Hoy miércoles ha sido un día glorioso. De esos que te recuerdan por qué amas el cine y por qué cada fotograma vale la pena.
La jornada comenzó temprano en la Escola de Imaxe e Son de La Coruña, en la que proyecté el original fílmico rodado y revelado por los alumnos como parte de una colaboración con el Sellier Film Festival. Fue un éxito rotundo, "emocinante", como la calificó el profesor Carlos Oro, responsable de la práctica Lumière. Pero de esto ya escribiré con más detalle otro día.
Al llegar a la oficina, una sorpresa inesperada me estaba esperando: como el tráiler de "Perfecta Locura Antártica" obtuvo la semana pasada el segundo premio en la XII edición del Festival de San Roque, en Cádiz, hoy recibí un paquete lleno de recompensas cinematográficas, con la película devuelta.
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| ¡Medalla...y premio de película! |
Entre ellas, una medalla conmemorativa, folletos del festival y ¡lo más emocionante!, un rollo de 122 metros de película Kodak Tri-X de 16 mm. Un premio perfecto para un cineísta: más película para seguir filmando. Y justo a tiempo para poner a prueba mi Canon Scoopic Super-16, recién salida del servicio técnico en Alemania. ¡¡¡Muchas gracias a Esteban Gallego, su incombustible director!!!
Lo curioso es que tanto el Festival de San Roque como el Sellier Film Festival comparten una misma filosofía: se sostienen sin fondos extraidos del contribuyente y, en lugar de entregar premios en metálico, otorgan algo de un valor incalculable para cualquier amante del cine de verdad: más película para seguir creando. Toda una paradoja, puesto que festivales apoyados con el oro y el moro por el erario público no premian mas que con tonterías.
Así que aquí estoy, con mi cámara lista y un nuevo rollo de Tri-X de 16 mm esperando su turno. Porque el mejor premio para un cineasta es, sin duda, la oportunidad de seguir rodando.
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| Bonito opúsculo del Certamen de San Roque |
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