En el gélido oeste de la Isla de Ross, se erige el Cabo Evans (coordenadas 77°38′00″S 166°24′00″E ), un lugar que respira historia y valentía. El topónimo rinde homenaje al teniente Edward Teddy Evans, un hombre cuyo destino se entrelazó con las hazañas épicas de la exploración antártica.
Este cabo, bautizado inicialmente como "Skuary" (debido a las aves skúas, págalos en español) por el explorador Robert Falcon Scott en la Expedición Antártica Nacional Británica (1901-04), adoptó su nombre definitivo, Cabo Evans, durante durante la segunda odisea de Scott: la Expedición Antártica Británica (1910-13), cuando el cabo fue rebautizado con el apellido del teniente Edward Teddy Evans, cuyo nombre se proyectaría en la historia con tintes de honor y camaradería.
En un episodio que resonaría en los anales de la exploración, el 13 de febrero de 1912, el teniente Teddy Evans, sintiéndose próximo a sus últimos alientos, instó a sus compañeros, William Lashly y Tom Crean, a continuar sin él. Sin embargo, estos hombres valientes, inquebrantables en su lealtad, rechazaron la propuesta, conscientes de que su destino estaba entrelazado, haciendo gala del honor y la camaradería que caracteriza el espíritu antártico. Evans, más tarde, expresaría su asombro al decir: "Fue la primera y la última vez que se desobedecieron mis órdenes como oficial naval".
Con Evans recostado en un trineo, Lashly y Crean enfrentaron los embates de la Barrera de Hielo, protegiendo a su comandante de las ventiscas implacables. A través de la despiadada llanura antártica, donde los peligros aún acechaban, demostraron que la frase de Crean, "Si te vas, iremos todos juntos", no era solo una promesa, sino un juramento sagrado.
Esta historia de honor y camaradería antártica se inscribe en la trágica epopeya de la Expedición Terra Nova liderada por el capitán Robert Falcon Scott. Más allá de los desafíos y la tristeza que marcaron su retorno del Polo Sur, la valentía y el sacrificio de hombres como Lashly y Crean perduran como un tributo a la determinación y lealtad que impulsaban a aquellos que se aventuraron, el pasado siglo, en los rincones más remotos de la Tierra en busca del conocimiento y la exploración. El documental "Perfecta Locura Antártica" rememorará, tal vez con animación (dependiendo del presupuesto), este relato conmovedor, recordatorio eterno de las dificultades y el coraje inherentes a la exploración en los confines más inhóspitos de nuestro planeta.
Esta entrada es un complemento de la publicación original, que se puede leer pulsando en el siguiente enlace en azul: Perfecta Locura Antártica: un proyecto (casi) imposible
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