¿Cómo revelar la antigua Ektachrome 64T sin apenas grano? Esa fue la pregunta, y el hallazgo inesperado, que trajo consigo Álex, tras una breve escapada a Londres el 1 de mayo.
El fin primordial de su viaje no fue turístico, sino, más bien, una estrategia logística con espíritu superochista: recoger en mano un proyector Fujicascope SH30 que había comprado en el Reino Unido pues, por increíble que parezca, el coste de su viaje fue inferior al de enviar esta pesada máquina por mensajería a España, gracias a una oferta de última hora con una agencia de viajes de El Ferrol. Pero lo mejor del asunto no fue el ahorro, sino la sorpresa en el punto de recogida.
La dirección correspondía a un apartamento en Hemel Hempstead, en un edificio residencial construido sobre el antiguo complejo de oficinas e instalaciones industriales de Kodak, conocido como la Torre Kodak.
![]() |
Asombroso verificar la ausencia de grano de la 64T en el tambor de secado |
El vendedor, un caballero nonagenario llamado Mr. Brocklehurst, resultó ser un jubilado del recordado laboratorio Kodak que operaba en esa misma dirección. La empresa, según le contó a Álex, tuvo un gesto de gratitud con sus trabajadores, permitiéndoles adquirir apartamentos en la zona a precios muy accesibles cuando el complejo fue reconvertido de industrial a residencial hace unos quince años.
El proyector Fujicascope SH30 con objetivo 1.0 que Álex recogía no era uno cualquiera: era uno de los dos que se usó en el laboratorio para revisar ocasionalmente fragmentos de película, en un modelo que fue elegido por su robustez industrial y la facilidad de desenhebrado. Posteriormente, en 1979, sustituirían estos SH30 por un par de proyectores Fumeo 9119 y esta unidad le fue regalada al vendedor, que la mantuvo inmaculada durante todas estas décadas.
La gran sorpresa llegó cuando Mr. Brocklehurst, intrigado al ver que Álex filmaba su estancia con una diminuta Fuji PX300 con cartuchos Single-8 recargados artesanalmente con Kodak Ektachrome 64T, decidió entregarle un cuaderno manuscrito.
No era cualquier librito. Se trataba de un compendio de notas personales, nunca publicadas, en las que este veterano de los laboratorios Kodak volcó sus observaciones y fórmulas exclusivas para optimizar procesos de revelado, incluidas instrucciones específicas para la problemática Ektachrome 64T.
![]() |
El SH30 de Kodak proyectando la película 64T recién revelada |
UN POCO DE CONTEXTO: LA 64T Y SU MALA FAMA.
Cuando en 2005 Kodak lanzó la Ektachrome 64T, conocida profesionalomente como 7280, el recibimiento fue frío entre los superochistas. Y no sin razón: venía a sustituir a la mítica Kodachrome, en un acto de herejía difícil de perdonar. Además, su sensibilidad (64 ASA) no se podía ajustar con precisión en muchas cámaras, y su grano era, para ciertos usos, demasiado ostensible.
Kodak mantuvo esta emulsión hasta 2010, cuando la sustituyó por la más vibrante y apreciada Ektachrome 100D (7285), a la que algunos —aunque no es mi caso—, prefieren incluso sobre la actual 7294, que tuve el privilegio de probar en primicia mundial para Silvergrain Classics, gracias a mi amistad con el entonces vicepresidente de Kodak.
![]() |
Álex me obsequió este libro hace unos días |
DE VUELTA AL LABORATORIO... Y AL MILAGRO.
Hace algo más de un año, conseguí un paquete de 20 cartuchos de Ektachrome 64T, con la idea de documentar, en película, mi año número 64 de vida. El tiempo me ganó la batalla, y solo rodé unos pocos.
Los primeros, revelados por Frank Bruisma en su laboratorio de Holanda, vinieron perfectos… pero con grano. Lo mismo ocurrió con otros que procesé personalmente en una vieja espiral soviética.
Como ahora, gracias a la colaboración entre JoBo y el Sellier Film Festival, dispongo de una fabulosa procesadora JoBo CPP Classic en mis instalaciones, y que, con ella, la calidad del revelado alcanza niveles comparables a los de los grandes laboratorios en continuo, también revelé 64T en la JoBo. Pero el grano ahí seguía. Hasta hoy.
Hoy sábado, al alba, revelamos el metraje que Álex filmó en Londres, siguiendo los apuntes de Mr. Brocklehurst en esa especie de códice con secretos arcanos fruto de décadas de experimentaciones.
Empleamos los químicos estándar del proceso E6 de JoBo, pero ajustamos el tiempo de revelado y la temperatura según las notas del inglés.
El resultado fue sencillamente asombroso: ¡prácticamente sin grano! Un rendimiento jamás visto por mí en esta emulsión que ya me dejó anonadado en el tambor de secado.
La pena es que apenas me queda metraje de esta emulsión.
Como broche final del viaje, Mr. Brocklehurst le regaló a Álex un ejemplar de "What Shall I Film?", de Ivan Watson —el inolvidable "tío Iván"—, que Álex, sabiendo que yo llegué a conocer al autor, tuvo el gesto de donar a la biblioteca del Sellier, Cinemateca de Galicia.
Y por si fuera poco, el proyector Fujicascope SH30 lo trajo Álex en la cabina del avión, como equipaje de mano. Ni el Brexit ni la Aduana lograron interceptarlo.
Ni arancel, ni IVA. Cine 1 - Burocracia 0.
Un viaje relámpago, pero lleno de cine en fílmico.
Y de secretos revelados.