viernes, 23 de febrero de 2018

SVALBARD: EL GUARDIÁN DEL ÁRTICO. En Spitzbergen con Kodak en Súper-8 4K. Cuaderno de bitácora número 3.

La expedición ártica en la que probaré, en condiciones extremas,  la nueva Ektachrome para Súper8, la primera emulsión inversible desarrollada en el siglo XXI, y que Kodak prevé comercializar durante el último trimestre del año (para Súper-8, 16 mm, 35 mm y transparencias), tendrá su inicio en la "capital" del Archipiélago de Svalbard, Longyearbyen, en cuyo pequeño aeropuerto, uno de los mas peligrosos del mundo, aterrizaré tras dos días en tránsito por media Europa. 
LOS OASIS DE ESTE DESIERTO HELADO Y UNA CIUDAD FANTASMA.
Longyearbyen tiene su origen en un antiguo asentamiento minero, ya clausurado. Este, pudiéramos decir, oasis, es la población mas grande, con dos mil habitantes, pero no la única. Le sigue Barentsburg, con medio millar de mineros -principalmente rusos y ucranianos, hermanos hasta hace poco, pero hoy enemigos-, Sveagruva, con unos 300 mineros suecos y noruegos, y Ny-Alesund, un asentamiento científico con unas cincuenta personas, que ya tuve ocasión de visitar hace unos diez años y en donde, entre otras curiosidades, se encuentra el buzón de correos mas septentrional del universo mundo en toda su redondez. 
No obstante, la población más famosa del archipiélago es Pyramiden, en su día habitada por mineros soviéticos con sus familias, pero que en la actualidad es una ciudad fantasma,  abandonada (con la excepción de un hotel que abre unos pocos meses al año) pero conservada como si el tiempo se hubiese detenido. Presidiendo Pyramiden, nada menos que el busto de Lenin erigido mas al norte de nuestro planeta (existe otro, en un pub de Longyearbyen). 
El ocaso de Pyramiden se inició con el colapso de la Unión Soviética y se precipitó en 1996 con aquel recordado accidente del Tupolev en Longyearbyen,  en el que fallecieron 141 personas. La desgracia se cebó en,  prácticamente, todas las familias de Pyramiden, de forma que en dos años, la ciudad fue completamente abandonada y, en la actualidad, parece un escenario postapocalíptico. 
DIEZ PROFESIONALES DEL AUDIOVISUAL.
Esta expedición fotográfica-científica al Ártico (en la que, además de la prueba técnica para Kodak, aprovecharé para rodar un documental sobre el cambio climático con película Kodak Vision Super-8 4K y escribir una bitácora para un periódico), se halla integrada por un equipo internacional de diez profesionales del audiovisual (del cual soy el único español), y entre los que se encuentra el renombrado fotógrafo especializado en naturaleza Aaudun Rikardsen, que hace lustros dejó su cómodo puesto de profesor de biología por este mundo de aventura en las latitudes de hielo perpetuo. 
Contaremos, a modo de cicerone, con un buen conocedor de la zona:  el también reputado fotógrafo Svein Wik. Como el idioma oficial de la expedición es el inglés,  una de las profesionales del contingente francófono, Delphine Dupré, les irá traduciendo a su lengua todas las instrucciones: la buena comunicación es fundamental pues ¡no hay que olvidar de que debemos ir armados con varios rifles Mauser 30.06 y moviéndonos, entre témpanos, en zodiacs especiales para el Ártico! Precipitarse en el Océano Glaciar Ártico significa la muerte segura en muy pocos minutos.
UNA NAVE ENTRAÑABLE COMO BARCO NODRIZA.
Ye tocará el tiempo de desentrañar el periplo, del que avanzo el mapa y desvelo que llegaremos a avistar el punto mas septentrional de la isla mas grande del archipiélago, Spitzbergen (topónimo que, hasta no hace tanto, era el que designaba a todo este grupo de islas, en lugar del Svalbard que los noruegos se sacaron de la manga). 
En esta entrada, toca escribir unas líneas de la nave contratada por los patrocinadores, MV Malmo: se trata de un rompehielos botado en plena segunda guerra mundial, en 1943, con el fin de llevar acetileno a los faros automáticos de estos gélidos confines que, en invierno, viven en noche perpetua. 
Con los años, la embarcación consiguió ser catalogada como un bien culturalmente protegido y, en la actualidad, surca el Ártico al servicio de distintas expediciones.
Como sólo cuenta con 37 metros de eslora, que nadie espere comodidades: a mí, gracias a la influencia de Kodak, tuve la suerte de que me tocó un camarote a compartir con otro profesional, pero otros tendrán que acomodarse en camarotes triples sin ni siquiera aseo privado. Por tanto, esquisiteces, ninguna: justo lo que se necesita para impregnarse del Ártico en toda su rudeza. De hecho, ni siquiera podremos ducharnos mas que en días alternos (¡como cuando éramos pequeños, en la España de los setenta!).
Cada jornada (si tenemos suerte con el tiempo --a tal efecto, se encuentra cursado mi exvoto a la Virgen de Pastoriza, para que interceda ante el Divino Maestro, en el otorgamiento de una metereología benigna--), desembarcaremos en inhóspitos lugares, normalmente barridos con un viento inclemente, y temperaturas que, en mayo, al norte de Spitzbergen, fuera del alcance de los últimos ramalazos de la Corriente del Golfo, pueden descender a menos de 20 grados bajo cero. 
¡Si la nueva Kodak Ektachrome puede avanzar, por el enrevesado camino del cartucho, a esta temperatura, la prueba de Kodak será un éxito! 
Para la filmación del documental en 4K "Svalbard: el guardián del Ártico" emplearé, como ya he descrito, tres emulsiones de Kodak Vision (la 50, la 200 y la 500), con las que no tendría que haber ningún problema pues ya se ha usado hasta en la cúspide del Himalaya (otro tema, es el de la electrónica de las cámaras: de esto, ya hablaremos).
No se pierdan, amigos, la cuarta entrega de este Cuaderno de Bitácora, el próximo viernes.
Publicaciones precedentes: 
Cuaderno de bitácora, 1: https://mimundoensuper-8.blogspot.com.es/2018/02/en-el-artico-con-kodak-en-super-8-4k.html
Cuaderno de bitácora, 2: https://mimundoensuper-8.blogspot.com.es/2018/02/svalbard-el-guardian-del-artico-en-el.html

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