Los rodajes con película exigen camarógrafas que no cometan errores, como Nena Pulido |
En su momento, los adalides de la digitalización de las salas decían que, sin existir la película, que es un elemento costoso y voluminoso, cualquier creador tendría la oportunidad de estrenar su obra.
La realidad ha demostrado lo contrario. Antes, las grandes producciones se encontraban restringidas por la limitación física del número de copias cinematográficas en 35 mm. Como estas tenían un coste y ocupaban un gran espacio en almacenes especializados, títulos internacionales muy sonados, llamados a reventar la taquilla, se estrenaban, en España, con 200, 350 o, como mucho, 500 copias de 35 mm. Ello siempre dejaba alguna pantalla libre para estrenar producciones pequeñas. Es así, por ejemplo, como, desde IB Cinema, pudimos exhibir en cines comerciales nuestras producciones, como, entre otras, "La casa de mi abuela", un documental dirigido por Adán Aliaga que, pese a sus premios internacionales, actualmente sería imposible buscarle un hueco en ningún complejo de multicines: sin necesidad de copia física, una superproducción norteamericana copa ahora 1.000, 1.500, 2.000 o mas pantallas; es una especie de dictadura, con la misma programación en todos los lados y títulos que se repiten ¡hasta en varias pantallas del mismo complejo! No queda el menor resquicio para las producciones pequeñas que se ven forzadas a estrenarse en, por ejemplo, casas de cultura municipales.
DIGLOSIA CINEMATOGRÁFICA
El encanto de la proyección con película all aire libre en una plaza coruñesa |
Desde luego, en el pasado también se hacían estrenos en ciertas casas de cultura, pero, como las proyecciones se llevaban a cabo en 35 mm, el público no apreciaba diferencia alguna en la calidad de imagen entre un gran estreno de Hollywood, en la misma sala, y una película pequeña (incluso ocurría que pequeños estrenos nacionales se veían mejor que otros norteamericanos, al ser copiados los positivos de un negativo de primera generación y no de un internegativo de tercera).
La diferencia, ahora, es abismal. Mientras que determinadas producciones norteamericanas se estrenan en salas comerciales, gracias al nuevo DCP SMPTE, en 4K, con proyección digital desde cabina, en las casas de cultura se suele videoproyectar usando sistemas domésticos, como el DVD o el Blu Ray, con un video proyector ubicado nefastamente cerca de la pantalla, bien colgado del techo, bien entre el público.
Aun los espectadores menos avezados o exigentes notan que las películas españolas pequeñas, estrenadas fuera de los circuitos comerciales, ofrecen una calidad muy inferior, en lo que es una especie de diglosia cinematográfica: proyecciones de hasta 4K en salas de postín para los grandes títulos norteamericanos frente a miserables exhibiciones en sistemas domésticos con videoproyectores ofimáticos para las producciones españolas pequeñas.
ECLOSIÓN PERVERSA
Hasta los bebés quedan abducidos por las proyecciones si se hacen en película, como esta en un barrio coruñés |
De forma perversa, lo digital, sin necesidad del filtro que imponía la tecnología fotoquímica, ha permitido la eclosión de toda una serie de títulos de producción nacional, mucho de los cuales no hubiesen superado la carrera de obstáculos que suponía "armar" una producción en 35 mm. Pero, lo digital, al no exigir copia física tampoco para los poderosos, en la práctica, les hace dueños de las pantallas comerciales.
LOS NORTEAMERICANOS E INGLESES SIGUEN RODANDO CON PELÍCULA.
¡La mismísima actriz Isabel Blanco vino a ver una de sus películas en 35 mm! |
"La La Land", "Dunkerque", "Los últimos Jedi", "Wonder woman"... las mejores películas del año, todas ellas británicas y norteamericanas, se siguen rodando con película, lo que les aporta una textura orgánica diferenciadora de las producciones meramente digitales, alguna de las cuales intentan imitar el acabado "cine" de forma patética. La diferencia, es la emulsión cinematográfica.
UN FUTURO PARA EL SÚPER-8
Película de cine al aire libre en la Plaza de Lugo coruñesa |
Incluso el mas pequeño de los pasos cinematográficos, el Súper-8, que actualmente se puede digitalizar a 5K, aporta ese elemento diferenciador que es la peculiar textura orgánica inherente a la tecnología argéntica, ya sea que se ruede en negativo, ya en inversible (con imagen positiva tras el revelado).
Si queremos que el cine, tal y como lo conocemos, no se extinga en España, es muy importante que en las facultades de comunicación y escuelas audiovisuales el trabajo con tecnología fotoquímica sea obligatario, adicionalmente al digital.
Para ello, el Súper-8 es fundamental: sensación orgánica, con textura cinematográfica, con equipos manejables en cuanto a tamaño y peso.
Si queremos que el cine, tal y como lo conocemos, no se extinga en España, es muy importante que en las facultades de comunicación y escuelas audiovisuales el trabajo con tecnología fotoquímica sea obligatario, adicionalmente al digital.
Para ello, el Súper-8 es fundamental: sensación orgánica, con textura cinematográfica, con equipos manejables en cuanto a tamaño y peso.
Además, hay una razón por la cual su uso debería ser fundamental en las escuelas de cine: como cada fotograma cuesta dinero, y se necesitan 24 o 18 cada segundo, el Súper-8 impone un rigor vital a la hora del rodaje, rigor que se ha relajado en el inframundo digital: ciertos actores llegan menos preparados, los directores de fotografía cometen fallos que luego pretenden solucionar en postproducción y los directores graban horas y horas de material innecesario, lo cual se traduce, después, en tiempo de postproducción que ralentiza y cuesta mucho tiempo.
El Súper-8 comparte con los demás anchos cinematográficos otra ventaja: al final, el autor, o el productor, o alguna institución, se queda con la película original a modo de negativo. Bien conservada, este incunable puede durar centurias, sino milenios. Con el añadido, histórico, que ese negativo estuvo físicamente en el lugar del rodaje.
Finalmente, hay, incluso, un elemento diferenciador del Súper-8 con respecto, también, a los otros pasos cinematográficos: como su tamaño es muy compacto permite que una persona sola, si domina las distintas disciplinas, se de el gustazo de hacer o participar en todas las fases de la creación de una obra: su filmación (con los controles en cámara todos en manual), su revelado artesanal, el montaje a la usanza clásica (cortando y pegando la película), la aplicación de las pistas de sonido y su sonorización.
El Súper-8 comparte con los demás anchos cinematográficos otra ventaja: al final, el autor, o el productor, o alguna institución, se queda con la película original a modo de negativo. Bien conservada, este incunable puede durar centurias, sino milenios. Con el añadido, histórico, que ese negativo estuvo físicamente en el lugar del rodaje.
Finalmente, hay, incluso, un elemento diferenciador del Súper-8 con respecto, también, a los otros pasos cinematográficos: como su tamaño es muy compacto permite que una persona sola, si domina las distintas disciplinas, se de el gustazo de hacer o participar en todas las fases de la creación de una obra: su filmación (con los controles en cámara todos en manual), su revelado artesanal, el montaje a la usanza clásica (cortando y pegando la película), la aplicación de las pistas de sonido y su sonorización.
Los rodajes con película, no aptos para aficionados: filmación simultánea en 35 mm y 65 mm Todd-AO de "Oklahoma", con Fred Zinnemann a la derecha. |
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