La primera película industrial en Technicolor de imbición de tres matrices (un sistema que jamás ha sido superado), es una obra de unos veinte minutos producida por Coca Cola para su exhibición en la Feria Mundial de Nueva York de 1939. Posteriormente, se proyectó por todos los Estados Unidos, no sólo en inglés, sino en español (latino).
De este trabajo, existen varios positivos en inglés (incluso digitalizado) pero solo sobrevive un positivo cinematográfico en español latino, que es el que la multinacional con sede en Atlanta me ha encomendado restaurar. En esta la primera inspección compruebo, con grata sorpresa, que se trata de un original Technicolor de la época de su estreno. Se encuentra reseco, quebradizo, abarquillado y, lo que es peor, tiene largas secuencias con las perforaciones rotas; este último daño no queda otro recurso que repararlo cuidadosamente con la cinta de poliéster perforada PerFix (que se puede ver en las dos últimas fotografías de esta publicación), la misma que se emplea en la filmoteca de la Biblioteca del Congreso (¡de los Estados Unidos!, no de España: aquí los políticos andan a otras cosas...).
También presenta, el rollo, varios empalmes de celo cristalizados: cuidadosamente, con Vitafilm, debo limpiar los residuos de estos empalmes, y rehacerlos con la nueva cinta Fujifilm Archive.
¡Qué emoción tener un material como este entre las manos!, en IB Cinema.
Para no dañarla, la he visto en la moviola. ¡Es asombrosa! ¡Qué colorido! La obra narra la historia de la famosa bebida.
En 1886, a medida que las fuentes de soda se fueron haciendo cada vez más populares, en los Estados Unidos, como lugar de reunión social, un farmacéutico y veterano de la Guerra Civil llamado John "Doc" Pemberton adaptó el jarabe de su invención para que fuese mezclado in situ antes de la consumición.
Después de la muerte de Pemberton en 1888, un hombre llamado Asa Griggs Candler se hizo con el negocio. Contrató a vendedores ambulantes para que repartieran cupones para obtener una Coca-Cola gratis. Su objetivo era que la gente probara la bebida, le gustara, y la comprara más adelante. Ayudó a hacer de Coca-Cola una marca nacional, en lugar de solo una marca regional.
Un movimiento controvertido por parte de Candler fue vender el jarabe de Coca-Cola como un medicamento patentado, alegando que eliminaría la fatiga y los dolores de cabeza. En 1898 el Congreso impuso un impuesto a todas las medicinas y, después de una batalla judicial, Coca-Cola se dejó de vender como un brebaje de uso medicinal.
En 1899, Ben Franklin Thomas y Joseph Whitehead se acercaron a Candler para embotellar la bebida. A principios de 1900, la Coca-Cola en botella estaba disponible en tiendas de comestibles y salones. El embotellado tuvo tal éxito que Thomas vendió los derechos de embotellado a empresarios independientes, de forma que en 1909 ya había 379 plantas embotelladoras a lo largo de Estados Unidos. Con las tapas de las botellas manteniendo la bebida fresca, las mulas y los carros estaban a punto de llevar las bebidas a las ciudades en todas partes del país.
Cuando la película se encuentre totalmente restaurada, antes de devolverla al cliente, naturalmente haremos un pase secreto en la Cinemateca de Galicia / IB Cinema.
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