Los que
valoramos el rigor, la pericia y la disciplina que exige rodar en fotoquímico, esto es, con
película de cine, frente al digital y sus camaritas, el presente curso cinematográfico
está siendo admirable, con los grandes éxitos siendo filmados con película
Kodak: “Rogue One”, “Figuras Ocultas”, “El silencio” y, entre otras, “La La
Land: la ciudad de las estrellas”, que este fin de semana me dejó maravillado.
No entraré
en detalles sobre el guión de “La la land” más que para escribir que, en contra de lo afirmado por algunos, en absoluto es
superficial, como demuestra su lamento de que, en la sociedad actual, hasta la felicidad
personal a través del amor se pospone frente al éxito profesional. Me
ceñiré al aspecto técnico de la producción.
MARAVILLOSO
35 MM VS BIRRIA DIGIMERDE
Un musical así habría sido extremadamente sencillo grabarlo en digital. Sin embargo, su director,
el joven Damien Chazelle, optó por la película de cine, pues sólo la textura
argéntica es capaz de captar y transmitir la magia visual del Hollywood clásico
que él buscaba para esta obra, tan lejos de la frialdad numérica. “La la land”
se filmó íntegramente con película negativa Kodak de 35 mm, empleando la Kodak
Vision 500 (equilibrada para luz de tungsteno) y la gloriosa Vision 250
(equilibrada para luz de día). Una secuencia, la que recrea una proyección de
cine familiar, fue filmada en 16 mm con la Kodak Vision 250D (exactamente como
en “The walking dead”).
Damien
Chazelle confió la fotografía al sueco Linus Sandgren, que rehúsa los proyectos
si no son filmados con película (menos mal que no vive en España, nación en la
que, sucumbida a una “modelnidad” mal entendida, es poco menos que inviable un
rodaje argéntico). Gran parte de las sensaciones que transmite “La la land”,
aunque sea de forma subliminal para el grueso de los espectadores, es gracias a
que ha sido rodada con película.
CINEMASCOPE
EN TODO SU ESPLENDOR
El deleite
visual empieza, para las retinas
cultivadas, ya desde los mismos créditos de principio, cuando el formato cambia
de “académico” y blanco y negro, a color y CinemaScope, con el logotipo clásico
de este sistema anamórfico cuyo permiso para su uso se necesitó pedir a la Fox; el homenaje al cine es patente a lo
largo del metraje, con el viejo formato 2.55:1 (como en “Ha nacido una
estrella”, frente al anamórfico 2.35:1 de los últimos años) --ver aquí: https://www.facebook.com/ignacio.benedeti.corzo/videos/pcb.10210423066727179/10210423060967035/?type=3&theater -- y no nos abandona
hasta el mismísimo final, con una cartela de “The End. Made in Hollywood,
U.S.A.”
HOMENAJE
CONTINUO.
Las
referencias cinematográficas, a lo largo
de la película, son constantes
(“Cantando bajo la lluvia”, “Un americano en París”, “Una cara con ángel”,
“Melodías de Brodway”, “Ritmo loco”, “West side story” o “Grease”, entre otras
obras), y no sólo circunscritas al género musical (“Los paraguas de Cheburgo”,
“Casablanca”, “La bella durmiente” o,
por no ser mas exhaustivo, mi admirado
mediometraje “El globo rojo”, de Lamorisse). Además, me encantó la escena en
que los protagonistas recuerdan sus vivencias en lo que es una simulación de
proyección en Súper-8 (aunque filmada en 16 mm).
NATALIE
KALMUS, RENACIDA.
Hubo una
época, la del Technicolor clásico, en que las películas de Hollywood estaban
supervisadas por la cultivada retina de Natalie Kalmus (esposa del inventor del
Technicolor). Muchas de las escenas de
“La la land” nos devuelven a los tiempos de Kalmus, y su cuidadosa composición
del color en los diferentes planos de sus películas. Estamos, pues, ante una obra de arte en la que podemos ver la influencia de la
luminosidad de Sorolla, la atmósfera de Goya, los efectos de la luz de
Rembrandt y hasta la atmósfera de Goya.
Es, “La la land” una delicia argéntica, que logra extraer el mayor
partido cromático de las emulsiones Kodak Vision.
OBJETIVOS
CLÁSICOS.
El director
de fotografía se sirvió para la
filmación de objetivos con cuarenta o cincuenta años a sus espaldas. Por ello,
a veces, el ojo experto puede apreciar ciertas distorsiones e, incluso, un
pequeñísimo viñetaje. Ciertos
anamórficos tuvieron que ser especialmente modificados por Panavision para la
obtención de primerísimos planos. El enfoque, siempre manual, se hizo por estimación
directa del operador de cámara.
UN ESFUERZO
HOMÉRICO.
Las cámaras
empleadas en “La la land”, grandes y pesadas, no pudieron, como es natural,
usarse con ridículos drones ni con steadys de
juguete, sino sólo con grúas (cranes)
profesionales y un operador de steady (rodaje cámara en mano) experimentado en cine, todo ello en el
más puro estilo del Hollywood clásico, al que actualmente nos devuelven
maestros como Scorsese, Tarantino, Spielberg, J.J. Abram y otros. Muchas de las tomas, incluyendo la de
la sofisticada coreografía en la autopista cámara al hombro, se rodaron con solo
una cámara, a toma única y con unos
pocos minutos de película en cada magazine:
un esfuerzo homérico que demuestra la profesionalidad tanto del equipo técnico
como artístico.
LA MEJOR
PELÍCULA DEL AÑO.
Lo único que
tiene de malo “La la land” es que, en enero, ya hemos visto lo que muy
probablemente sea la mejor película del año.
Después de leer esta entrada, sobre la tan aclamada película en los recientes premios Emmy,acudiré más enterada de las técnicas usadas, cosas que desconocía. Asimismo me con todos los apuntes que nos das aquí, Ignacio, despejo una duda, más bien sospecha que siempre tuve hasta ahora mismo. Las películas de Hollywood siempre me han enganchado más, de tal manera y hasta tal punto que no he querido ir al cine y, pagar una entrada, para ver una que no procediese de la industria de Hollywood. Sin ningún tipo de conocimiento técnico por mi parte, siempre achaqué el mayor éxito de Hollywood a unos mayores presupuestos y una más numerable oferta de actores y actrices de calidad.
ResponderEliminarEn el caso concreto de La La Land, estoy seguro que la disfrutarás. Es el tipo de película de la que siempre digo vale el precio completo de una entrada sin descuento. De hecho, la volveré a ver, esta vez en V.O.S,
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