: "son bromas de baturros", sentenció.
Pero, al igual que al gobierno democrático italiano, a él, como paladín de la Cristiandad y uno de los pocos miembros de la Suprema Orden de Cristo (la máxima distinción vaticana), no le quedó otra que plegarse a los deseos de una curia que veía la película sin pasar de lo más obvio.
Absolutamente, no. Buñuel emplea toda clase de símbolos religiosos, de forma justificada, en lo que es una hermosa alegoría de Jesús, por el fracaso de la misión encomendada por Dios: no existe blasfemia sino una mirada, con toques surrealistas, a un mundo que es imposible salvar.
"Viridiana", además de ser una película importantísima para La Coruña, patria chica de Fernando Rey, es fundamental en la historia no sólo del cine español, sino universal. Todo un clásico que hay que disfrutar como fue concebido: en una proyección con auténtica película de cine.
Vídeo, grabado con el móvil, del inicio de la proyección:
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