miércoles, 19 de julio de 2023

¿UNA EXPOSICIÓN PARA "PERFECTA LOCURA ANTÁRTICA"?

Como ya saben los lectores, en mi conferencia en Nueva Zelanda, antes de emprender la expedición de mes y medio a la Antártida, llamó mas la atención la forma en que iba a filmar y fotografiar mi trabajo, con película cortada y recargada artesanalmente, que no mi cruzada sobre el calentamiento global y la contaminación, de forma que decidí reorientar la filmación e incluso cambiar el título del documental por "Perfecta Locura Antártica" en lugar de "Alén da fin do mundo" (en gallego, "Más allá del fin del mundo").

Todavía conservo el tebeo que compré con 8 o 9 años con la geste de Shackleton: ¿quién me iba a decir que iba a estar en su cama en la cabaña de la expedición Nimrod, a 77º30.4´S?

Y es que es una suprema locura filmar como lo hice: la película fresca que, gratuitamente,  me suministró el vicepresidente de Kodak fue, por un lado, en 16 mm pero con perforaciones tipo S, que tuve, en cuarto oscuro, que cortar a la mitad de su ancho en tiras de diez metros, e introducir en cartuchos de Single-8 (un minuto y medio de filmación cada uno); por otro lado, la que Kodak me mandó en cartuchos de Súper-8, tuve que extraer, de cada uno de ellos, doce metros, aproximadamente, para recargar cargadores de Single-8, también en cuarto obscuro. Una labor artesanal de alta precisión, en que son muchas las cosas que podrían haber salido mal: veladuras, pelos, atascos... sin solución posible en la Antártida,  pues nada se ve hasta después del revelado. Luchando hasta con los rayos X a la vuelta, si todo resultó perfecto, fue sin duda gracias a la vieira del peregrino de Santiago de Sargadelos bendecida, para la ocasión, por el Padre D. Manuel, a los mismos pies de la milenaria talla de la virgen del Santuario de Pastoriza, la misma ante la cual Requiario hizo de Galicia el primer reino cristiano del mundo reconocido por Roma.

Unas pocas que seleccioné asombran en la sala Nelson

Filmar con cartuchos de Single-8 me permitió usar mi cámara favorita con la que filmo desde 1979, la nunca suficientemente ponderada ZC1000N, cuyo diseñador, Shigeo Mizukawa, no sólo fue siguiendo la aventura, sino que me regaló varias cartuchos de Fujichrome, del último lote fabricado por Fujifilm hace unos once o doce años. Adicionalmente al material sensible mayoritario de Kodak y los metros de Fujichrome, cargué una poca película Svema, caducada con la caída del comunismo, como homenaje a Ucrania. El cargamento de película virgen, a fin de evitar el escáner CT de Dubai, que vela la película con sólo un pase, lo tuve que enviar por DHL a la Sociedad Fotográfica de Invercargill, en Nueva Zelanda, donde dí la conferencia (PULSE AQUÍ PARA MAS INFORMACIÓN). 

La vieira del peregrino Sargadelos, bendecida por el padre D. Manuel a los pies de la talla milenaria del Santuario de Pastoriza, en La Coruña, me protegió todo el periplo.

Eran tantas las cosas que podrían salir mal, incluso con el propio revelado, parcialmente artesanal, ¡y , sin embargo!, fruto del oficio y saber hacer, ¡el esfuerzo ciclópeo mereció la pena!, pues puedo aprovechar prácticamente la integridad del metraje, ¡que agoté! ¡Si Shackleton estuvo en la Antártida escaso de comida, yo de película!, siguiendo, además, su espíritu de trabajo, esto es, cargando sin ayuda con todo el equipo, a veces a menos de -30 grados Celsius, como en McMurdo Sund, con el ímprobo trabajo de cambiar los rollos ¡cada minuto y medio!, tras despojarme de guantes, etc, bajo el frío atroz, incluso la nieve, y tras limpiar siempre el espacio entre presor y ventanilla (¡un pelo micrométrico puede arruinar metraje irrepetible!, y es algo que no se ve hasta después de revelar)

Me imagino las Instax en paneles, rodeados con los equipamientos usados y proyecciones fílmicas en bucle

También disparé muchas diapositivas Kodak Ektachrome, alguna Fujichrome Velvia (reveladas por Interphoto) y, lo mas interesante, empleé una cámara InstantKon RF70 para todas las fotografías instantáneas tipo Polaroid del tipo Fujifilm Instax Wide (elegí este sistema, y no el de Kodak, pues es íntegramente mecánico-químico). Huelga aclarar que las fotografías intantáneas Fujifilm Instax están de moda entre los mas jóvenes, lo que captará sin duda a este sector de la audiencia poco propicio a acudir a exposiciones como la que estoy pergeñando. 

¡Panorama con película Instax de blanco y negro!

Lo bueno de la película Instax es que la pude comprar localmente en Invercargill (Nueva Zelanda). Esta semana, comencé a ordenar la ingente cantidad de fotografías instantáneas, etiquetando cada una de ellas, labor que hago en momentos libres y que me llevará un cierto tiempo. Al verlas el otro día, Nena exclamó: "¡Extraordinarias Polaroids, Ignacio! ¿Por qué no haces una exposición?"

Dándole vueltas a su sugerencia, la verdad es que es una idea seductora, dado que las instantáneas (y nunca mejor dicho), recogen los momentos cumbres de una expedición asombrosa, tanto en longitud (6.209 millas náuticas) como en aventuras y hechos históricos, de una forma que, aunque valorada por la juventud, contradice a lo habitual en los proyectos antárticos.

Cruzar los 50 aullantes, entre Nueva Zelanda y el Polo Sur Magnético, fue como estar dentro de una batidora

¿Cómo me imagino la exposición? Las fotografías Instax originales en murales en la pared, en un recorrido ordenado cronológicamente, con paneles explicativos de la aventura, los lugares históricos, la amenaza del calentamiento global, la geografía y la fauna.

Alternando con los paneles,  varios epidiascopios; uno de ellos, proyectará el mapa de la Antártida con la zona recorrida; y los demás diversos documentos interesantes relativos a la expedición, como la nota de confiscación de las pilas especiales en Nueva Zelanda. En las vitrinas, la cámara de cine empleada, las fotográficas (de carrete de 35 mm e Instax), objetivos, ropaje, los negativos de las películas de cine que estuvieron físicamente allí y muchas otras cosas,  como, por ejemplo,  las publicaciones sobre la Antártida, ¡incluyendo tebeos!,  que llevo acumulando desde hace algo mas de 50 años.  Un par de proyectores de diapositivas Kodak halógenos se situarán a lo largo del recorrido con proyección en continuo de una selección de diapositivas. Al fondo, un proyector de cine de 16 mm, cada hora, proyectará un extracto de la película de entre minuto y medio y tres. En un altar, con iluminación sobrenatural,  un gigantesco proyector de diapositivas de xenón Fumeo/Kodak (sólo hay dos en España, los dos en La Coruña) proyectaría una vez cada día un programa comentado de 72 diapositivas.  En una pequeña sala adyacente, para finalizar la jornada, la proyección cinematográfica, en 16 mm (paso cinematográfico que celebra este 2023 su centenario),  del largometraje "Spitsgergen, o Gardián do Ártico", ganador, entre otros galardones, del premio especial  XXV aniversario del Ourense Film Festival.

El proyecto llama la atención en los medios de comunicación
 Si en Nueva Zelanda el proyecto llamó la atención, ¿no podría ocurrir lo mismo en Galicia? El título para la exposición podría ser "Perfecta Locura Antártica... fílmica". Una aventura como esta, con estas técnicas, en el mundo, no se hizo jamás (ni siquiera en los tiempos del comandante Cousteau). Y una exposición así, en el siglo XXI, tampoco.

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