jueves, 3 de noviembre de 2022

MARES DA FIN DO MUNDO CLAUSURA SU V EDICIÓN CON "SPITSBERGEN, O GARDIÁN DO ÁRTICO"

Cuando uno ya creía que "Spitsbergen, O Gardián do Ártico" había dado todas las alegrías que podía, tras su emisión en abierto por la Televisión de  Galicia, hace unos meses, todavía fue capaz de proporcionar una mas: 


el honor de ser elegida para clausurar la edición de Mares da Fin do Mundo
, un interesantísimo festival, en la villa coruñesa de Serra de Outes, cuya especialización lo vuelve como el mas apropiado para este largometraje,  pues vincula las temáticas marinas  con lo medioambiental; son dos temas de actualidad, vitales para el planeta, por lo que un festival como Mares da Fin do Mundo, auguro, no puede mas que crecer, a nada que reciba algún apoyo por parte de administraciones públicas y empresas sensibles.

Naturalmente, ambas proyecciones fueron cinematográficas, no en vídeo digital, pues, salvo para su emisión en televisión, me niego de forma rotunda a que "Spitsbergen, O Gardián do Ártico" se vea en digital: permitirlo, sería traicionar el espíritu de su génesis. Y es en 16 mm como se ha visto esta película rodada en Súper-8 en confines tan remotos como la India, donde, por cierto, me premiaron como el mejor director.

Marcos et moi con el jurado, Xose y Eva: ¡que fueron proyeccionistas de 35 mm!

La dicha fue aún mayor al saber que "Spitsbergen, O Gardián do Ártico" iría precedida, en una especie de programa doble, nada menos que con "Nanuk, el esquimal", el primer documental de la historia, y que conmemora este año su Centenario.

En cuanto a "Nanuk, el esquimal" se dió una circunstancia curiosa. La organización del festival, comandada por el infatigable Marcos Gallego, se puso en contacto con la Fundación The Flaherty, para la tramitación de los derechos de exhibición, pero, desgraciadamente, no pudieron servir un positivo fílmico: ¡¡¡sólo tienen versiones digitales!!! 


Pero, para resolver estos problemas, se encuentra precisamente Cinemateca de Galicia-Museo Sellier, de IB Cinema, donde archivamos no uno, sino dos positivos fílmicos de este título (de distintas reposiciones). 
"Nanuk", con estos nuevos créditos de presentación de The Flaherty, era la segunda vez en el mundo que se proyectaba. ¡¡¡Un gran logro de Mares da Fin de Mundo!!!, frente, por ejemplo, a festivales como la SEMINCI, que han programado, en su 67 edición el mes pasado, "Nanuk, el esquimal" en miserable vídeo, pese a contar con inmensos recursos económicos.


Las dos proyecciones se llevaron a cabo con un Fumeo 1500 RM, aparato muy silencioso para proyectar en la propia sala, pero al mismo tiempo capaz de pasar largometrajes de un tirón, sin intermedio. Ni que decir tiene que el proyector de cine, con sus colosales bobinas y su intrincado recorrido de engranajes dentados, fue el rey de estas dos sesiones, con bastantes personas queriéndose fotografiar ante esta joya de Milán. Los operadores encargados de proyectar con el Fumeo fueron Marcos (sonidista en "Spitsbergen") y Álex (montador en "Spitsbergen").

¡Sala atestada!
EL CINE NO ES COMO EL VÍDEO DIGITAL.

Las películas (en este caso, "Spitsbergen, O Gardián do Ártico" y "Nanuk, el esquimal"), primero hay que montarlas cada una en su bobina. Tras su pase, es necesario rebobinarlas y pasarlas de la bobina grande de exhibición a rollos mas pequeños para su conservación en el archivo o envío al siguiente cine.

En IB Cinema, tenemos no una, ni dos, ni tres, ni cuatro, ni cinco ¡¡¡sino seis!!! rebobinadoras, tanto horizontales o, como ésta, vertical, de Castells, que me permite trabajar con ella en la oficina.

MANOLIÑO, EL DELFÍN ARPONEADO.

Serra de Outes es un municipio que, aunque en la Costa de la Muerte, se sigue manteniendo virgen frente al turismo, así que no voy a glosar aquí sus excelencias, tanto en el terreno paisajístico como en su gastronomía, ¡para que las hordas no vengan a estropear este paraíso!   En su ría, lleva un tiempo viviendo el delfín Manoliño, muy sociable y amistoso, al que hace algunos días un desalmado, posiblemente un pescador furtivo, arponeó. Mi llegada al puerto de Outes coincidió con los intentos de un equipo de especialistas para intentar salvar al cetáceo... sin suerte de momento. ¡Crucemos los dedos para que lo logren!, en una actividad loable que hacen de manera altruista.


UN REGRESO TERRIBLE.

Llegar hasta Serra de Outes fue muy cómodo: por autopista hasta Santiago y después unos veinte minutos por una especie de autovía. Por la noche, sin embargo, el navegador eligió una ruta infernal, con niebla y montaña, sin ningún otro vehículo, que daba miedo: ¡se sentía uno como Blancanieves,aterrorizada, en medio del bosque! 



 

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