viernes, 5 de diciembre de 2025

STABILITY: THE KEY TO A FILM ARCHIVE. Notes from a Film Archivist

Anyone who works with and appreciates photochemical cinema knows an essential truth: films must be preserved in the right conditions. A true film archive is not merely a place to store reels; it is a microclimate, a delicate atmosphere that must remain unaltered year after year so that time does not become the enemy of film materials.

Stability is, indeed, the cornerstone of every film archive. As important as keeping the temperature as low as possible is ensuring that it does not fluctuate—that it does not suffer sudden swings of heat or cold that might cause the material to expand, contract, or release compounds that eventually lead to the dreaded vinegar syndrome, color fading, or emulsion brittleness.

In our archive, we maintain a constant temperature throughout the year that never drops below 15°C nor exceeds 20°C seasonally (and the daily fluctuation never surpasses two degrees). It may seem like a generous margin, but achieving such a stable, seasonally immovable range is no small feat—especially in Galicia, where the seasons sometimes appear to compete to see which can introduce the most humidity into the air.

Today, for instance, the thermometer outside reads 9°C, and the hygrometer shoots up to 86% humidity. A perfectly ordinary day here. Yet upon entering the archive, the contrast is almost supernatural: a thermal and atmospheric calm entirely detached from the Galician squall, with a stable 53% humidity and a perfectly contained temperature.

To those who do not work with film, these figures may look like mere technical details. But anyone who studies photochemical cinema—especially those who must safeguard fragile cellulose triacetate materials more than half a century old—knows that the life of the images is quite literally at stake in those numbers.

For a film is not just a support. It is memory, light captured, time held still. Every frame preserved in its integrity is a victory against oblivion, a commitment to permanence. And such permanence can only be achieved through stability: the constancy of a climate that protects what was filmed, lived, and projected.

In a land like my beloved Galicia, naturally rich in humidity, maintaining an archive at 50% relative humidity and within a stable thermal range is almost an act of cultural resistance. But it is precisely that resistance—that tenacity with something both artisanal and romantic—that allows future generations to keep hearing the mechanical hum of a projector and to witness, as if newly developed, images born decades ago.

Film, ultimately, is a living organism. And like all living things, it needs stability in order to keep breathing.



jueves, 4 de diciembre de 2025

ESTABILIDAD: LA CLAVE DE UN ARCHIVO FÍLMICO. Notas de un archivista cinematográfico.

Quien trabaja y aprecia cine fílmico conoce una verdad esencial: las películas se deben conservar en condiciones. El verdadero archivo cinematográfico no es un lugar donde meramente guardar las películas; es un microclima, una delicada atmósfera que debe permanecer inalterable año tras año para que el tiempo no se convierta en enemigo de los materiales fílmicos.

La estabilidad es, en efecto, la piedra angular de todo archivo cinematográfico. Tan importante como mantener una temperatura lo más baja posible resulta imprescindible que no oscile, que no sufra sacudidas súbitas de calor o frío que obliguen al material a expandirse, contraerse o liberar compuestos que, a la larga, desencadenan el temido síndrome del vinagre, la decoloración o la fragilización de la emulsión.

En nuestro archivo mantenemos, durante todo el año, una temperatura constante que nunca desciende de los 15 grados Celsius ni supera los 20 estacionalmente (la oscilación diaria nunca supera los dos grados). Puede parecer un margen amplio, pero lograr esa franja estable, estacionalmente inamovible, no es tarea menor. Especialmente en Galicia, donde las estaciones parecen a veces competir entre sí por ver cuál introduce más humedad en el ambiente.

Hoy, sin ir más lejos, el termómetro exterior marca 9 grados, y el higrómetro se dispara hasta un 86% de humedad. Un día completamente ordinario aquí. Sin embargo, al entrar en el archivo la diferencia es casi sobrenatural: una calma térmica y atmosférica que se mantiene ajena a la galerna gallega, con una humedad estable del 53% y una temperatura perfectamente contenida.

Quien no trabaja con cine puede pensar que estas cifras son meras curiosidades técnicas. Pero para cualquier estudioso de lo fílmico, especialmente si tiene que custodiar frágiles materiales en triacetato de celulosa con más de medio siglo, sabe que en esos números se juega literalmente la vida de las imágenes.

Porque una película no es solo un soporte. Es memoria, es luz atrapada, es tiempo retenido. Cada fotograma preservado en su integridad es una victoria frente al olvido, una decisión a favor de la permanencia. Y esa permanencia solo puede alcanzarse mediante la estabilidad: la constancia de un clima que proteja lo que fue rodado, vivido y proyectado.

En una tierra como la de mi amada Galicia, húmeda por naturaleza, lograr un archivo que mantenga el 50% de humedad y un rango térmico estable es casi un acto de resistencia cultural. Pero es precisamente esa resistencia, esa tenacidad que también tiene algo de artesanal y romántico, la que permite que generaciones futuras puedan seguir escuchando el rumor mecánico de un proyector y contemplar, como recién reveladas, imágenes nacidas hace décadas.

Lo fílmico, a la postre, es un organismo vivo. Y como todo lo vivo, necesita estabilidad para seguir respirando.



martes, 11 de noviembre de 2025

SE POSPONE LA IX EDICIÓN DEL SELLIER FILM FESTIVAL

Por causas de fuerza mayor, derivadas del agravamiento de la enfermedad de un familiar muy cercano de su director, así como de un accidente sufrido por su principal colaborador, Javier Suárez, la organización del Sellier Film Festival se ve obligada a posponer la celebración de su IX edición, prevista inicialmente para diciembre de 2025.

El festival no se anula, sino que se aplaza, con la intención de llevar a cabo dos ediciones en el año 2026, de forma excepcional: la correspondiente a 2025 (ya completamente programada) y la habitual de diciembre.

Desde la dirección del festival, que llevamos meses trabajando en la IX edición,  pedimos disculpas por esta situación imprevista y agradecemos de corazón el apoyo constante de amigos, colaboradores y público, que hacen posible mantener vivo este proyecto independiente, dedicado en cuerpo y alma al cine en película, sin concesiones.

Reiteramos nuestra petición de disculpas ante cualquier molestia. 

La organización del Sellier Film Festival





domingo, 9 de noviembre de 2025

EYE SIGHT +2 ADJUSTMENT LENS FOR THE ZC1000N

Since the late 1970s, my Fujica ZC1000N has been my faithful companion, steadfast and precise , through every stage of my life, both personal and professional. Few machines have shared so much of my time, my travels, and my light as this magnificent camera, a masterpiece of Japanese engineering that continues to operate today as if it had just left the factory floor.

Back in the mid-1980s, when Fujifilm Spain stopped selling ZC1000 accessories, I was lucky enough to purchase the entire range — at a very reasonable price. I confess that some of those accessories went straight into storage; I bought them not for immediate use, but because I somehow knew that, one day, they would prove indispensable.

Well, that day arrived… forty years later.

One of those forgotten treasures was the extra eyesight adjustment lens, designed to fine-tune the camera’s diopter range.
The standard viewfinder on the ZC1000N already offers built-in diopter adjustment from –4 to +2, which had always been perfectly adequate for me... until recently.

A routine visit to the ophthalmologist, however, revealed a small but crucial change in my eyesight. Normally, that would have meant trouble: with most motion-picture cameras, such variations are a headache (literally). But not with the ZC1000N.

I simply took the small threaded adapter marked “+2 Diopter”, screwed it gently onto the eyepiece… and voilà! Through the viewfinder, I can now see as clearly as I did when I was 18.

The focus snaps instantly, the grain is razor-sharp, and the frame lines glow with that perfect precision that only an optical reflex system can deliver.


Once again, Fujica proves what I’ve always said: the ZC1000N was built not only to last, but to grow old gracefully with its owner — adapting, decade after decade, to every change life brings.

In a world obsessed with obsolescence, this camera, designed by my friend the great Shigeo Mizukawa,  remains timeless… and, thanks to that little diopter lens, so do I.



jueves, 6 de noviembre de 2025

EL SÚPER-8 ES PURA MAGIA: La emoción insustituible de proyectar el original que “vivió” el rodaje

Hay momentos en los que uno recuerda por qué sigue haciendo cine en película cuando lo fácil, lo rápido, lo “modelno” para los politicastros, sería hacerlo en digital. Sin embargo, ninguna tecnología del mundo puede igualar la emoción profunda, íntima y casi sagrada de proyectar un original inversible de Súper-8 ante un público.

Volví a experimentar esa sensación mientras proyectaba, en un colegio, uno de las bobinas originales de Kodak Ektachrome 100, filmado durante el rodaje de “Spitsbergen, O Gardián do Ártico”. No era una copia, ni una digitalización, ni un archivo en un USB: era exactamente el mismo fragmento de película que estuvo allí, en el Ártico, respirando el mismo aire que yo respiré, congelándose en el hielo polar, vibrando dentro de la cámara al ritmo del motor, capturando la luz pura del norte, aquella que solo existe más allá del paralelo 78.

Cuando esa película pasa ante la ventanilla de proyección, algo ocurre. No solo se proyectan imágenes: se proyecta memoria, tiempo, verdadLos alumnos, sentados en silencio, observaban atentos mientras la luz atravesaba la emulsión que había viajado conmigo sobre el hielo, a bordo de un "Malmö" con 75 años, por los fiordos de Spitsbergen. Yo no veía solo un público: veía cómo los adolescentes entraban en comunión con esas imágenes que no pasan por pantallas, filtros, algoritmos ni compresiones. Es luz pura transformada en emoción.

Y entonces uno siente algo que ningún monitor, ni el mejor proyector digital 8K del mundo, podrá jamás reproducir: la certeza de que están viendo exactamente lo mismo que vio el autor al revelar la película por primera vez, sin intermediarios, sin reinterpretaciones, sin procesado, como un mensaje embotellado que llega intacto después de atravesar el tiempo y la distancia.

Porque cada fotograma de Súper-8 es único. No hay copia idéntica, no hay “CTRL+C, CTRL+V”. Ese original es un objeto físico que estuvo en el lugar, capturó la luz de ese instante irrepetible y ahora la comparte, de tú a tú, con quienes se sientan a oscuras frente a la pantalla.

Quizá por eso, cada vez que proyecto un original inversible ante jóvenes, tengo la sensación de estar entregando un pequeño tesoro. Algunos notan la textura, otros la calidez, otros el latido mecánico del proyector… pero todos perciben , aunque no sepan explicarlo,  que están ante algo auténtico, con alma.

Eso es lo que sigue haciendo del Súper-8 un milagro pequeño pero poderoso. Mientras exista alguien dispuesto a cargar una cámara, medir la luz, oír el zumbido del motor, oler el carrete al abrirlo y proyectarlo después ante otros, el cine seguirá siendo un acto humano, artesanal y trascendente.

Sí, amigos: el Súper-8 es pura magia. Y compartirla con la siguiente generación es la mayor recompensa.

sábado, 1 de noviembre de 2025

EL BRAZO DE SANTA TERESA DE JESÚS… APLICADO AL SÚPER-8. (O cómo evangelizar con fotogramas)

Este fin de semana, Dios mediante,  me dispongo a montar el cortometraje en Súper-8 “Los Statler y Waldorf de La Coruña”, pero no como Dios manda, sino como Santa Teresa de Jesús inspiraPorque esta vez, amigos, el ritmo del montaje será divino, literal y milimétrico.

Sí, han leído bien: cada plano será medido con un metro que reproduce la longitud exacta del brazo incorrupto de Santa Teresa de Jesús. Ni más, ni menos. El metraje de la mayor parte de los planos corresponderá a la longitud del santo brazo (o a sus múltiplos y submúltiplos, que para algo existe la matemática celestial).

La razón de semejante liturgia fílmica es que, durante el rodaje, decidí invocar la protección divina de Santa Teresa, y así resultó todo bien, cuando presagiaba que todo debería haber salido mal.

En la mesa de montaje, la medida del Brazo de Santa Teresa

Y cuando digo todo, es TODO:

1) La película usada empleada fue la Kodak EXR 50, una emulsión que jamás existió para Súper-8, a partir de restos de 35 mm (literalmente). 

2) Caducada hace 25 años;

3) Cortada y reperforada artesanalmente por el Miguel Ángel del Súper-8 ucraniano Viktor Supereightutilizando una máquina íntegramente diseñada y construida por él. Reperforar película virgen de Súper-8 con precisión y sin veladuras es una hazaña que falla hasta en fábricas, pero… ¡milagro!: salió perfecta.

Superado eso, el material virgen aún tenía que salir de una Ucrania en guerra y llegar hasta los confines de Europa, mi ciudad de La Coruña, en Galicia, el Finisterre del Súper-8.
Nueva ocasión para que el proyecto naufragara como la Armada Invencible.

Pero no: llegó en paz, sin aduanas diabólicas, sin daños por los rayos-X: ¡otro milagro!

Después vino la parte temeraria: cargarla en un único cartucho de Single-8 y revelarla aquí
—sin experiencia previa con este tipo de emulsión-, empleando una fórmula arcana que encontró Álex en un viejo libro norteamericano. De nuevo, lo improbable sucedió: todo salió bien.

Tras tantas circunstancias milagrosas, ¿cómo no voy a montar la película siguiendo una medida sagrada? Es lo mínimo.

La Kodak EXR50 cargada en la ZC1000

UN MONTAJE CON GRACIA (DIVINA). 

No puedo dedicar al montaje mucho tiempo por motivos familiares, así que tardaré unas dos semanas en concluirlo. Pero sospecho que el resultado hará reír incluso a los mismísimos Statler y Waldorf desde su palco celestial.

Y si alguien duda de los milagros, aquí está la prueba: una película imposible que no debía impresionar nada, funcionó. ¡¡¡Gracias, Santa Teresa!!! Prometo proyectarla con incienso si hace falta, para éxtasis de todos los espectadores.

Fotografía con película Kodak Plus


jueves, 30 de octubre de 2025

UNA “JUBILACIÓN” PARA EL FUMEO 9143… CON RESURRECCIÓN

Hay máquinas que, por su fiabilidad y nobleza, se ganan un lugar especial en nuestra historia personal. En mi caso, uno de esos compañeros en el viaje cinematográfico de mi vida ha sido el Fumeo 9143 HTI, un proyector de Súper-8 profesional concebido en su día para una misión alucinante… y casi increíble en la marca favorita del Vaticano.


NACIDO PARA SOBREVIVIR DONDE OTROS CAÍAN.

El Fumeo 9143 fue diseñado expresamente en la fábrica de Milán para una cadena de cines pornográficos de Estados Unidos que necesitaban proyectores de Súper-8 de gran potencia luminosa capaces de resistir sesiones maratonianas, día tras día, sin desfallecer.

Su competidor, el Beaulieu HTI 250, no soportaba el ritmo. Por ello, Fumeo desarrolló este 9143 con la entonces revolucionaria lámpara Osram HTI 250, ofreciendo una potencia lumínica extraordinaria para su tiempo en un tamaño mucho mas compacto que el descomunal Fumeo 9145 xenón 500 y mas económico para trabajar que el 9139 con la ultracara lámpara Marc 300.

Mi unidad -un prototipo muy inicial - llegó a mis manos y trabajó sin descanso durante décadas. Proyecciones en casas de cultura, festivales, exhibiciones al aire libre… nunca, jamás, me dio un disgusto. Pero incluso los héroes merecen descanso, la jubilación... ¿o quizá no?

Hace unas semanas decidí darle una jubilación digna. Pero atención: jubilación no significa retiro: ahora comienza su segunda vida.


LA MAGIA DEL FARERO: LA RESURRECCIÓN CON LED. 

Mi querido 9143 ha pasado a manos del mago de la luz, José Luissí, el farero— quien va a llevar o a cabo una conversión a LED bajo el sello de L&L Technologies.

Y la comparación habla por sí sola:

ProyectorIluminaciónLúmenes aprox.Ventajas
Fumeo 9143 HTIHTI 250~1300 lmAlta potencia, pero vida corta de lámpara y calor
Fumeo 9119 (convertido por L&L)LED~1300 lmMiles de horas, sin rectificador, sin ruido de ventilación

Como ya he tenido ocasión de comprobar con un par de proyectores Fumeo 9119 de Súper-8, la iluminación LED desarrollada por José Luis iguala la potencia de la HTI… pero con miles de horas de vida útil, sin rectificador, sin el ruido infernal del ventilador y sin el estrés térmico de las lámparas de descarga.



EL 9143 HA MUERTO… ¡PERO HA RENACIDO COMO 9147!

Estoy seguro de que, desde el cielo de los proyectores, el gran Angelo Bianchi (alma histórica de Fumeo) aprobará con una sonrisa esta metamorfosis. Porque una de sus mejores creaciones no desaparece: evoluciona. Y este Fumeo, que tanto dio a la luz durante su vida HTI, volverá a proyectar,  ahora con luz fría, silenciosa y para la eternidad.