Después de comer (uno se rige por el horario europeo --que es, también, el de los rodajes y el de los obreros--, y termino a eso de las dos), procedo a la votación de la segunda ronda de la XXXI Edición de los Premios Goya.
DECISIÓN SOPESADA.
Se agradece el esfuerzo que hacen, autores y productores, para enviarnos, a los numerarios, sus obras en DVD, para los que preferimos conservar algo físico y no simplemente verlo a través de la plataforma Veomac.
En esta segunda votación el voto tiene que ser, si cabe, mas sopesado: hay que meditar bastante, muchos factores, pues un Goya puede cambiar el futuro de personas y empresas, así como modificar trayectorias.
OPUS 2: NO HAY FUTURO
Tras la votación, me meto con los últimos retoques del montaje final del Opus II de la serie "No hay futuro", mezclando tecnología de hoy (electrónica), con la que perdurá por siempre (mecano-química) --mal que le pese tanto a los burócratas como a los mercachifles de la industria--.
El montaje del Opus II, para no tener que andar cortando y pegando mi valioso original en película, uno (que es independiente, y no está apoyado por ninguna clase de chiringuito oficial, no puede permitirse el lujo de hacer un copión de montaje en película), hace la edición en digital, con preción de fotograma, y luego, la versión definitiva, la replica cortando y empalmando esa especie de incunable que es una película inversible.
A la diestra del monitor Mac se encuentra el proyector de cine con motor regulado por cuarzo, aparato que consigue una precisión absolutamente admirable en cuanto a su velocidad.
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