El último largometraje de la trilogía "Stop: Quecemento Global" es un trabajo tan artesanal e increíble que, en la charla que dí en Invercargill, en Nueva Zelandia, al comprobar como los asistentes de la sociedad fotográfica quedaban tan asombrados con la forma de realizar el proyecto, decidí cambiar el título por "Perfecta Locura Antártica" (en lugar del antiguo "Alén da fin do mundo" -Mas allá del fin del mundo-).
La película se filmó, durante mes y pico, con cartuchos recargados artesanalmente, en IB Cinema, a partir de emulsiones, donadas por el vicepresidente de Kodak, de Doble Súper-8 (que fue necesario cortar en cuarto oscuro a partir de 16 mm) y de Súper-8, pasadas ¡¡¡a Single 8!!! con solo 10, 5 metros de película (poco mas de minuto y medio cada uno, a 24 f.p.s.), con el fin de poder rodar con la cámara ZC1000N, en mi homenaje personal a Shigeo Mizukawa, diseñador de la mejor cámara de cine jamás concebida y que, pese a su edad, fue siguiendo paso a paso la aventura con su ZC1000N llevada hasta los inauditos límites de cuarenta grados Celsius bajo cero (cargando uno, sin ayuda, ¡con todo el equipo!, y haciendo el trabajo de: camarógrafo, auxiliar de cámara, auxiliar de producción, director de fotografía, guionista, director, etc.: lo que debería ser un mérito, la escoria de AGADIC, el chiringuito -López Chaves dixit- de Galicia que "apoya" el audiovisual lo considera un demérito: "un hombre orquesta", argumentaron, esa pandilla de patanes paniaguados, para descalificar mi proyecto).
Ni se como no me morí del frío, ni como aguantó la cámara. Eso sí: regresé a Galicia con 12 kilos menos y "tocado" de salud |
Determinado metraje en inversible y blanco y negro, así como en Fujichrome 64T, y "forzados" de Ektachrome 7285, están siendo revelados por el maestro holandés Frank Bruisma, mientras que el material negativo en su mayor parte es responsabilidad del teutón Ludwig Drasser, con ciertos cartuchos confiados al amigo andaluz Juan Carlos Olivo.
Álex et moi, en IB Cinema, estamos revelando artesanalmente, poco a poco, todo lo que filmé con Ektachrome 7294. De momento, está quedando bien (trabajando con película, nunca se tiene la seguridad, pues son innumerables las cosas que pueden salir mal, desde su cortado y carga en cartuchos, la toma de vistas, su transporte -evitando, no siempre felizmente, los rayos X- hasta con el revelado; veremos, en cualquier caso, que es lo que conseguiremos cuando le llegue el turno a la película ucraniana Svema, caducada cuando cayó el "telón de acero" --unos tiempos, que nunca volverán, en que Ucrania y Rusia formaban feliz parte, como hermanos, de la Unión Soviética, aquel cruento gigante de acero... con pies de barro-). En el clip de mas abajo vemos como la Kodak Ektachrome 7294 quedó de maravilla, pese a que no había sol y la película inversible de color no es especialmente agradecida en su ausencia.
Tuve la suerte de filmar el plano justo antes de que se acabara la película de ese rollo. Un segundo mas tarde y no podría haber registrado, en indeleble película, la inmersión de un par de ballenas jorobadas con su característico chapoteo de la aleta caudal, que, como aprendí en la expedición, es única de individuo a individuo, como si fuera una especie de huella dactilar, lo que permite, gracias a un programa informático, hacer los seguimientos desde la Antártida hasta distintas partes del globo de cada ballena a partir de aquellas fotografías de avistamientos que se introducen en el sistema. En este caso, con las ballenas a cierta distancia del buque, tuve que hacer uso del teleobjetivo extremo Fujinon EBC f 3.8 75-280 mm (que, en la ZC1000, ve multiplicada sus focales por un inaudito x 6.5.
(Continuará)
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