jueves, 5 de junio de 2025

"LA VOZ" DE GALICIA EN EL ÁRTICO: APRENDIZAJES JUNTO A SANTIAGO FERNÁNDEZ

Cuando rodé "Spitsbergen, O Gardián do Ártico", tuve el privilegio de contar con la voz de Santiago Fernández para la locución. Y escribo "LA VOZ" de Galicia, en mayúscula, porque, para muchos en Galicia, Santiago es exactamente eso: la voz que dignifica el idioma gallego.

Santiago Fernández, recogiendo el premio Sellier de Cine el año del coronavirus

Pero Santiago es mucho más que un intérprete de doblaje. Docente vocacional, fue director del Colegio Labaca y responsable de los cursos de locución de Casa Hamlet, un centro que, sólo por su nombre, ya da lecciones de principios y pasiones.

Tuve la suerte de trabajar con él, y a pesar de llevar décadas sonorizando en Súper-8, aprendí mucho a su lado. Porque Santiago, como todo buen maestro, no enseña desde el pedestal, sino desde la práctica, compartiendo secretos que no vienen en manuales.

Uno de esos secretos fue revelador: grabar una locución escuchando al mismo tiempo por cascos lo que se está registrando. Es una técnica básica en el doblaje profesional, que desde entonces aplico siempre. Esa escucha en tiempo real afina el ritmo, el tono, la intención, y te hace consciente de cada palabra mientras brota de los labios.

Otro consejo suyo, que confieso no siempre sigo, es grabar siempre de pie, frente a un atril. La razón es sencilla: sentado, la respiración se limita, se corta el aire, y eso afecta a la entrega vocal. Tiene toda la razón, pero ya se sabe que el oficio también está hecho de manías y costumbres arraigadas.

Trabajar con Santiago fue una experiencia que sobrepasó lo técnico. Fue una lección de respeto por la palabra dicha, de compromiso con la emoción que se transmite a través del sonido. Una lección que me acompaña en cada proyecto, porque una buena voz no sólo se escucha: se queda resonando, como eco, mucho después del último fotograma.

El plano y contraplano de esta sesión de grabación en Súper-8 está inmortalizado con una película fotográfica que no existe desde hace unos años pero que, en mi opinión, era extraordinaria para fotografíar en color con luz ambiente: la Fujifilm Natura 1600. Dada su sensibilidad extrema, es, desde hace unos años, imposible de llevar a los aeropuertos y otros lugares con elementos de control de acceso, pues la velan. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario