viernes, 8 de junio de 2018

SPITZBERGEN: EL GUARDIÁN DEL ÁRTICO. En Súper-8 4K de Kodak. Cuaderno de bitácora número 4

El rompehielos Malmö, botado en 1943, atrapado en medio de un Océano Glaciar Ártico congelado, sobre cuya superficie camino mientras filmo en Súper 4K
SECRETOS DE LA BÓVEDA DEL FIN DEL MUNDO.
De como el rompehielos Malmö se quedó atrapado en un Océano Glacial Ártico congelado o, lo que es peor, el relato de cómo mi zodiac acabó encajada entre témpanos con un par de hambrientos osos polares cerca, son alguna de las aventuras que irán leyendo quienes me acompañen, cada viernes, en esta bitácora. 
Pero han sido tantas las preguntas que he recibido sobre mi visita al Banco Mundial de Semillas, esbozada en la tercera entrega, que sin duda es menester hacer un pequeño punto y aparte, en este cuarto capítulo, para extenderse, con el detenimiento que se merece, en la descripción de un lugar, asombroso,  en el que, tal vez, se encuentre la salvación de nuestra especie.
Paradójicamente, tratándose la bitácora de una publicación concebida principalmente para apóstoles de la imagen fotoquímica, no he recibido ninguna consulta sobre el Archivo Mundial del Ártico, esa especie de cripta de la sabiduría, inaugurada el año pasado,  donde se custodia todo el saber humano microfilmado, analógica y digitalmente, sobre película Kodak (y también OrWo como, en rigurosa exclusiva mundial, he tenido ocasión de desvelar el viernes pasado).
El Malmö atrapado a vista de dron; el puntito naranja soy yo.
SEMILLAS EN EL HIELO PERPETUO
¿Cómo podría sobrevivir el Hombre si, a consecuencia de una hecatombe nuclear, química o de cualquier otro tipo (como el cambio climático o la caída de un asteroide), el trigo, el maíz o el arroz fuesen destruidos? Lo que, en principio, parecería una hipótesis  postapocalíptica,  fruto de un guionista de Hollywood, en realidad ¡ya ha sucedido! a nivel regional, como veremos.
La icónica entrada al Banco Mundial de Semillas
UN ARCA DE NOÉ... PARA LOS CULTIVOS.
El Banco Mundial de Semillas de Svalbard,  bautizado por la prensa anglosajona como “la bóveda del fin del mundo” o el "Arca de Noé de las semillas”, es la clave para que las plantas de cultivo susceptibles de alimentar a las personas se conserven a salvo para la posteridad en un lugar totalmente seguro. 
Lo que nació como un sueño científico de unos cuantos iluminados se ha convertido en una realidad que, este 2018, celebra sus primeros diez años de vida, y que ya ha cumplido una misión: no hace mucho devolvió unos cuantos miles de granos a Siria para regenerar un cultivo autóctono completamente arrasado por la barbarie del “estado islámico”.
Cerca del puerto y del aeropuerto
NO ES UN LABORATORIO, ES UNA BÓVEDA DE CONSERVACIÓN.
Como no abunda la documentación gráfica, dado lo inaccesible de Spitzbergen (el topónimo circunscrito por los noruegos a la isla principal fue, tradicionalmente, el nombre para todo el archipiélago de Svalbard, y el que preferimos utilizar, como ya hemos explicado), además del hecho de que las visitas estén restringidas a un puñado de elegidos,  uno, cuando le dijeron que tenía autorización para visitar brevemente las instalaciones,  se imaginaba algo parecido a un laboratorio, brillantemente iluminado, con multitud de científicos de bata blanca trabajando entre pantallas de plasma y tubos de ensayo. 
Nada más lejos de la realidad: el núcleo central del Banco Mundial de Semillas  lo componen tres bóvedas heladas, con el único propósito de almacenar millones (mas de medio billón, me aseguran, son las existencias actuales) de semillas vivientes, cada una con el potencial de desarrollar una nueva planta. Solo nos permitieron el rápido acceso a una de ellas. 
A la galería que sirve de entrada a estas tres bóvedas se accede tras atravesar un túnel  horizontal de unos 125 metros, buena parte de él de acero inoxidable, protegido por cinco puertas, también de acero, cerradas a cal y canto.   
Cada una de estas tres bóvedas presenta unas dimensiones de unos treinta metros de largo, diez metros de ancho y cinco metros de altura. Pese a que ya hay almacenadas millones de semillas, una de las bóvedas se encuentra todavía totalmente vacía.  Según me comentó uno de los científicos,  con quien desayunaría a la mañana siguiente en mi hotel, The Vault (perteneciente al Banco Mundial de Semillas), no se espera empezar a usar esta tercera bóveda hasta el próximo siglo (el Banco Mundial de Semillas, reiteramos, sólo conserva semillas de plantas de cultivo, no ornamentales o de otro tipo).
Entre el techo de los bóvedas y la cima de la montaña hay 60 metros de permafrost, sólida roca permanentemente congelada, que resulta una protección suficiente excepto si Kim Jong-un decidiese detonar una bomba atómica justo en la superficie.
Hay que atravesar cinco puertas de acero para entrar a las bóvedas
¿POR QUÉ SE ELIGIÓ SPITZBERGEN?
¿Cómo es que la Bóveda del Fin del Mundo se encuentra en un sitio tan desolado como Spitzbergen,  donde no existen los cultivos y ni siquiera pueden crecer los árboles?
Independientemente de las razones geológicas ya explicadas la semana pasada (ausencia de cualquier actividad sísmica o volcánica, frío perpetuo), la "capital" de esta isla, Longyearbyen, muy cerca del Banco Mundial de Semillas,  se encuentra en el punto mas al norte del planeta donde se puede llegar con vuelo regular; también hay puerto, en el fiordo, que es operativo una buena parte del año. Todo ello garantiza que los envíos de semillas para su almacenaje, o su retorno para regeneración o estudio, se puede hacer a un coste razonablemente bajo.  
Por otra parte, en el caso de una hambruna global, este emplazamiento remoto es la garantía tanto de que las instalaciones no serán saqueadas como de que las semillas serán devueltas de forma ordenada.
Para la supervivencia de las semillas durante siglos se requiere que la temperatura ambiente sea, en las bóvedas, sea de – 18 grados Celsius. El permafrost, esto es (lo recordaremos una vez mas),  el suelo permanente congelado en el que están excavadas las instalaciones, garantiza este valor con un apoyo mecánico absolutamente mínimo que, incluso si se estropease, no produciría ningún daño aunque la reparación demorase cosa de años. 
La mínima energía eléctrica que necesitan el Banco Mundial de Semillas se encuentran garantizada por la cercana central térmica que se puede abastecer durante siglos, o milenios,  de la mina de carbón adyacente (la número 3).
Además, los niveles de metano o radón son muy bajos. Y dado que la entrada a las instalaciones se encuentran a 130 metros sobre el nivel del mar, en caso de un calentamiento global drástico motivase que todo el hielo del globo terráqueo se derritiese, el nivel del océano ¡aun quedaría 70 metros por debajo! de la bocana.  
Por otra parte, en virtud del Tratado de Svalbard, firmado en París en 1920, no se pueden realizar maniobras militares de ninguna clase cerca de este archipiélago.
El túnel de acceso a las tres bovedas mide unos 125 metros.
ECONOMÍA DE CONSTRUCCIÓN Y MANTENIMIENTO.
Unas instalaciones como la del Banco Mundial de Semillas,  pese a estar construidas en el último confín de la tierra, y que son icónicas (difundiendo, para bien, la imagen de Noruega), costaron la insignificante cuantía de ¡ocho millones de euros!, una bagatela considerando que, además, se presta un servicio a la Humanidad. Compárese, por ejemplo, con los trescientos millones de euros que, de momento, se llevan despilfarrados en la Ciudad de la Cultura de Santiago, ignota mas allá del Padornelo y sin ninguna utilidad ni para el presente ni para el futuro.
El presupuesto de mantenimiento anual del Banco Mundial de Semillas es también muy económico:  unos 250.000 €: ¡pero si ha costado más alguna exposición efímera en la infame obra de Eisenmann!
Como en el Banco Mundial de Semillas todo se encuentra tan automatizado , no es necesario que nadie duerma en el interior de las instalaciones. De hecho, me sorprendió que ni siquiera cuentan con retrete, mas allá de dos cubículos del tipo cabina química.
En los últimos tiempos, se está invirtiendo medio millón de euros con el fin de mejorar el sistema de drenaje del túnel de acceso, en previsión de que, como consecuencia del calentamiento global, la parte mas superficial del permafrost destile alguna humedad durante el verano.
Además de la vigilancia, tanto física, por parte de empleados de la delegación del gobierno noruego, como electrónica, un telescopio desde la torre de control del aeropuerto se encuentra permanentemente enfocando hacia la puerta de acceso.  Cercanía del aeropuerto y del puerto, ¿qué mas se puede pedir? para este enclave básico para la supervivencia del ser humano: eficacia nórdica, amigos.
"Equilibrio" entre semillas: menos mal que aquí no llega la inspección de riesgos laborales
¿DE QUIEN SON LAS SEMILLAS?
Del mismo modo que, en un banco, el dinero es propiedad de los depositantes, aquí, en la Bóveda del Fin del Mundo,  las semillas siguen perteneciendo a  los países e instituciones que las traen en unos envases termosellados, fabricados en Gran Bretaña, compuestos por varias capas, incluyendo una de aluminio.  
Estos sobres, virtualmente irrompibles, se guardan en cajas de plástico, cartón o madera, debidamente clasificados en estanterías de acero. No es, sin embargo, el Banco Mundial de Semillas un mero almacén en el que los países depositen las semillas y se “olviden” de ellas: periódicamente, se recogen y se renuevan, pese a que hay algunas, como las de la cebada o el garbanzo, que a -18 grados, pueden sobrevivir ¡mas de dos mil años! (como contrapunto, las semillas de la lechuga sólo duran 73 años, y las de la cebolla, 413 años).
EL BANCO MUNDIAL DE SEMILLAS DE SVALBARD, ¿ES EL ÚNICO DEL MUNDO?
Muchos países conservan semillas de sus cultivos en instalaciones propias. Pero todos ellos, envían una muestra de cada semilla al Banco Mundail de Semillas de Svalbard, a modo de, como diría el informático Javier Suárez, “copia de seguridad”.  
Este sistema ya probó su eficacia con el mencionado caso de Siria, en el que el Estado Islámico no sólo arrasó los campos de cultivo sino también destruyó el almacén nacional de semillas ubicado en Aleppo.
UNA VISITA EN LA MEJOR ÉPOCA DEL AÑO
En este desolado archipiélago, la única carretera existente es la que comunica el aeropuerto con la “capital”, Longyearbyen, que siempre entrecomillo pues su población no pasa, en el mejor de los casos, de las dos mil almas. Como el Banco Mundial de Semillas se encuentra cerca del aeropuerto, normalmente es posible acercarse en coche.
Sin embargo, aprovechando que pese a haber sufrido un invierno anormalmente cálido, incluso esta parte de Spitzbergen (la de clima mas benigno, gracias al último ramalazo de la Corriente del Golfo), recién comenzado mayo de 2018 todavía estaba rebosante de hielo y nieve, siguiendo el consejo de nuestra guía (convenientemente armada, para protegernos de los osos), los tres miembros de la expedición Kodak vinimos por una ruta un poco mas larga, en motonieve.
En contra de lo que se cree, julio y agosto no son los mejores meses para visitar Svalbard. En esta mi tercera estancia en el archipiélago puedo asegurar que finales de abril y principios de mayo, son las fechas idóneas. Ya hay sol permanente (si no está nublado) entre el  19 de abril y el 23 de agosto, pero el deshielo no ha comenzado con temperaturas que todavía, en primavera, siempre permanecen bajo cero. En julio y agosto, sin embargo, grandes zonas cercanas al océano, en esta parte occidental, se encuentran sin hielo, lo cual resta atractivo a la cinematografía.   
Entre el 14 de noviembre y el 29 de enero, en estas latitudes, reina la noche perpetua, en unas condiciones que, aparte de inclementes,  impiden el rodaje con material fotosensible (que se impresiona gracias a la luz).
Filmando en motonieve en Súper-8 4K
MOTONIEVE: UN VEHÍCULO CONTAMINANTE.
Pese al frío que supone desplazarse en la motonieve (con el viento de cara, la sensación térmica era inferior a -20 grados Celsius), lo resistí perfectamente gracias al traje térmico que adquirí en una tienda de efectos navales de La Coruña,  y a las tres capas de aislamiento interior. Como dice el adagio noruego: “el frío no existe, sólo mala ropa o un mal calzado”. 
Hay que reconocer que las motonieves, en estas latitudes, son unos vehículos prácticos. No obstante, detecto algunos problemas: no son silenciosas y, lo que es peor, muchas funcionan con motores de explosión de dos tiempos, mas contaminantes que los de cuatro tiempos, pues el combustible debe mezclarse con aceite.  Es una pena la ausencia de motos de nieve fiables eléctricas debido tanto al peso de las baterías como al nulo rendimiento de las mismas con el tiempo extremadamente frío de Spitzbergen. Por la misma razón, los coches eléctricos no funcionan aquí.
¡Las 4 estaciones del año en menos de dos horas!
LA PARADOJA DEL ÁRTICO EN CUANTO AL CAMBIO CLIMATICO.
Como veremos en siguientes capítulos de esta bitácora, en los que relataré mi encuentro con osos famélicos o el retroceso de los glaciares, es evidente que el cambio climático está afectando al Ártico en general y muy concretamente a este archipiélago, al que los científicos consideran como un “termómetro” de la zona.
El cambio climático, en buena medida, lo originan las emisiones de dióxido de carbono. Por ello, en este termómetro del Ártico que es Svalbard, que es donde primero se notan las consecuencias del cambio climático, es toda una paradoja que la “capital”, Longyearbyen, produzca su electricidad ¡quemando carbón!, en una central térmica. El asunto aún es peor en el pequeño asentamiento científico de NyAlensund, donde la fuerza eléctrica, en el largo invierno ártico, proviene de generadores de gasóleo.
En Longyearbyen la energía eléctrica se genera ¡quemando carbón! en estas pequeña central térmica cercana a la mina
No se pierda, amigo lector, la entrega número cinco de está bitácora, el próximo viernes, con la descripción de Longyearbyen, la "capital" de Svalbard, así como una asombrosa, e inédita, revelación sobre su iglesia, la mas septentrional del universo mundo en su inabarcable redondez. 
Si es nuevo en esta bitácora, mo se olvide de leer las inauditas informaciones publicadas en las entradas anteriores: 
Capítulo 3 https://mimundoensuper-8.blogspot.com/2018/06/spitzbergen-el-guardian-del-artico-en.html



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