Mi Fujica ZC1000 lleva en uso continuo, filmando en todo tipo de terrenos, desde las arenas del Sahara hasta las latitudes árticas, ¡casi cuarenta años! Siempre después de un gran golpe, como el otro día, desde medio metro de altura, procedo a centrar el visor (de paso, aprovecho para limpiarlo).
Está cámara tiene un doble sistema de obturación: un espejo oscilante que, sincronizadamente, sube y baja con un obturador variable circular, en lo que es un sistema ciertamente más elaborado que el de Beaulieu, en el cual, la obturación se hace sólo con el espejo.
Gracias a este ingenioso mecanismo la luz pasa, sin necesidad de prismas, directamente del objetivo a la película. Debido a ello, la asombrosa calidad de imagen de la Fujica ZC1000.
La imagen que el espejo oscilante envía al visor es reflejada en otro espejo al que se accede quitando la tapa frontal. Este espejo tiene tres diminutos tornillos que, girándolos, permiten un ajuste ultra preciso de la imagen en el visor, de forma que lo que se puede conseguir que lo que se ve sea exactamente lo que recoge la película. La parte trasera de este espejo ajustable se ve a la izquierda de esta imagen:
El ajuste micrométrico del visor es muy importante a la hora no sólo de filmar los títulos, sino, también, con el uso de teles extremos (esta cámara es de montura C con lo cual es posible acoplar todo tipo de ópticas fotográficas y cinematográficas) y con otro tipo de efectos especiales relacionados con la exposición múltiple. En esta otra instantánea, vemos de forma mas detallada el espejo ajustable. Llegado este punto, resulta conveniente limpiarlo con un soplador de aire, dado que la espuma aislante que rodea la célula del fotómetro, debido a los años transcurridos, suele soltar micro partículas.
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