Un festival como el Sellier Film Festival, que tiene como pilar fundamental no aceptar subvenciones públicas, debe llevarse a cabo durante 4 días como máximo, dado que al ser la programación íntegramente fílmica, con película (no en video digital, como el resto de festivales bien regados con subvenciones del contribuyente pese a que lo digital es algo exento de dificultades), conlleva un trabajo enorme imposible de sobrellevar mas tiempo.
Esta VIII edición, han quedado fuera las siguientes maravillas:
1) Proyección en fílmico, por primera vez en España, de la película triunfadora este 2024 en los Óscar: el magnum opus de Chris Nolan "Oppenheimer".
2) Proyección en fílmico de "Satanás", coincidiendo con su 90 aniversario.
3) Charla de Ignacio Benedeti para conmemorar el 70 aniversario de la serie "Disneylandia", con la proyección de emblemáticas secuencias en fílmico, nunca antes vistas en España de esta forma, en lo que sería un raro privilegio, único y exclusivo, para los espectadores coruñeses.
4) Charla de Ignacio Benedeti sobre doblaje cinematográfico, con la confrontación del lengua en español latino Vs español castellano en "Al final de la escalera", que se exhibiría fílmicamente alterando las dos versiones.
Los que estamos detrás del Sellier Film Festival, ya nos gustaría contar con las salas públicas que se ceden gratis, hasta con personal y equipamiento, a otros "festivales" que, pese a ser en digital, son regados abundantemente con dinero del contribuyente. Pero llevamos ocho años así, independientes, sin rendir pleitesías, y así seguiremos.
Con patrocinios privados, o puede que con convenios, nuestro deseo es, sin interferencias políticas, continuar sumergiendo al espectador en la magia del cine tal y como se experimentaba en décadas pasadas, con auténtica película, cuando la pantalla se llenaba de texturas auténticas y los fotogramas contaban historias con una elegancia nostálgica.
Por ello, los tres proyectores de cine Fumeo se instalan en medio de la sala, creando una conexión tangible entre la audiencia y la tradición cinematográfica. Para aquellos que solo han conocido lo digital, el Sellier Film Festival es la oportunidad de experimentar la esencia del séptimo arte en su forma más original.
“UN HOMBRE ORQUESTA”, tenían razón en cierto “chiringuito” de Galicia, de esos que viven de la sangre del ciudadano, cuando así tildaron a Ignacio Benedeti (para ellos, de forma peyorativa; para Ignacio, un honor): él, tan pronto revisa una película para el concurso que llegó en Súper-8 del Líbano, despacha la aduana para otra de Estados Unidos, prueba sonido en sala, monta las películas, solventa problemas técnicos, actualiza las redes sociales o redacta una nueva sección de la web www.sellierfilmfestival.org , como, tras llevar la basura de la jornada al contenedor, acarrea un portátil ¡de 18 kilos! Fumeo 9119, con amplificador idéntico al Fumeo 9140, para probarlo con la mesa de mezclas, en la sala del Circo de Artesanos, sin ayuda (video inferior):
ARREGLO DE LAS CARTELAS DEL FESTIVAL YA FILMADAS Y REVELADAS.
Que un festival tenga una cartela de introducción con música grabada y proyectada en vídeo no es raro, pero ¡llevarlo a cabo con película, en cine!, eso, amigos, es harina de otro costal: sólo el Sellier Film Festival, en el universo mundo, precede cada proyección fílmica con una cartela animada en película.
Con horror, tras el revelado (se filmaron todas de un tirón) se descubrió que hay 21 fotogramas defectuosos en medio de cada uno de ellas. Ignacio, cartela a cartela, retira en la moviola estos 21 fotogramas. Después, tocará adaptar el sonido, para que no se pierda la sincronía con la música. ¡Señores, esto es cine!
EL DIRECTOR DE FESTIVAL QUE ES TAMBIÉN MENSAJERO.
Un festival independiente como el SELLIER FILM FESTIVAL, que se organiza sin subvenciones públicas (el sudor de la frente del contribuyente debería reservarse a necesidades mas imperiosas que los festivales), y que debe administrarse con aportaciones privadas, principalmente en especie, motiva que su responsable tenga que hacer labores ¡hasta de mensajero!, en pleno centro de la ciudad de La Coruña, cuando, armado de un carretilla, fue a recoger los inmensos paquetes, algunos tan grandes como un ataúd, con la máquina de revelado cinematográfico JoBo, la mítica firma teutona fundada en 1923 y cuyos equipos han sido usados por la NASA en las misiones espaciales.
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