martes, 9 de abril de 2019

OH, DIOS MÍO: ¡¡¡TERROR EN LA CABINA DE PROYECCIÓN!!!

La tarde del pasado sábado, cuando estaba proyectando el positivo de "La novia de Frankenstein", para comprobar su nueva pista magnética con el doblaje en español (la banda óptica mantiene la versión original), cuando ya habían transcurrido dos terceras partes del metraje, salí de la sala de proyección y entré en la cabina para parar el proyector Fumeo 9315 para ir al retrete.
Desde que los móviles tienen Internet, las visitas al excusado se hacen innecesariamente mas largas, pues uno aprovecha para consultar que hay de nuevo de Facebook e Instagram, o a responder a algún WhatsApp
Pues bien, cuando regresé a la cabina de proyección ¡¡¡se me heló la sangre!!!, mudo de asombro, aterrorizado por lo que estaba viendo: casi toda la película de la bobina receptora (unos mil metros en ese momento), ¡¡¡estaba esparcida en el suelo!!!, y seguía fluyendo. 
Menos mal que Dios es misericordioso con los que se dejan ayudar: el suelo de mi cabina está impecablemente limpio y, además, la película se desparramó ordenadamente. 
De todas formas, tardé algo mas de media hora en rebobinarla con cuidado. 
La razón de este desaguisado es la siguiente: la tensión del motor del brazo de la bobina receptora, apagado, la tengo regulada para el peso de una película normal, con sonido óptico. Al incrementarse el peso debido a la doble banda magnética, y apagar el motor, este pequeño incremento tira de la película, que se desenrolla con mayor rapidez conforme la inercia va ayudando a la gravedad. 
¡Menos mal que el problema se resolvió sin daño para mi valioso original, con mas de medio siglo a sus espaldas! (sin embargo, al verme obligado a rebobinar manualmente, desde una posición extraña, me hice un pequeño daño en el brazo. ¡Tendré que pedirme una baja a mí mismo!).

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