Jordi Bails es un coleccionista catalán, al que conozco personalmente, que, aunque el 9.5 mm es el objeto de su devoción, también se interesa por custodiar materiales curiosos en otros formatos, con una característica aglutinadora: encuentra por unos pocas monedas artículos que por la red serían onerosos, eso sí, tras meticuloso y paciente cribado, en el mercado al aire libre dels Encants, en nuestra querida Barcelona, su ciudad.
¡LOS TRES ENMASCARADOS! Álex et moi con Jordi Bails ante su bar favorito de Barcelona |
No hace mucho Jordi encontró un maravilloso objetivo Eumig Suprogon f 1.2 de 12.5-25 mm, ¡¡¡en el interior de un cajón de una máquina de coser expuesta en un puesto callejero!!! El vendedor, no sabiendo lo que era, se lo vendió por cinco euros. Este Suprogon f 1.2, que venía, entre otros, con el proyector cumbre de la marca, el Eumig 940 Multiprocessor, entra en barriletes europeos como los de Fumeo, proporcionando una definición y luminosidad alucinantes en un objetivo que no padece de los achaques mecánicos que sufren, por ejemplo, los Schneider, entre otras virtudes.
Ayer, por unas pocas monedas, consiguió otra joya: un Eumig Vario-Eupronet f: 1,3 \ F: 14-30 mm Optical Level System, que Eumig presentó en 1978 con el glorioso 926 Stereo. Este ingenioso objetivo, orgullo de la ingeniería austriaca, permite la regulación de la altura de la imagen proyectada sin necesidad de inclinar el proyector y sin deformación trapezoidal de la imagen. Cuando la bancarrota de Eumig (que fue, en su momento, y durante años, la primera empresa privada de Austria), la patente del Optical Level System fue vendida por los liquidadores a una empresa japonesa, creo recordar que Canon; sin embargo, nunca volví a ver este tipo de ópticas.
¡Felicidades, al amigo Jordi Baills, por sus nuevas adquisiciones! Algunos dicen que el Súper-8 es caro: pues no lo es si, como Jordi, se sabe lo que buscar y se espera al momento adecuado, sin prisas.
Post Scriptum: ¿Qué hacía un objetivo en una mesa de máquina de coser? El profesor Lluis Gifré aventura una conjetura muy plausible: ¡las mesas de máquina de coser se usaban como soportes de proyectores de Súper-8!
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