En estos tiempos de Facebook, WhatsApp, Instagram... qué bonito resulta abrir el buzón y encontrarse con una carta de mi hija que incluye una fotografía física (Fujifilm Instax tipo Polaroid), con una amiga de la facultad...¡y un esqueleto!
Si una imagen se recibe por Internet, además de que no genera ilusión, sólo se le dedica unos segundos: es algo efímero, no como una carta manuscrita y una fotografía real, que se disfrutará más con cada año que pase. Gracias, Verónica.
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