Uno de mis directores favoritos, de los años cincuenta, es Jack Arnold. En la Cinemateca de Galicia/IB Cinema tenemos la fortuna de atesorar, bien en 35 mm, bien en 16 mm (e, incluso, en Súper-8), varios de sus largometrajes mas memorables, como "El increíble hombre menguante", "El monstruo de la Laguna Negra", "Llegaron del espacio exterior", "Un golpe de gracia" y, entre alguna otra, la película que hoy nos ocupa, "Tarantula!".
Son positivos cinematográficos, todos ellos, con la banda de sonido óptica original en inglés. Así estaban condenadas a permanecer en el archivo, hasta que el genio italiano de Alberto Vangelisti ha reanudado, este 2017, la producción de la pasta magnética aplicable de forma líquida en la película cinematográfica.
El sistema líquido (slurry) siempre fue el preferido por la industria (frente al laminado, o pegado, ofrecido normalmente a los no profesionales), debido a que es eterno: la pasta magnética se adhiere a cualquier soporte (incluso poliéster), formando un todo que es imposible de despegar.
El laboratorio de Alberto Vangelisti, en estos meses, ha mejorado el proceso, obteniendo, de una bien conocida multinacional, exactamente los mismos ingredientes que componen las cintas magnéticas de alta calidad (de tono grisáceo en lugar de marrón). En estas bandas magnéticas, en IB Cinema procedemos a sincronizar el sonido en castellano (operación que también puede ser llevada a cabo por el propio Alberto Vangelisti, en sus instalaciones).
ÚNICO POSITIVO CINEMATOGRÁFICO EN ESPAÑOL.
Desgraciadamente, la mayor parte de la filmografía de Jack Arnold no se ha doblado al castellano pues, en su momento, no llegó a los cines, y posteriormente, unas televisiones que se deben de creer que las audiencias son retrasados mentales a los que se puede contentar con subproductos teutones, tampoco las han doblado.
En el caso de "Tarántula!", como en "El monstruo de la laguna negra" y otras, resulta menester recurrir a doblajes hechos en México.
Con "Tarantula!" en 16 mm ya doblada en español (neutro), se puede afirmar con orgullo que el único positivo cinematográfico en el mundo con sonido en español es el que se encuentra en la Cinemateca de Galicia / IB Cinema, en La Coruña, en el noroeste de España (naturalmente, mediante infrarrojos, se puede reproducir la banda óptica en inglés, de ser necesario).
CLINT EASTWOOD: UN SECUNDARIO DE LUJO.
Su nombre no aparece en los créditos, pero uno de los pilotos que abrasan con napalm a la gigantesca tarántula, y que no dice mas que un par de frases, es un joven Clint Eastwood en una de sus primeras interpretaciones en Hollywood. Puede verse, en el siguiente fragmento, con los espectaculares cuatro minutos finales de la película:
CIENTÍFICOS CON ACROMEGALIA EN MEDIO DEL DESIERTO DE ARIZONA.
Aislado de la civilización, el doctor Deemer (interpretado por el gran Leo G. Carroll) investiga unas hormonas que, aplicadas a animales, les hacen crecer de forma rápida con el loable fin de acabar con el hambre en el mundo. Desgraciadamente, antes de que la fórmula sea estable, se produce un accidente en el que escapa una tarántula que adquiere un tamaño colosal.
UNA PELÍCULA QUE EXIGE LA COMPLICIDAD DEL PROYECCIONISTA
En plena década de conversión de las salas a pantallas de formato panorámico, Jack Arnold se vió obligado a rodar esta producción en formato académico, 1.37.1. Tuvo, sin embargo, buena precaución de dejar mucho "aire" sobre las cabezas, de forma que la película pudiese ser proyectada en un mas panorámico 1.85 sin que desapareciera ningún elemento vital de la composición.
Ello exige, también, una cierta pericia en los proyeccionistas, a la hora de encuadrar. Pero, en aquella época, estos profesionales no eran meros palomiteros reconvertidos, sino auténticos especialistas con su carnet y su cualificación.
Como cualquiera de los Fumeo de xenón de la Cinemateca de Galicia / IB Cinema (que son la versión mejorada del único que hay en la pomposamente llamada "filmoteca" de Galicia, CGAI), permiten varios formatos de proyección, para "Tarántula", prefiero el "europeo" 1.66 que permite disfrutar con los "topos" (cue mark) del ángulo superior derecho cada diez minutos de metraje (se denominan "topos", en España, a unos redondeles que aparecen al final de cada rollo y que, en la época en que se proyectaba alternativamente con dos máquinas, servían a los proyeccionistas para avisar de la puesta en marcha del otro proyector con la siguiente bobina).
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