El día de su estreno, el pasado 3 de agosto |
¡Aún estaba "en garantúa"! |
Es la segunda vez que me ocurre un hecho no agradable en este, para mí, maldito lugar: la otra vez, en 2012, se me cayeron las gafas graduadas, que no pude encontrar por mas que rastreé la zona, debiendo regresar a mi acomodación conducido por mi hija como si uno fuera Mr. Magoo.
Se da la circunstancia de que la Nikon Ti35 no tenía que estar en la Laguna Azul, sino que era un cometido para la Fuji HDM sumergible que me acompaña desde 1984 por mares y océanos de medio mundo pero que en esta ocasión tenía el autodisparador estropeado.
¡Poco después del accidente!, en el propio lugar maldito. |
En este sentido, es mucho mejor el sistema de carga DL de las cámaras Fujifilm, como mi querida minúscula Tiara, en los que la cámara extrae de su cargador toda la película al comienzo y va rebobinando las fotografías con cada disparo: si un percance como este ocurre, lo que ya está fotografiado se encuentra a salvo, en el interior del carrete metálico, sin necesidad de complejas
operaciones de cirugía mayor a ciegas como en esta Nikon Ti35.
Ahora, Mateu aplicará a los componentes electrónicos un barniz protector, para que no se sigan oxidando, y como exteriormente la Ti35 se encuentra impecable, pasará directamente a una vitrina en la que atesoro modelos raros y emblemáticos de la historia de la tecnología fotoquímica.
¡Una de mis cámaras mas deseadas! y que poco me duró (cuando todas las suelo usar durante décadas). Lo peor, sin embargo, es que había sido un regalo familiar que mi hijo, en esta versión, tardó años en encontrar. Así de crueles son los designios del Señor.
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