Hace mas o menos un lustro que tuve la fortuna de obtener, gracias a un amigo italo-argentino, un positivo de "Acariño Galaico de Barro", el poco visto opus filmado en Galicia por ese genio de la cinematografía española que fue el andaluz Val del Omar. El positivo, que había sido exhibido en colegios piamonteses, está en muy buen estado, con excepción de mas o menos un metro, tramo en el que, en su día, tuve que reparar piquetes y otros deterioros. Hoy lo inspecciono en la oficina, con el retroproyector de sobremesa Fujicascope Autovision, pues esta tarde lo vendrá a visionar un amigo que mas que médico es cinéfilo.
"Acariño Galaico" proyectado fílmicamente en el III Sellier Film Festival |
SEPA MAS DE VAL DEL OMAR.
Siempre uno se refieren a sí mismo como "cineísta", en lugar del pedante cineasta, pues, aunque "cineísta" no está reconocido por la R.A.E., sirve para diferenciar a una persona que ama el cine con su tecnología mecánico-química, y lo practica personalmente en todas sus facetas (filmación, revelado, montaje, exhibición, restauración), del prostituido "cineasta" con el que hoy se engloba a toda clase de gente, procedente en general del inframundo del digimerde, que no distingue una emulsión de otra ni tiene ni idea de cosas tan simples como usar un fotómetro.
Existió, en España, una figura emblemática del cine que tampoco se refería a sí mismo con "cineasta", sino como "cinemista", un neologismo con el que quería aunar la actividad del alquimista e inventor junto al de creador cinematográfico: es el surrealista olvidado, José Val del Omar.
"Acariño Galaico" proyectado fímicamente en el III Sellier Film Festival |
VAL DEL OMAR: UN PRECURSOR.
José Val del Omar construyó artesanalmente un objetivo de focal variable (lo que el vulgo denomina, de forma bárbara, como zoom) ¡antes de que las fábricas de ópticas cinematográficas los inventasen! En 16 mm, aprovechó para la imagen el espacio reservado para el sonido cuando el Súper-16 no podía ni soñarse. Experimentó con el sonido multicanal y las pantallas cóncavas, inmersivas, así como con el cine con tacto y con olor, mucho antes que nadie en España. Pese a todo, murió olvidado en Madrid.
Como dice Bego M. Santiago, que lleva años trabajando para instituciones museísticas alemanas, Val del Omar fue un visionario con su teoría del desbordamiento más allá de la pantalla. Los intelectualillos dan rienda suelta a su pedantería hablando de Peter Greenaway y su teoría del "live cinema", pero, recalca Bego, "se olvidan de este granadino que sintió el cine como lo que es: mística de la luz".
Revisión del positivo con el retroproyector Fujicascope Autovision |
En los últimos años la figura de Val del Omar ha sido objeto de una cierta puesta en valor por parte de ciertos museos, como el Reina Sofía, por citar alguno importante, gracias al trabajo de Piluca Baquero, actualmente decana de la Facultad de Comunicación de la Universidad Camilo José Cela, con una larga trayectoria como productora y directora, que, además, fuera una de las máximas responsables del laboratorio Technicolor: ¡¡¡Piluca Baquero es sobrina-nieta de Val del Omar!!!, según creo. Actualmente, mi buen amigo desde hace años, el director andaluz Jesús Ponce está rodando un documental sobre la figura de Val del Omar para la productora Magnetika.
Parte de la obra de Val del Omar se proyectó en Galicia pero, desafortunadamente, fue en vídeo, y no con película, como el genio granadino la concibiera (con la excepción precisamente de este opus, que se exhibió, en fílmico, en la III Edición del Sellier Film Festival, en el cine Goya-Hércules de Ediciones, no sólo sin el menor apoyo público, sino con la inexplicable animadversión de AGADIC -queremos creer que mal aconsejado por "mareantes"- que nos negó la sala del CGAI -ahora pomposamente bautizada como "Filmoteca" de Galicia; bien es cierto, que salimos ganando con la negativa -pese al trabajo que supuso trasladar y recoger todos los equipos cinematográficos e, incluso, la pantalla-: salimos ganando, pues el homenajeado, con el premio Sellier, ese año, fue el gran Ricardo Fernández Castro, fundador del Cine Club Aldebarán, que hizo en el Goya buena parte de su programación, antes de que le habilitaran la sala de la nueva Jefatura Provincial del Movimiento, en la plaza de Pontevedra --actualmente, la delegación de Hacienda de la Xunta de Galicia-.
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