Curiosamente es en Sevilla, en el laboratorio YMC, donde revelo mis diapositivas, con un excepcional servicio y precio contenido: por unos 12 euros, devuelven las diapositivas ya montadas en marquitos, con su caja, y, además, una versión digital en CD con los contactos como carátula (en La Coruña, Foto Artús sólo revela carretes negativos). ¿Qué carallo (disculpen la expresión, fruto de la sana admiración) pasa en Sevilla para ser tan afortunados? Una delicia así no se ve ni en Barcelona y difícilmente en Europa: hay que recurrir a Yodobashi, en Tokio, o a la tienda de los racistas y misóginos B&H en Nueva York.
¡Lástima que, en Sevilla, conserven tan preciado tesoro a temperatura ambiente!, degradando innecesariamente sus propiedades, y no hagan como uno, que aquellas emulsiones más queridas, como la Fujifilm Fortia, entre otras, las mantengo a -22 grados centígrados, en una labor de acopio que nunca finalizo, para seguir con la fotografía argéntica incluso después del apocalipsis (para el que me voy preparando, desempolvando cámaras de funcionamiento exclusivamente mecánico, sin baterías).
El material cinematográfico, sin embargo, lo guardo simplemente en nevera, como recomiendan Kodak y Fujifilm (salvo que se encuentre bobinado en rollo).
Tengo que aclarar que el anunciado final para el inversible color parece que nunca llega, gracias a Dios: Fujifilm sigue fabricando tres líneas, todos los indicios prueban que Ferrania va avanzando en lo que prometió (poner en el mercado una emulsión con la tecnología de Scotch 3M)y hay rumores de que más pronto que tarde Kodak añadirá una inversible de color a su portafolio.
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