Uno, que es un enamorado del cine, hay trabajos que hace sin que exista retribución por ello, por amistad, y espíritu de colaboración con otros colegas, como la grabación, esta mañana, en el plató Stalag de IB Cinema, de una secuencia completa para un documental sobre crímenes, dirigido por el amigo Fran X. Rodríguez con guión de Marcos Nine, también amigo, y que trabajaron en IB Cinema durante años. El documental lo produce, para Amazon, la potente productora Ficción Producciones, a cuyos propietarios, el matrimonio de Lulo y Mamen, conozco personalmente desde hace lustros.
El protagonista de la grabación de esta mañana fue el proyector de cine Fumeo 9271 RM1500, que va a servir de hilo conductor entre varias secuencias del documental.
Nena y Marcos quedaron sorprendidos por el séquito: ¡¡¡el director Fran vino acompañado por diez personas!!!: un director de fotografía, un operador de cámara, sonidista, iluminador, segundo operador de cámara, regidor y auxiliares varios, como las chicas que traían el café del cercano Café Bar Taller de La Artística, lo que contrasta con el rodaje de mis documentales sobre el Calentamiento Global, en los que, pese a rodar con película, no en digital, en lugares remotos, todas las funciones (¡incluso la del acarreo!), las hago sin ayuda, amén de, también, escribir el guión y hasta buena parte de la locución (e, incluso, el montaje fílmico y, a veces, hasta la proyección en película o parte del revelado u otros procesos químicos como los "virados").
Son distintas formas de trabajar: el cine lo entiendo como artesanía, y disfruto haciendo personalmente cada fase del trabajo: la escritura del texto, elegir la emulsión fílmica acorde con la sensación que quiero transmita la película, seleccionar la óptica, el diafragma y la abertura de obturador, así como cargar la película cada dos minutos y medios de filmación (lo único que no me gusta es acarrear sin ayuda con 50 kilos de equipamiento).
Fue un auténtico placer volver a ver a Fran, y muy contento de que tenga dos hijos ya. A lo largo de los años, las productoras siempre recurren a mí para cada vez que tienen un requerimiento en que tienen que aparecer cine auténtico, en película. También, los periódicos para informaciones concretas de cine, incluso artículos. Pero es un misterio la razón de que no soliciten, para este tipo de cosas, los servicios e instalaciones de la ahora llamada Filmoteca de Galicia, el antiguo CGAI, institución que, con toda su cohorte de empleados, tendría, creo, que avenirse a realizar este tipo de cometidos en favor del audiovisual gallego, mejor que un particular.
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