En una de las mesas de la sala de montaje HAL 9000, de IB Cinema, se encuentran dos compactos de 16 mm: el refinado Elmo AL, cumbre de la tecnología japonesa, y el Fumeo 9271, la incombustible herramienta de trabajo italiana
Lo único que comparten es el objetivo, el famoso Kern suizo de 35 a 65 mm, pero son proyectores tan diferentes que es como si enfrentáramos en un cuadrilátero a Sora Aoi, que sería el Elmo, con Quentin Tarantino, que llevaría los colores de Fumeo.
¿A quien prefiero?
Sora Elmo es seductora... y luce muy bonito en la mensa, pero el caballo de trabajo, para el cinéfilo y el cineísta, es, sin duda, Tarantino-Fumeo.
Cuando tenga a tiempo, explicaré las razones, analizando las virtudes y defectos de ambos aparatos.
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