sábado, 30 de agosto de 2025

TARANTINO EN UN ALMACÉN DE PELÍCULAS ABANDONADO

Hace unos días tuve que adentrarme en un lugar que parecía sacado de un sueño oscuro de cinéfilo: un viejo almacén de películas de 35 mm, clausurado en 2014 y catatónico desde entonces. Allí donde, durante décadas, acababan muchos de los positivos de exhibición que, siendo de distribuidores independientes,  no se los llevaron para su reciclado: una especie de morgue para muertos vivientes de celuloide.

El local apenas tenía fachada, pero sí un fondo interminable que se perdía en la penumbra. La luz entraba débil, rasgando el polvo acumulado tras más de dos lustros de olvido. Pasillos estrechos, montañas de latas metálicas oxidadas, olor agrio a vinagre que delataba la enfermedad mortal del triacetato. Era como caminar por un mausoleo donde cada lata encerraba no sólo una película, sino la memoria de quienes la proyectaron, la aplaudieron, la soñaron.

Fondo del almacén

Algunas bobinas parecían reliquias malditas: metales corroídos, etiquetas borrosas, películas condenadas a desintegrarse lentamente en silencio. Pero en medio de la desolación, también descubrí milagros: positivos de poliéster perfectamente conservados, guardados en cajas plásticas que habían resistido el tiempo como cápsulas herméticas. Estos sobrevivientes, ahora, aguardan su viaje fuera de Galicia. Un patrimonio que se escapa de nuestras manos… pero así son las cosas cuando quienes gobiernan no saben ver más allá de la inmediatez.

Yo había aceptado esta peritación (para el comprador del lote) sin cobrar nada, sólo con una condición: elegir una película para quedármela. Y allí, entre polvo, silencio y óxido, encontré mi tesoro: un positivo impecable en 35 mm de Death Proof, de Quentin Tarantino, en poliéster LPP.

El título, la atmósfera y el lugar parecían encajar a la perfección. En aquel almacén sombrío, perdido entre latas corroídas y fantasmas de celuloide, la obra de Tarantino emergía como una joya irónica, brillante y viva, esperando aún ser proyectada en la luz de un proyector verdadero.




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