El rompehielos Malmö, botado en 1943, atrapado en medio de un Océano Glaciar Ártico congelado, sobre cuya superficie camino mientras filmo en Súper 4K |
De como el rompehielos Malmö se quedó atrapado en un Océano Glacial Ártico congelado o,
lo que es peor, el relato de cómo mi zodiac acabó encajada entre témpanos
con un par de hambrientos osos polares cerca, son alguna de las aventuras que irán leyendo quienes me acompañen, cada viernes, en esta bitácora.
Pero han sido
tantas las preguntas que he recibido sobre mi visita al Banco Mundial de
Semillas, esbozada en la tercera entrega, que sin duda es menester hacer un pequeño
punto y aparte, en este cuarto capítulo, para extenderse, con el detenimiento que se merece, en la descripción de un lugar, asombroso, en el que, tal vez, se encuentre la salvación de nuestra especie.
Paradójicamente,
tratándose la bitácora de una publicación concebida principalmente para apóstoles de
la imagen fotoquímica, no he recibido ninguna consulta sobre el Archivo Mundial
del Ártico, esa especie de cripta de la sabiduría, inaugurada el año
pasado, donde se custodia todo el saber
humano microfilmado, analógica y digitalmente, sobre película Kodak (y también
OrWo como, en rigurosa exclusiva mundial, he tenido ocasión de desvelar el viernes pasado).
SEMILLAS EN EL HIELO PERPETUO
El Malmö atrapado a vista de dron; el puntito naranja soy yo. |
¿Cómo podría sobrevivir el Hombre si, a consecuencia
de una hecatombe nuclear, química o de cualquier otro tipo (como el cambio
climático o la caída de un asteroide), el trigo, el maíz o el arroz fuesen
destruidos? Lo que, en principio, parecería una hipótesis postapocalíptica, fruto de un guionista de
Hollywood, en realidad ¡ya ha sucedido! a nivel regional, como veremos.
UN ARCA DE NOÉ... PARA LOS CULTIVOS.
La icónica entrada al Banco Mundial de Semillas |
El Banco Mundial de Semillas de Svalbard, bautizado por la prensa anglosajona como “la bóveda del fin del mundo” o el "Arca de Noé de las semillas”, es la clave para que las plantas de cultivo susceptibles de alimentar a las personas se
conserven a salvo para la posteridad en un lugar totalmente seguro.
Lo que nació como un sueño científico de unos cuantos iluminados se ha convertido en
una realidad que, este 2018, celebra sus primeros diez años de vida, y que ya
ha cumplido una misión: no hace mucho devolvió unos cuantos miles de granos a
Siria para regenerar un cultivo autóctono completamente arrasado por la
barbarie del “estado islámico”.
NO ES UN LABORATORIO, ES UNA BÓVEDA DE CONSERVACIÓN.
Cerca del puerto y del aeropuerto |
Como no abunda la documentación gráfica, dado lo inaccesible
de Spitzbergen (el topónimo circunscrito por los noruegos a la isla principal fue, tradicionalmente, el nombre para todo el archipiélago de Svalbard, y el que preferimos utilizar, como ya hemos explicado), además del hecho de que las visitas estén restringidas a un puñado de elegidos, uno, cuando le dijeron que tenía
autorización para visitar brevemente las instalaciones, se imaginaba algo parecido a un laboratorio,
brillantemente iluminado, con multitud de científicos de bata blanca trabajando
entre pantallas de plasma y tubos de ensayo.
Nada más lejos de la realidad: el núcleo central del Banco Mundial
de Semillas lo componen tres bóvedas heladas, con el único propósito de almacenar millones (mas de medio billón, me aseguran, son las existencias actuales) de semillas vivientes, cada una con el potencial de desarrollar una
nueva planta. Solo nos permitieron el rápido acceso a una de ellas.
A la galería
que sirve de entrada a estas tres bóvedas se accede tras atravesar un túnel horizontal de unos 125 metros, buena parte de
él de acero inoxidable, protegido por cinco puertas, también de acero, cerradas a cal y canto.
Cada
una de estas tres bóvedas presenta unas dimensiones de unos treinta metros de largo, diez metros de
ancho y cinco metros de altura. Pese a que ya hay almacenadas millones de
semillas, una de las bóvedas se encuentra todavía totalmente vacía. Según me comentó uno de los científicos, con quien desayunaría a la mañana siguiente en mi hotel, The Vault (perteneciente
al Banco Mundial de Semillas), no se espera empezar a usar esta tercera
bóveda hasta el próximo siglo (el Banco Mundial de
Semillas, reiteramos, sólo conserva semillas de plantas de cultivo, no ornamentales o de
otro tipo).
Entre el techo de los bóvedas y la cima de la montaña
hay 60 metros de permafrost, sólida roca permanentemente congelada, que resulta una protección suficiente excepto si Kim Jong-un decidiese detonar una bomba atómica justo en la superficie.
¿POR QUÉ SE ELIGIÓ SPITZBERGEN?
Hay que atravesar cinco puertas de acero para entrar a las bóvedas |
¿Cómo es que la Bóveda del Fin del Mundo se encuentra en un
sitio tan desolado como Spitzbergen, donde no existen los cultivos y ni siquiera pueden
crecer los árboles?
Independientemente de las razones geológicas ya
explicadas la semana pasada (ausencia de cualquier actividad sísmica o volcánica, frío perpetuo), la "capital" de esta isla, Longyearbyen, muy cerca del Banco Mundial de Semillas, se encuentra en el punto mas al norte del planeta donde
se puede llegar con vuelo regular; también hay puerto, en el fiordo, que es operativo una buena parte del año. Todo ello garantiza que los envíos de semillas
para su almacenaje, o su retorno para regeneración o estudio, se puede hacer a un coste razonablemente bajo.
Por otra parte, en el caso de una hambruna global, este emplazamiento remoto es la garantía tanto de que las instalaciones no serán saqueadas como de que las semillas serán devueltas de forma ordenada.
Por otra parte, en el caso de una hambruna global, este emplazamiento remoto es la garantía tanto de que las instalaciones no serán saqueadas como de que las semillas serán devueltas de forma ordenada.
Para la supervivencia de las semillas durante siglos se requiere que la temperatura ambiente sea, en las bóvedas, sea de – 18 grados Celsius. El permafrost, esto es (lo recordaremos una vez mas), el suelo permanente congelado en el que están excavadas las instalaciones,
garantiza este valor con un apoyo mecánico absolutamente mínimo que, incluso si se
estropease, no produciría ningún daño aunque la reparación demorase cosa de años.
La mínima energía eléctrica que necesitan el Banco Mundial de Semillas se encuentran garantizada por la cercana central térmica que se
puede abastecer durante siglos, o milenios, de la mina de carbón adyacente (la número 3).
Además, los niveles de metano o radón son muy bajos. Y dado que la
entrada a las instalaciones se encuentran a 130 metros sobre el nivel del mar, en caso de un calentamiento global drástico motivase que todo el hielo del globo terráqueo
se derritiese, el nivel del océano ¡aun quedaría 70 metros por debajo! de la bocana.
Por otra
parte, en virtud del Tratado de Svalbard, firmado en París en 1920, no se
pueden realizar maniobras militares de ninguna clase cerca de este
archipiélago.
ECONOMÍA DE CONSTRUCCIÓN Y MANTENIMIENTO.
El túnel de acceso a las tres bovedas mide unos 125 metros. |
Unas instalaciones como la del Banco Mundial de Semillas, pese a estar construidas en el último confín de la tierra, y que son
icónicas (difundiendo, para bien, la imagen de Noruega), costaron la insignificante cuantía de ¡ocho
millones de euros!, una bagatela considerando que, además, se presta un
servicio a la Humanidad. Compárese, por ejemplo, con los trescientos millones
de euros que, de momento, se llevan despilfarrados en la Ciudad de la Cultura
de Santiago, ignota mas allá del Padornelo y sin ninguna utilidad ni para el presente ni para el futuro.
El presupuesto de mantenimiento anual del Banco Mundial de Semillas es también muy
económico: unos 250.000 €: ¡pero si ha costado más alguna exposición efímera en la infame obra de Eisenmann!
Como en el Banco Mundial de Semillas todo se
encuentra tan automatizado , no es necesario que nadie duerma en el interior de las instalaciones. De
hecho, me sorprendió que ni siquiera cuentan con retrete, mas allá de dos cubículos
del tipo cabina química.
En los últimos tiempos, se está invirtiendo medio millón de
euros con el fin de mejorar el sistema de drenaje del túnel de acceso, en previsión de
que, como consecuencia del calentamiento global, la parte mas superficial del
permafrost destile alguna humedad durante el verano.
Además de la
vigilancia, tanto física, por parte de empleados de la delegación del gobierno
noruego, como electrónica, un telescopio desde la torre de control del
aeropuerto se encuentra permanentemente enfocando hacia la puerta de acceso. Cercanía del aeropuerto y del puerto, ¿qué mas se puede pedir? para este enclave básico para la supervivencia del ser humano: eficacia nórdica, amigos.
¿DE QUIEN SON LAS SEMILLAS?
"Equilibrio" entre semillas: menos mal que aquí no llega la inspección de riesgos laborales |
Del mismo modo que, en un banco, el dinero es propiedad de
los depositantes, aquí, en la Bóveda del Fin del Mundo, las semillas siguen perteneciendo a los países e instituciones que las traen en
unos envases termosellados, fabricados en Gran Bretaña, compuestos por varias
capas, incluyendo una de aluminio.
Estos sobres, virtualmente irrompibles, se guardan en cajas de plástico, cartón o madera, debidamente clasificados en estanterías de acero. No es, sin embargo, el Banco Mundial de Semillas un mero almacén en el que los países depositen las semillas y se “olviden” de ellas: periódicamente, se recogen y se renuevan, pese a que hay algunas, como las de la cebada o el garbanzo, que a -18 grados, pueden sobrevivir ¡mas de dos mil años! (como contrapunto, las semillas de la lechuga sólo duran 73 años, y las de la cebolla, 413 años).
EL BANCO MUNDIAL DE SEMILLAS DE SVALBARD, ¿ES EL ÚNICO DEL MUNDO?
Estos sobres, virtualmente irrompibles, se guardan en cajas de plástico, cartón o madera, debidamente clasificados en estanterías de acero. No es, sin embargo, el Banco Mundial de Semillas un mero almacén en el que los países depositen las semillas y se “olviden” de ellas: periódicamente, se recogen y se renuevan, pese a que hay algunas, como las de la cebada o el garbanzo, que a -18 grados, pueden sobrevivir ¡mas de dos mil años! (como contrapunto, las semillas de la lechuga sólo duran 73 años, y las de la cebolla, 413 años).
EL BANCO MUNDIAL DE SEMILLAS DE SVALBARD, ¿ES EL ÚNICO DEL MUNDO?
Muchos países conservan semillas de sus cultivos en instalaciones
propias. Pero todos ellos, envían una muestra de cada semilla al Banco Mundail de
Semillas de Svalbard, a modo de, como diría el informático Javier Suárez, “copia de
seguridad”.
Este sistema ya probó su eficacia
con el mencionado caso de Siria, en el
que el Estado Islámico no sólo arrasó los campos de cultivo sino también
destruyó el almacén nacional de semillas ubicado en Aleppo.
UNA VISITA EN LA MEJOR ÉPOCA DEL AÑO
UNA VISITA EN LA MEJOR ÉPOCA DEL AÑO
En este desolado archipiélago, la única carretera existente es la que
comunica el aeropuerto con la “capital”, Longyearbyen, que siempre entrecomillo
pues su población no pasa, en el mejor de los casos, de las dos mil almas. Como
el Banco Mundial de Semillas se encuentra cerca del aeropuerto, normalmente es
posible acercarse en coche.
Sin embargo, aprovechando que pese a haber sufrido un
invierno anormalmente cálido, incluso esta parte de Spitzbergen (la de clima
mas benigno, gracias al último ramalazo de la Corriente del Golfo), recién
comenzado mayo de 2018 todavía estaba rebosante de hielo y nieve, siguiendo el consejo
de nuestra guía (convenientemente armada, para protegernos de los osos), los tres miembros de la expedición Kodak vinimos por una ruta un
poco mas larga, en motonieve.
En contra de lo que se cree, julio y agosto no son los
mejores meses para visitar Svalbard. En esta mi tercera estancia en el
archipiélago puedo asegurar que finales de abril y principios de mayo, son las
fechas idóneas. Ya hay sol permanente (si no está nublado) entre el 19 de abril y el 23 de agosto, pero el
deshielo no ha comenzado con temperaturas que todavía, en primavera, siempre permanecen bajo cero. En julio y agosto, sin embargo, grandes zonas cercanas al océano, en esta parte occidental, se encuentran sin hielo, lo cual resta atractivo a la cinematografía.
Entre el 14 de noviembre y el 29
de enero, en estas latitudes, reina la noche perpetua, en unas condiciones
que, aparte de inclementes, impiden el
rodaje con material fotosensible (que se impresiona gracias a la luz).
MOTONIEVE: UN VEHÍCULO CONTAMINANTE.
Filmando en motonieve en Súper-8 4K |
Pese al frío que supone desplazarse en la motonieve (con el
viento de cara, la sensación térmica era inferior a -20 grados Celsius), lo resistí
perfectamente gracias al traje térmico que adquirí en una tienda de efectos navales de La Coruña, y a las tres capas
de aislamiento interior. Como dice el adagio noruego: “el frío no existe, sólo mala
ropa o un mal calzado”.
Hay que reconocer que las motonieves, en estas
latitudes, son unos vehículos prácticos. No obstante, detecto algunos problemas: no son silenciosas y, lo que es peor, muchas funcionan con motores de explosión de
dos tiempos, mas contaminantes que los de cuatro tiempos, pues el combustible
debe mezclarse con aceite. Es una pena la ausencia de motos de nieve fiables eléctricas debido tanto al peso de las baterías como al nulo
rendimiento de las mismas con el tiempo extremadamente frío de Spitzbergen. Por
la misma razón, los coches eléctricos no funcionan aquí.
LA PARADOJA DEL ÁRTICO EN CUANTO AL CAMBIO CLIMATICO.
¡Las 4 estaciones del año en menos de dos horas! |
Como veremos en siguientes capítulos de esta bitácora, en los que relataré mi encuentro con osos famélicos o el retroceso de los glaciares, es evidente que el cambio climático
está afectando al Ártico en general y muy concretamente a este archipiélago, al
que los científicos consideran como un “termómetro” de la zona.
El cambio climático, en buena medida, lo originan las
emisiones de dióxido de carbono. Por ello, en este termómetro del Ártico que es
Svalbard, que es donde primero se notan las consecuencias del cambio climático,
es toda una paradoja que la “capital”, Longyearbyen, produzca su electricidad
¡quemando carbón!, en una central térmica. El asunto aún es peor en el pequeño
asentamiento científico de NyAlensund, donde la fuerza eléctrica, en el largo
invierno ártico, proviene de generadores de gasóleo.
En Longyearbyen la energía eléctrica se genera ¡quemando carbón! en estas pequeña central térmica cercana a la mina |
Si es nuevo en esta bitácora, mo se olvide de leer las inauditas informaciones publicadas en las entradas anteriores:
Capítulo 1: https://mimundoensuper-8.blogspot.com.es/2018/05/spitzbergen-el-guardian-del-artico-en.html
Capítulo 2: https://mimundoensuper-8.blogspot.com/2018/05/spitzbergen-el-guardian-del-artico-en_27.html
Capítulo 3: https://mimundoensuper-8.blogspot.com/2018/06/spitzbergen-el-guardian-del-artico-en.html
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