lunes, 29 de mayo de 2017

CENTENARIO DE JOHN FITZGERALD KENNEDY EN 8 MM CON CASTLE FILMS

Hoy se cumple el centenario del nacimiento de John Fitzgerald Kennedy, sin duda el mas querido miembro de la dinastía de políticos norteamericanos. La película de su magnicidio, filmada en Kodachrome de 8 mm (estándar 8, anterior al Súper-8, con un fotograma mas diminuto), se ha convertido no sólo en la cinta de 8 mm más vista del mundo, sino, tal vez, la única que hayamos visto al menos una vez todos los habitantes de América y Europa. 
JFK: QUERIDO POR TODO EL MUNDO
Aunque uno sólo tenía 4 años, recuerdo perfectamente el día en asesinaron a John Fitzgerald Kennedy; mi madre lloraba, mi padre estaba triste y, todavía en Venezuela, fuimos a Misa para rezar por él. 
En aquellos tiempos anteriores al nacimiento del Súper-8, y desde los años treinta, Castle Films era la distribuidora hegemónica, a nivel mundial, de películas en 8 mm, con una duración entre tres y diez minutos, con destino al mercado hogareño, no sólo con resúmenes de clásicos (principalmente de Universal), sino también otro tipo de material, como documentales de viaje, naturaleza y noticiarios. La labor de Castle Films fue muy importante pues, todos los coleccionistas que conozco, ya sean de 35 mm, 16 mm o Súper-8, empezaron su andadura con aquellas diminutas bobinas de Castle Films. No hace muchos años se publicó, en Estados Unidos, un sesudo volumen sobre esta distribuidora (ejemplar del mismo se encuentra en los anaqueles de la biblioteca de la Cinemateca de Galicia-IB Cinema: ¡no lo busquen, sin embargo, en la oficial, CGAI!)
Tras la triste muerte de JFK, Castle Films reaccionó rápido y preparó un noticiario de unos diez minutos, con las escenas fundamentales de su presidencia (incluyendo la toma de posesión, la visita al Papa y su viaje por Europa, su asesinato y funeral), que se puso a la venta, ese mismo 1964, en 8 mm. Dos años después, el documental "John Fitzgerald Kennedy:  man and Presidente" estaría también disponible en el entonces novedoso Súper-8. 
Fue tal el impacto del magnicidio de JFK que los laboratorios estuvieron haciendo copias desde pocas semanas después del magnicidio, en 1964,  hasta 1977, cuando Castle Films fue vendida a Universal: para los estudiosos del cine, su número dentro del catálogo de Castle Films era el 196.
Posteriormente, en 1968, Robert Kennedy, el querido Bob, también fue asesinado por un mal llamado palestino (en realidad un árabe de esos que usurpan el gentilicio de Palestina, que es como los romanos bautizaron a esos territorios judíos muchos siglos antes de que los árabes los invadieran).  Recuerdo, también, el magnicidio de Bob: con 8 años, ya regresado a España, estaba en mi aula de la Academia Colegio Galicia, de La Coruña;  cuando le dieron la noticia a doña Anita, mi profesora de tercero de primaria, interrumpió la clase llorando, para a continuación rezar un Padrenuestro en memoria de Bob
DOCUMENTAL EN 8, NO EN SÚPER-8.
A principios de los setenta, como el precio de este documental en 8 mm (ahora llamado estándar-8 o normal-8) era mucho más barato, con doce o trece tuve la oportunidad de comprarlo en los Establecimientos Docampo, de la Rúa Nueva coruñesa: me lo vendió el propio Antonio quien, además, a la vista de mi edad, me hizo un descuento adicional. ¿Cómo no voy a recordar a Antonio con cariño?
REVISIÓN, MEDIO SIGLO DESPUÉS.
En aquella infancia de inviernos largos, habré proyectado esta bobina cientos, sino miles de veces, pero ahora hace por lo menos veinte años que no la veía. Como homenaje a JFK, en el día del centenario de su nacimiento, esta madrugada, pasado un minuto de las doce de la noche del domingo, la estuve revisando en una antigua moviola de 8 mm: ¡santo Dios, el metraje sigue inmaculado, tanto tiempo después! Se trata de la edición teutona de Castle Films que sólo se diferencia de la norteamericana en:
1) los títulos de crédito se encuentran con letra gótica; 
2) la película es Gevaert y no Kodak; 
y 3) la publicidad de la parte posterior de la caja está en alemán.
Su visionado, aun en la minúscula pantalla de la moviola de 8 mm, no sólo me recuerda a JFK, sino que sirve para evocarme diversos recuerdos de mi niñez y adolescencia, asociados a esta bobina. 


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