Desde siempre, la película de diapositivas por excelencia fue el Kodachrome 25, insuperable por sus colores saturados, grano fino y estabilidad de sus colorantes a lo largo de las décadas o siglos. Pero, a principios de los años 90, llegó desde Japón la Fujifilm Velvia 50 que ofrecía el doble de sensibilidad, menos grano, más saturación, una mejor reproducción de los tonos verdes, igual capacidad de archivo y, lo que es más importante, un sencillo revelado E6, posible de hacer por uno mismo, muy al contrario de lo que ocurría con el Kodachrome, ¡cuyo revelado era, si cabe, más complejo que la fabricación del propio material sensible!, necesitándose un laboratorio industrial especialmente concebido para este proceso único y mágico ideado no por los científicos de Kodak ¡sino por dos músicos! Tras la aparición de la Velvia 50, Kodak fue cerrando plantas de revelado Kodachrome a lo largo del mundo, en 2005 dejó de vender la película y en 2010 interrumpió la venta de los químicos para su revelado en el último laboratorio del mundo, el de Dwayne´s, en Kansas.
La Velvia 50 adolece de lo que para algunos es un defecto: sus colores son saturados en demasía. Para mí, empero, es una virtud: los paisajes, flores y atardeceres, con la Velvia 50, son más bonitos que la realidad. Eso sí, la Velvia 50 no vale para fotografiar gente con aspecto no caucásico o nipón (aunque sobre exponiéndola un diafragma se obtienen tonos de piel bastante naturales). Esta sobresaturación no ocurre, sin embargo, con la Velvia 100.
Durante un tiempo, la Velvia 50 se dejó de manufacturar, si bien, tras las peticiones llegadas de medio mundo, Fujifilm lanzó una segunda generación de Velvia 50. Hay rumores que dicen que esta nueva generación de Velvia 50 se ha dejado de producir también, de forma que, actualmente en fabricación, las únicas emulsiones inversibles de diapositiva en color serían la Fujifilm Velvia 100 y la gama Fujifilm Provia de 100 y 400 ASA (también disponibles, las Provia, como película de cine).
Sin embargo, en la página oficial de Fujifilm, en Japón, la Velvia 50 sigue apareciendo como un producto actual, aunque, a la vista de experiencias precedentes, esto no quiere decir nada: muchas veces, los fabricantes de película hacen una fabricación de colosales rollos maestros que mantienen refrigerados y de los cuales van cortando película, por ejemplo, un par de veces al año. Esto ha ocurrido, por ejemplo, con la pésima AGFA Aviphot, que Gevaert dejó de fabricar hace diez años pero que todavía se vende ahora; y ha ocurrido también, en el pasado, con la Kodak Ektachrome 100.
Por si acaso es verdad el que la Velvia 50 se ha dejado de fabricar, y aprovechando un precio de liquidación en una tienda de Sevilla para carretes ligeramente caducados, mi amigo Ernesto Pflügger me ha mandado cinco, que van directos para el congelador de IB Cinema ¡preparado para un posible futuro post apocalíptico sin película inversible de color! (por la de blanco y negro, la negativa o la instantánea no hay que preocuparse, pues el mercado sigue presentando una demanda fuerte, globalmente considerada).
Lo mejor de todo es que el bueno de Ernesto me obsequia con una bobina de 8 mm de principios de los setenta que lleva impreso, en español, un anuncio de Kodak: "para hacer cine sin focos, pruebe la película Ektachrome 160 Súper-8", que va directa para mi museo.
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