Pese a las ocupaciones diarias, sigo avanzando en el montaje y la escritura del guión de "Odisea en Groenlandia", tarea que hago al mismo tiempo, para ensayar los tiempos de locución (si bien, debo considerar que el texto será traducido al gallego, idioma que, al no tener la suerte de que fuese el mío materno, y que en mis tiempos no se enseñaba, tardo mas en leer).
"Una vez al día, a veces dos, desembarcamos en los kayaks. Desde el primer momento ya me había adaptado a las bajísimas temperaturas en el interior de Scoresby Sund. No deseo restar importancia al frío del alto ártico en esta parte de la Groenlandia oriental, pero uno se acostumbra a él, a tener las manos como aletargadas y parte de la cara congelada. Afortunadamente, la cámara de Súper-8 Eumig Nautica no me dejó tirado en ningún momento, pese a que llevo usándola cuatro décadas.
La temperatura del agua es inhumanamente fría, a 2 grados Celsius bajo cero, esto es, 1.8 grados por debajo del punto de congelación del agua dulce y alrededor de 0.1 por encima del punto de congelación del agua salada"
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| Con la exploradora polar inglesa Gemma Bradley: mi cara refleja preocupación no sólo por la magnitud del desastre ecológico sino por el miedo a volcar en esas aguas insanamente heladas. |
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