miércoles, 30 de agosto de 2017

1898: LOS ÚLTIMOS DE FILIPINAS. ÉXITO AYER EN RIBADEO

Es todo un orgullo que la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de España, institución de la me honra ser uno de los pocos gallegos numerarios, confíe en IB Cinema para sus proyecciones en Galicia, gracias, sin duda, a uno de sus máximos responsables, el historiador Enrique Bocanegra que conoce la meticulosidad con la que acometemos nuestros trabajos cinematográficos. 
Ayer por la noche tocaba, en Ribadeo (Lugo), "1898. Los últimos de Filipinas", con la presencia nada menos que la del director Salvador Calvo, para presentar su obra y responder durante el coloquio final.
El día, acerado y tormentoso, auguraba lo peor para la noche, de forma que la proyección, en digimerde, con nuestros equipos Fujifilm, inicialmente pensada para el aire libre, hubo de trasladarse al interior de un antiguo cine cuyo cabina todavía conservaba los dos proyectores de 35 mm de la mítica marca española Ossa, uno de ellos convertido a Xenón y con lectura de sonido láser, el otro todavía con una gloriosa linterna de arco de carbón y lámpara excitadora. 
OSSA: CUANDO EN ESPAÑA HABÍA TECNOLOGÍA PROPIA
OSSA es la única marca de proyectores de cine española conocida por una cierta parte de la población pues, además de máquinas cinematográficas y sus accesorios, fabricaba también las célebres motocicletas, de tecnología cien por ciento española, que fueron exportadas y admiradas. 
Unas desgraciadas condiciones de entrada de España en la Unión Europea hundieron tanto a OSSA como a otras acreditadas marcas en el campo del motociclismo. 
En el mundo cinematográfico, además de OSSA, desaparecieron para siempre marcas que sólo llegaron a ser conocidas en el terreno profesional, como Supersound, Marín, Pergam, Rivaton , Dickson, Talleres el Iman , Crea o Hispania Radio, entre otras. 
Solo la madrileña Wassman y la valenciana Proyecson aguantaron hasta la llegada del digimerde, tecnología de exhibición que resta al cine toda su magia (por no hablar de su asquerosa textura que hace que el espectador crea estar viendo un vídeo en una televisión mas o menos grande), y que eliminó miles de puestos de trabajo (en salas, laboratorios, fábricas en todos los países europeos, distribuidoras...), para beneficio de multinacionales extranjeras con fabricación en lejanos confines de esclavitud comunista con ojos rasgados.
EL NOVEL SALVADOR CALVO.
Desde su primer visionado, cuando se estrenó, ví con mucha simpatía "1898: los últimos de Filipinas" pues es admirable que una obra de realización tan compleja sea la ópera prima de su director, Salvador Calvo. Demuestra, Calvo, la maestría adquirida en largos años trabajando para televisión, en producciones de variado pelaje y, en general, con muy buena aceptación. 
CALVO VS. ROMÁN.
"1898. Los últimos de Filipinas" dramatiza la epopeya de la resistencia de un pequeño grupo de valerosos militares, atrincherados en una Iglesia, cuando Filipinas dejó de pertenecer a España. El asedio de quienes estaban dispuestos a expulsar de su territorio a quienes les habían otorgado una cultura, se prolongó durante tantos meses, de forma tan heroica que, los supervivientes, al abandonar las ruinas de lo que había sido su refugio, fueron custodiados por la guardia de honor de las tropas filipinas.   
Esta hazaña ya fue llevada al cine, en 1945, por el director orensano Antonio Román, con otro gallego, del que este año se conmemora su centenario, el coruñés Fernando Rey, en un rol estelar. 
Entre ambos guiones, elijo sin dudar el de la versión de Román, pues una cosa es revisar la historia y otra adulterarla, como el libreto reciente, con, por ejemplo,  las figuras del teniente Martín Cerezo y la del padre Gómez-Carreño,  presentado el primero como un oficial malévolo y belicoso, y el segundo, como un religioso opiómano (en una pueril metáfora del concepto que los marxistas tienen del cristianismo).  
La realidad es que el teniente Martín Cerezo insufló valor mediante su ejemplo a unos hombres que anhelaban retornar a su patria; supo ser para ellos un modelo de entrega, abnegación y sacrificio, pues se preocupaba más por el bienestar de sus soldados que por él mismo, y, finalmente, demostró su entereza y su integridad hasta el último día de asedio, encumbrando el nombre de España entre los filipinos y haciéndolo merecedor de la honra de estos. 
En cuanto a la realidad sobre el religioso, que aúna la figura de los tres que también sufrieron el acoso en la iglesia de Baler, es necesario decir que levantaron la moral de los atribulados militares constantemente y que los prepararon para la muerte cuando la guadaña letal rondaba cerca.
Pero el ejemplo de un militar abnegado o el de un fraile celoso no es comprendido por quienes nunca han estado involuntariamente lejos del hogar, no ya sirviendo en el ejército, sino en la emigración. Quien, por el contrario, ha sufrido los aprietos en el extranjero o ha navegado durante meses trabajando en un mercante, comprende la necesidad que tiene de aquellos dos, que le ayudan, respectivamente, a cumplir bien su trabajo y a santificarse en él. 
La versión de 1945 fue realizada por hombres que acababan de concluir una contienda fratricida en España, por lo que conocían al dedillo el sufrimiento vivido en el combate, así como las pequeñas alegrías que les daban luz cuando más densa era la tiniebla (esas canciones de nuestra patria o la celebración de la Navidad, sustituida aquí por la del más laico año nuevo); es por eso que resulta fresca, creíble y dinámica. 
SEGUNDA RONDA PARA LOS ÓSCAR.
"Verano de 1993", "Abracadabra" y "1898.Los últimos de Filipinas" son las tres películas que han pasado a la segunda ronda de votaciones, para representar a España en la XC edición de los Óscar de la Academia de Hollywood. 
Es siempre una elección difícil pues, no sólo se debe valorar las virtudes de la película, sino que es preciso ponerse en la mente de que es lo que podrán apreciar más los colegas académicos norteamericanos. Como ellos sí que son unos patriotas, creo que lo tengo claro.


No hay comentarios:

Publicar un comentario