Atrapado en el hielo por dos ocasiones en un Océano Glacial Ártico congelado, sorteando témpanos en frágiles zodiacs bajo una intensa nevada a temperaturas inferiores a -20 grados Celsius, viviendo un rescate en helicóptero, filmando a pocos metros de una osa polar con su osezno de un año, caminando con un grupo armado con rifles Mauser en una superficie helada sobre profundidades abisales, visitando una inmensa bóveda --cavada en el permafrost, o suelo helado-- concebida para archivar para la posteridad todo el conocimiento humano... son algunas de las aventuras que viví durante los diez primeros días de mayo, en su mayor parte a bordo del histórico rompehielos Malmö, para probar, en temperaturas extremas, el funcionamiento de toda la gama de películas cinematográficas Kodak para Súper-8 y la versión experimental de pre producción de la totalmente nueva Kodak Ektachrome 100D 7294.
Ni siquiera Thor Heyerdhal llevó el Súper-8 tan al norte (autoretrato) |
¡Quien me iba a decir a mí, un hombre de oficina, que me iba a convertir en aventurero, estando ya mas cerca de los sesenta que de los cincuenta!
Helicóptero de salvamento, lejos de cualquier sitio (diapositiva disparada por mí) |
Filmando el avance entre el hielo, "pillado" in fraganti por Per Andersson |
La acogida, fue muy buena: más de diez mil lectores, sin mas publicidad que Facebook (tanto a través de mi página personal como de otras que administro).
¡Esta instantánea la hice con el móvil Kodak Ektra! |
¡mi diario grabado digitalmente (no el manuscrito), junto con unos diez minutos de metraje, toda mi ropa y accesorios cinematográficos varios, fue extraviado por la línea aérea!
Previsoramente, nunca me quise separar de la mayor parte de las películas, que copaban mi equipaje de mano, para sorpresa de aduaneros. En esta maleta de cabina, felizmente siempre conmigo, no sólo estaba la prueba realizada para Kodak, sino también la inmensa mayoría del metraje para un documental de IB Cinema.
Todas las películas han sido recogidas por la multinacional de Rochester el miércoles pasado. El negativo en color será revelado en Alemania. Las inversibles en blanco y negro, en Holanda.
La totalmente nueva Kodak Ektachrome 100D 7294, en su versión experimental y que es la primera emulsión inversible desarrollada en el siglo XXI, en los Estados Unidos, pues su comportamiento, incluso del cartucho mismo, debe ser comprobado antes de su lanzamiento mundial, alrededor de septiembre u octubre de este año.
Mi informe (y el de otros 3 profesionales ajenos a Kodak) será básico para la preproducción final que se hará durante julio y agosto, metraje que también probaré no sólo para Kodak, sino también para la nueva edición en inglés de la revista Photo Klassic International, que se presentará este septiembre en la Photokina de Berlín, la feria con mas renombre dentro del sector).
Para los que sean desconocedores del mundillo cinematográfico, tal vez sea menester aclarar que una emulsión inversible es aquella que, tras su revelado, proporciona un original positivo único listo para su proyección, esto es, una especie de incunable que, en su día, bauticé como "filmcunable".
Un original inversible se puede, naturalmente, digitalizar también a 4K. Sin embargo, no permite tantos ajustes de postproducción como el negativo. Su filmación es, igualmente, mas dificil, ya que la latitud de una emulsión inversible de color no suele sobrepasar el medio diafragma.
A propósito de la maleta extraviada, me pregunto: ¿qué habría pasado si hubiese facturado el equipaje de mano, con casi todas las películas, como me insistían en el aeropuerto? o ¿si me perdieran el equipaje facturado en el viaje de ida, privándome de mi equipamiento polar?
Después de todo, tuve suerte. Lo siento únicamente por el diario manuscrito y esos diez minutos que faltan del total filmado; el resto, como tengo factura de casi todo, parece que me lo cubrirá el seguro.
Con mi Bauer A512, bajo cero, en diapositiva tomada por Per Andersson. Junto a mí, el fotógrafo inglés Brian Mattews y el profesor Audun Rikardsen |
La bitácora de la aventura Kodak en el Ártico pasa a denominarse "Spitzbergen: el guardián del Ártico", en lugar de "Svalbard: el guardián del Ártico", no sólo para diferenciarla de aquella en que narraba los preparativos, sino, también, porque, aunque los noruegos prefieren denominar Svalbard al último archipiélago antes del Polo Norte, uno, que no tiene por que ser políticamente correcto, prefiere el nombre elegido por su descubridor, Spitzbergen, y por el cual todavía se conoce estos confines en Holanda, Alemania, Gran Bretaña e, incluso, Francia (los noruegos circunscriben el uso de Spìtzbergen sólo a la isla principal).
Si las doce entregues pre expedición fueron publicadas cada viernes, esta vez, por razones de trabajo, iré narrando el periplo conforme vaya pudiendo.
Sígame, amigo lector: ¡no se arrepentirá!
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