Ya saben los lectores de esta bitácora que "Elegía al Plumacho" nace del deseo de rendir homenaje a una planta hermosa pero denostada, que algunos llaman “hierba de la Pampa” o Cortaderia selloana, pero que aquí, en Galicia, conocemos simplemente como plumacho. La filmé en los acantilados de mi ciudad, La Coruña, ondeando al viento atlántico, acompañada por la voz de un texto que escribí desde la contemplación y la ternura, en una reflexión, visual y sonora, sobre la belleza silvestre de una planta que es considerada invasora en Galicia. Es, este opus fílmico, una elegía superochista que nos recuerda que, en la historia del planeta, todos hemos sido invasores alguna vez.
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Diapositiva Kodak Ektachrome con la ZC1000N en primer término |
Este cortometraje fue filmado y sonorizado completamente en Súper-8, pero lo que ustedes quizá no sepan es que no con los cartuchos comerciales del formato, sino con cartuchos de Single-8, un sistema que ya no existe, recargados personalmente en mi cuarto oscuro, que es donde todo empieza y termina. Usé metraje sobrante del documental "Perfecta Locura Antártica" , película Kodak Ektachrome 7285, caducada en 2012 y conservada durante años en frío (en mi largometraje usé todas las emulsiones pasadas y presentes de fabricadas por Kodak en este siglo). La elección del Single-8 no es caprichosa: es parte del alma material del proyecto.
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La ZC1000N con el compartimento de película abierto y un cartucho personalizado recargado con colas de Ektachrome 7285 |
El problema (pero que es parte del arte) es que la película de Súper-8 viene en soporte de triacetato de celulosa, más grueso que el poliéster usado en los cartuchos de Single-8 entre 1965 y 2013. Ello implica que en lugar de 15 metros, en Single-8, sólo entran unos 12 de Súper-8 en triacetato, sobrando unos tres metros de cola por cartucho de Súper-8. Esos fragmentos de colas, que me sobraron del proyecto de la Antártida, los aprovecho empalmándolos en cuarto oscuro, hasta formar nuevas cargas de unos 10 metros (para dejar un cierto margen por el grosor de los empalmes de cinta). |
Esta diaposita la disparé con óptica Zeiss con revestimiento Tarnug: ¡el EBC del Fujinon proporciona resultados mucho mejores, como se ve en "Elegía al plumacho" |
Los empalmes físicos, por supuesto, impiden enviar la película a un laboratorio convencional. Pero eso no es problema pues revelo yo mismo todos mi material cinematográfico, con la ayuda fiable de una procesadora Jobo CPP Classic.
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Presentación en La Voz de Galicia |
Ahora bien, cabe preguntarse: ¿por qué complicarse rodando con Single-8, en lugar de directamente en Súper-8 con cámaras de primer nivel como la Beaulieu 9008 o la Nizo Professional, que tengo a mano en el estudio?
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La diosa de las cámaras de cine de 8mm: ZC1000N |
La respuesta es sencilla: empleo Single-8 para poder seguir filmando con la que considero la mejor cámara de 8 mm jamás construida, la ZC1000N, esa maravilla diseñada por Shigeo Mizukawa, con cuya amistad me honro, y con la que llevo medio siglo inmortalizando lejanos confines.
Y, también, porque este tipo de cortometraje es, ante todo, una obra artesanal, en la que uno no sólo filma, sino que recarga, revela, monta, escribe, narra... buscando transmitir la pasión por lo fílmico (con la ayuda de Álex en el cuarto oscuro, en el etalonado, en el montaje y en el telecine).
Lo único que no hago es fabricar la película virgen, pero al traspasar la película de cartuchos de Súper-8 a Single-8, un formato que ya no existe, en cuarto oscuro con gafas de visión nocturna, la sensación se aproxima bastante a manufacturarla uno mismo (algo, dicho sea de paso, imposible pues no hay reto industrial mas complicado que el producir una película de calidad inversible de color, técnica que conjuga principios del siglo XIX con tecnología del siglo XX y avances químicos del XXI).
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...y más allá Irlanda |
La filmación, como casi siempre, la hice solo, sin ayuda para cargar el equipo, durante dos atardeceres de otoño. También tomé las fotografías fijas, esta vez con la moderna Ektachrome 7294, que Kodak tiene en producción.
Todo el metraje rodado ha sido aprovechado en el montaje final, excepto algunos pocos fotogramas, aquí y allá. Las veladuras, halos y aberraciones ópticas no son añadidas digitalmente, como groseramente intentar imitar las huestes del inframundo videográfico: están en la propia película que, como es inversible, esto es, como proporciona una imagen positiva tras el revelado, el original se puede proyectar.
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Ni siquiera uso lo digital para las fotografías fijas |
El plano final es, en mi opinión, espectacular. En la penumbra del ocaso, decidí arriesgar: cerré el diafragma casi dos pasos más de lo que indicaba el fotómetro (a f 3.5), buscando extraer la máxima nitidez del objetivo Fujinon EBC, que al igual que la cámara, lleva medio siglo viajando conmigo: del Sáhara a la Antártida, del polvo al hielo. ¡Qué alegría, en el cuarto oscuro, cuando emergieron las primeras imágenes! No tenía la certeza de que saliese algo. Es una pena que este plano no fuese mas largo pero... ¡eso es todo, amigos: no disponía de mas película!
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Colores que ya no existen con la Ektachrome |
Mientras filmaba en los acantilados del occidente de mi ciudad, no podía quitarme de la cabeza una melodía del álbum Vortex, del gran gaiteiro gallego Anxo Lorenzo, y será esa la música que cierre el cortometraje, sin voz, dejando que la imagen y el sonido digan lo que el texto ya ha dejado latente.
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Maravilloso Ektachrome |
Como el guion es algo más largo que el metraje filmado —y dado que no hay más película que la que usé— decidí telecinar a 16 ⅔ fotogramas por segundo en lugar de los 18 originales. Así logré encajar toda la locución en el montaje. No soy locutor pero en el registro magnético de mi voz seguí los sabios consejos del maestro Santiago Fernández, a quien agradezco su ejemplo.
"Elegía al Plumacho" no es solo un cortometraje. Es una forma de entender el cine: una labor paciente, manual, donde cada gesto importa; un canto fílmico a lo humilde, lo natural, lo imperfecto y lo verdadero.
Ya disponible en Vimeo, en la pantalla inferior. Será mi manera de compartir esta pequeña joya fílmica con quienes aún creen en el cine como arte hecho a mano.
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