Si
para filmar Opus 1 (con un récord de mas de 12.000 espectadores en solo su
segundo fin de semana) ¡tiramos una cámara filmando desde un sexto piso!, en el
Opus 2 la misma cámara vuelve a sobrevivir atropellada por un camión.
Ayer
domingo terminé de rodar el Opus 3 que, entre sus novedades artísticas, incluye
el rodaje en súper-8 con palito de selfie por primera vez en el mundo en este querido paso cinematográfico que, tras más de medio siglo de vida, tiene mucho que decir todavía. Entre
los stocks empleados para filmarlo figuran un rollo de prueba, de la producción
beta con propósito de test, de la nueva
película inversible de color Fujifilm Provia 100 III, revelada por Tak Kohyama.
Esta emulsión se mezcla, en es transcurso de la historia, con una Kodak Plus X, ¡caducada hace 20 años!: revelada
por mi amigo Marc Martí, el resultado ha sido sorprendentemente excelente. ¡Qué
blanco y negro tan bonito tiene esta inversible!, que Kodak dejó de vender en 2010.
Pero
la auténtica bomba fue filmar con un rollo de OrWo Chrome fabricado bajo el
yugo de Honecker ¡cuando Brezhnev estaba todavía vivo! Me lo proporcionó mi
amiga Sveta, junto con otras películas comunistas, y que consiguió por casi
cacahuetes en su pueblo natal en los Urales, de donde regresó hace unas pocas
semanas.
Revelar
una OrWo Chrome, caducada hace más de treinta
años, es como andar jugando con dinamita: ¡desde tonos impredecibles
hasta desprendimientos de la emulsión!, cualquier cosa puede ocurrir durante el revelado. A ver que logra mi amigo Juan Carlos
Olivo, el boss de Retro Lab Cinema, de
este rollo de OrWo Chrome. Desaparecido el querido maestro Ferrán, solo Juan
Carlos es, en España y la colonia de Gibraltar, la persona que domina las
arcanas fórmulas, que rayan la alquimia, para procesar estos desconocidos
stocks fabricados tras el telón de acero, antes de su caida, severamente caducados y conservados sabe Marx
como. Seguiremos informando.
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