¡¡¡FELIZ MEDIO SIGLO, SEGUNDA CADENA!!!
Hoy, 15 de noviembre de 2016, la ahora 2 de TVE cumple cincuenta años. Cuando uno era niño, no se llamaba así, sino UHF, en realidad el acrónimo del nombre en inglés de la tecnología bajo la cual emitía (Ultra High Frecuency: ¡toma ya!).
Recuerdo que, durante mi infancia, en La Coruña, el UHF se veía peor que la primera cadena y que sus emisiones empezaban tarde, a las ocho tal vez.
La creación de TVE2, que no llegó a alcanzar todo el territorio nacional hasta 1982, fue otra iniciativa del gran y llorado D. Manuel Fraga Iribarne, una figura irrepetible para Galicia y para España (D. Manuel, en primer término en la foto, mirando como el Caudillo aprieta el botón para el inicio de las emisiones; tras la mesa de control, otro hombre digno de admiración, D. Adolfo Suárez).
El el UHF veía una de mis series favoritas, "Don Gato", de William Hanna y Joseph Barbera: ¡qué guiones tan buenos, en una época a lo que los niños no se les consideraba retrasados mentales! Por la noche, creo que los martes, emitían otra serie hoy de culto entre los frikis de la ciencia ficción como uno: "El prisionero", ideada, protagonizada, escrita y dirigida por el gran Patrick McGoohan, que interpretaba a Número 6, un antiguo espía, que, tras renunciar a su trabajo, es secuestrado por el Estado y retenido en La Villa, un pueblo del cual es imposible escapar. ¡Qué tiempos de series memorables, aquel!
En aquella época feliz de mi infancia, España crecía sin pagar mas impuestos que los indirectos, pese a las enormes infraestructuras que se creaban (colosales obras hidráulicas, autopistas, centrales nucleares para una energía barata), y logros sociales, como la Seguridad Social, las jornadas de ocho horas, campamentos juveniles y becas que beneficiaban a los realmente estudiosos, con una enseñanza pública de nivel (la "privada", en aquel entonces, era para los que no lograban aprobar en la pública). Una época, aquella, en que todas las regiones pedaleaban en una misma dirección: la del progreso común.
En aquella época feliz de mi infancia, España crecía sin pagar mas impuestos que los indirectos, pese a las enormes infraestructuras que se creaban (colosales obras hidráulicas, autopistas, centrales nucleares para una energía barata), y logros sociales, como la Seguridad Social, las jornadas de ocho horas, campamentos juveniles y becas que beneficiaban a los realmente estudiosos, con una enseñanza pública de nivel (la "privada", en aquel entonces, era para los que no lograban aprobar en la pública). Una época, aquella, en que todas las regiones pedaleaban en una misma dirección: la del progreso común.
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