martes, 3 de enero de 2017

CÁMARA FOTOGRÁFICA TRADICIONAL VS DIGITAL

Uno de los argumentos de la brigada del "digimerde" es que la fotografía argéntica, o mecánico-química (que ellos, erróneamente, denominan "analógica", cuando lo analógico es lo suyo pues una copia química nunca es análoga a otra: siempre hay pequeñas diferencias) resulta costosa. Puede ser más costosa, efectivamente, si uno toma miles de fotografías, pero ¿para qué se necesita tal ingente cantidad de imágenes, imposibles de digerir?


EL SECRETO ESTÁ EN LA MESURA.
Suelo gastar un carrete de 36 fotografías personales (las cámaras Fujifilm consiguen 38 o 39, si se afina bien con el enhebrado) por mes, a veces, menos. Y es más que suficiente. No entiendo a los del digimerde que, en lugar, de disfrutar del momento, y fotografiarlo cuando es necesario, se pasan todo el tiempo mirando la realidad a través de su visor para tener miles de fotografías, en su inmensa mayoría inútiles y que, por cantidad y bazofia, resultan virtualmente imposible de visionar con deleite. En cambio, con la fotografía tradicional, mas pensada, raro es que se deseche alguna de las 36 a 39 fotografías que salen de cada carrete.


¿ES CARA LA FOTOGRAFÍA TRADICIONAL?
En absoluto. En invierno suelo fotografiar con negativo (el carrete de toda la vida, vamos) y en verano con inversible (diapositiva). Al procesar un carrete de negativo en Foto Artús, de La Coruña, esto es todo lo que recibo por 18 euros + IVA:
1) un negativo capaz de durar cientos de años;
2) de 36 a 39 fotografías, con margen blanco, en papel químico Fujicolor Supreme (que tiene calidad archivo y mantiene los colores intactos durante decenios).
3) otro carrete gratuito de película negativa;
4) un CD con todas las fotografía digitalizas; y
5) una copia índice con la vista en miniatura de todas las imágenes para guardar con el CD.
¿Es mucho 18 euros al mes?


QUIEN TIENE UNA CÁMARA TRADICIONAL YA TIENE UNA DIGITAL
El punto 4 es muy importante. El recibir el negativo escaneado permite compartirlo por las redes sociales o enviarlo por correo electrónico a familiares. Todas las ventajas del digital, el bonus añadido de la textura argéntica y, además, sigo conservando el negativo,  que durará generaciones en mi familia. Por contra, una cámara digital sólo proporcionará los 1 y 0 de una información informática volátil (por ello, también denomino "numérica" a la fotografía digital)


LA VENTAJA DE LAS CÁMARAS TRADICIONALES.
Disparo la inmensa mayoría de mis fotografías con dos Fujica AX5 adquiridas a mediados de los ochenta y a las que, a lo largo de los años, fui enriqueciendo con todo tipo de ópticas Fujinon EBC, desde el granangular de 16 mm hasta el monstruoso teleobjetivo de 1.000 mm ¡y un metro de largo! (las fotografías submarinas, las tomo con la pequeña Fuji HDM). Con el granangular de 16 mm fotografié, el pasado agosto, esta curiosa vista de la plaza de María Pita de lado a lado: ese que aparece en el lado izquierdo, es mi amigo Javier.


La mayor parte de las cámaras de 35 mm de gama media-alta o alta, son sorprendentemente fiables, construidas para durar (las mías, están en uso continuado desde mediados de los ochenta; las digitales, suelen quedar obsoletas cada lustro).  Las ópticas Fujinon EBC para 35mm , insuperables, siendo metálicos no sólo sus cuerpos ¡sino hasta las tapas!  Por ejemplo, este par de fotografías de mi madre las disparé con película Fujifilm Reala de 100 ASA abriendo el Fujinon EBC de 50 mm a f 1.2 cámara en mano.
El efecto "bokeh" de este objetivo es bastante bonito. No ignoro que se puede conseguir en postproducción, pero el valor del arte fotográfico, para mí,  consiste en lograr los efectos durante la toma de vistas (mediante filtros, ópticas, velocidades, tipo de material sensible...), cuando la propia película es algo histórico, pues se encuentra realmente allí, con lo fotografiado Naturalmente, todas estas fotografías se encuentran sin el menor retoque y escaneadas de forma comercial.




Las cámaras AX5, aunque poseen cinco modos de exposición, las suelo emplear siempre en manual. Por supuesto, el enfoque tampoco es automático y ello me permite jugar con la profundidad de campo (calculada a ojímetro).  Mi amigo Víctor, en sus ratos libres, está ampliando sus estudios y alguna que otra duda se la resuelve Javier cuando, muy ocasionalmente, quedamos para tomar café. En la primera fotografía, de este autorretrato sin flash, y abriendo a f 1.4 con película de 100 ASA, la profundidad de campo era muy escasa.


Enfocando a la Virgen de Pastoriza (en el fotograma de Súper-8 Ektachrome que aparece en el monitor), en la fotografía inferior, Javier, a la izquierda, aparece borroso; en cambio, enfocando a Víctor, salimos los tres a foco pero el monitor desenfocado (fotografía superior).

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