viernes, 29 de agosto de 2025

EL REY JUAN CARLOS I Y KODAK

En los años setenta, mientras el jefe del estado general Franco se mantenía fiel a su Bauer de Súper-8,  comprada en Foto Blanco de La Coruña, el entonces príncipe Juan Carlos apuntaba más alto: prefería el 16 mm. Primero con una Canon Scoopic (en la fotografía inferior) y, más tarde, con una seductoramente curvilínea Beaulieu R16.

Ya convertido en Rey, cuando acudía a recoger a sus hijas al Colegio Rosales, visitaba de forma frecuente la sede central de Kodak España, en el número 15 de la calle Irún de Madrid. Allí le esperaba el presidente de Kodak, el catalán Francisco Boter Sans, a quien conocía desde la infancia. Con él conversaba no de política, sino de emulsiones y sensibilidades, buscando consejo sobre qué película usar para registrar en fílmico la vida de su familia.

En una de aquellas visitas, Boter le regaló un fotómetro Weston Master IV —el mismo modelo que todavía utilizo yo hoy en mis rodajes: VER AQUÍ—. Con ese fotómetro en la mano, el monarca planeaba una audacia técnica: filmar con película Ektachrome 160, pero exponiéndola nada menos que a 1000 ASA, con un revelado que Kodak se ofreció a "forzar" especialmente para él en su laboratorio. Un experimento de riesgo, pero revelador de la pasión con la que Juan Carlos se acercaba al cine, no como espectador distante, sino como alguien dispuesto a enfrentarse con las complejidades de la luz y la emulsión. Espero que estas filmaciones no se pierdan y estén a buen recaudo. Una disfrutaría viéndolas y digitalizándolas.

Juan Carlos y la Canon Scoopic de 16 mm



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