En verano de 1975, cuando tenía 15 años, Mampel Asens, representante de Fujifilm en España, presentó en mi ciudad la Fujica ZC1000. Al año siguiente, vinieron otra vez al salón de los Salesianos para introducir un proyector de cine acorde para la cámara, el Fujicascope SH30, con óptica 1.0, una maravilla, totalmente inalcanzable para un adolescente. El proyector venía a juego con dos cajas acústicas opcionales que, años después, seguí admirando en cada nueva edición del Sonimag de Barcelona, en los años que cursé la carrera.
Cuando años después, ya trabajando, pude comprar un SH30, los altavoces ya no estaban en existencia. Varias décadas mas tarde, el joven amigo Álex, un auténtico sabueso en las búsquedas por Internet, encontró una pareja de estos altavoces en estado inmaculado a un precio irrisorio.
Como el SH30 es monofónico, ¡me regaló la segunda unidad!, que ahora tengo instalada en la sala de control, ya sea para usar con el SH30, como con cualquier otro proyector de Fuji, Fumeo o el Beaulieu.
¡Qué sensación me produce ver este altavoz, junto a la pequeña pantalla, con el antiguo logo elíptico de Fujifilm!, y la parte trasera ¡firmada de puño y letra por el japonés que lo comprobó en 1975! ¡¡¡Qué maravilla de sonido!!!
Todavía conservo, desde 1976, el folleto desplegable del Fujicascope SH30, que Nena plastificó hace 25 años y tengo colgado en la puerta de la sala HAL9000. En su parte trasera, se pueden ver ambas cajas acústicas (¡que impolutas!, virginales, sin la roña acumulada tras décadas):
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