jueves, 24 de octubre de 2019

ODISEA EN GROENLANDIA, SEGUNDO RETO: EL AEROPORTUARIO.

Filmando con película, el reto que mas estrés me generó, mas incluso que navegar en un kayak, bajo la nieve, sobre una superficie helada a -10 grados Celsius, fue tener que rogar, en cada uno de los aeropuertos,  inspección manual para las películas. 
Scoresby Sund: el complejo de fiordos mas extenso y profundo del mundo, en la isla mas grande de la Creación.
Tengo que aclarar que en mi maleta de equipaje de mano no llevaba ropa, sino sólo película (de súper-8 y diapositivas). De los seis controles, no logré inspección manual en dos, pese a que, basado en experiencias previas, la película iba en bolsas transparentes y con sus embalajes de fábrica. 
En Súper-8, actualmente es necesario llevar los embalajes, pese a que añaden peso y volumen, debido a que las bolsas dentro de cada caja son sospechosamente blancas: Kodak tendría que volver a rotularlas con su marca y color corporativo, pues, imagínese el lector la cara que se le queda al policía de control cuando alguien con el equipaje de mano repleto de bolsas blancas le pide que no le revise por Rayos X. ¡Menos mal que uno no tiene aspecto de terrorista!
Mi maleta de equipaje de mano, a falta de las bolsa del revelador Kodak D76 y otros ingredientes
UN NUEVO PELIGRO: LAS TOMOGRAFÍAS EN LOS CONTROLES.
Hasta que no lleguen a Europa los nuevos escáneres CT, que ya se están empezando a instalar en Estados Unidos, los que se usan para el equipaje de mano son, en teoría seguros, con película de hasta 800 ASA: el problema es que el efecto de los Rayos X  es acumulativo.
Con todo, nada es peor que los ya mencionados escáneres CT, acrónimo de tomografía computarizada. En un escáner CT el mecanismo de rayos X gira lentamente alrededor del equipaje de mano, bombardeándolo con rayos X para crear un tomograma muy detallado de su interior. Este tipo de escáneres CT puede calcular la masa y la densidad de cada objeto individual en el equipaje de mano. El problema, para los que usamos película, es que una única exposición en uno de estos escáneres CT equivale a mil de los escáneres normales.
Mi camarote ¡estaba mejor surtido que una tienda de Nueva York!
EVITANDO RIESGOS: PELÍCULAS CON BAJA SENSIBILIDAD.
Para evitar sensibilidades altas, decidí llevar sólo película Kodak Vision 50 y 200T, como negativa, y Fujifilm Provia 100 como inversible.  También, alguna Vision 500, pensando en la aurora boreal, y unos pocos metros de Kodak Tri X cargados en cartuchos soviéticos para revelar a bordo, en Groenlandia, cada dos días a fin de comprobar que todo en las cámaras seguía correcto, sin, por ejemplo, un pelo en ventanilla.
Aunque en un principio pensaba hacer las foto-fija con la gama negativa Portra (160, 400 y 800), como durante este curso escolar tengo que impartir alguna conferencia en colegios sobre el calentamiento global, me decidí a llevar película inversible (Kodak Ektachrome 100, Fujichrome Fortia 50 y Fujichrome Provia 400), por una razón: se que a los niños ver una diapositiva proyectada es toda una experiencia sin igual, acostumbrados a la mala calidad de los videoproyectores escolares.
En la oficina de Correos de Olafsvik, preparando el paquete para Andec
OLAFSVIK: NO SABEN LO QUE ES LA PELÍCULA DE SÚPER-8
Al regresar de Groenlandia, una vez en Islandia, envié al laboratorio Andec, de Berlin,  buena parte de lo filmado desde una oficina de correos en el remoto lugar de Olafsvik: cuando compré la caja, las dos empleadas del servicio postal me miraron con atención mientras empaquetaba pues ¡desconocían lo que es el Súper-8!  Loss cartuchos no me entraron en el paquete, así como las diapositivas, vinieron conmigo a España en el equipaje de mano.

UN PAQUETE: ¿PERDIDO?
Revelé las diapositivas en el laboratorio Interphoto,  de Madrid, de un día para otro. Las películas de Súper-8 que me tuve que traer en el equipaje (ocho cartuchos), las envié por correo urgente a Alemania: el paquete llegó al centro de distribución alemán a los tres días pero, desde entonces, no tengo noticia de él y estoy muy preocupado. Ya hice reclamación. Espero que aparezca.
En el aeropuerto de Kaflavik, poco amigables, no sólo no accedieron a la inspección visual, sino que ¡me obligaron a facturar incluso el equipaje de mano! Menos mal que el grueso del metraje estaba ya enviado desde el día anterior. Un gran susto me llevé, ya en mi ciudad, al ver que mi equipaje no aparecía en la cinta transportadora. Afortunadamente, no lo habían mandado a Rusia como el año pasado, sino que era uno de los retenidos para inspección aleatoria, por parte de la Guardia Civil, al no ser Islandia miembro de la Unión Europea. ¿Por qué yo? Seguro que las cámaras mecánicas llamaron la atención en los escáneres.
En total, filmé unos cien minutos de metraje, para reducir a 72 minutos, si bien, de momento, están desaparecidos 18 minutos correspondientes a las dos últimas jornadas.
Otra odisea adicional fue cargar todo el peso del equipaje sin ayuda. Mi maleta, con la ropa polar, ópticas, cámara y accesorios, ¡¡¡pesaba 28 kilos!!! (había contratado 30). El equipaje de mano, a la ida, con todas las películas vírgenes, ¡15 kilos! 
Siempre digo que es la última vez que me embarco en uno de estos proyectos sólo, sin ayuda,  pero, al final, ¡me convencen!, pues es algo que me gusta y que, debido a los costes, sería imposible de abordar con dos personas.
Un punto y aparte lo merece la línea aérea, Vueling. Sus aviones no son adecuados para viajes de tantas horas pues los asientos no pueden reclinarse. El vuelo de regreso, fue pavoroso. Después de tener que abortar el despegue, en un aeropuerto, el de Keflavik, ¡donde las únicas  luces en pista son los faros del avión!, la nave, además de sucia, no tenía ni un triste bocadillo para vender: solo chocolatinas y frutos secos, en un vuelo que aterrizó en Barcelona a las cuatro de la madrugada.
Pude fotografiar la aurora boreal. También la filmé pero ¡ese paquete está, de momento, desaparecido! Confiemos en Dios...
ADDENDUM: dos días después de escribir esta entrega, Correos me entregó la bobina con los ciento y pico metros desaparecidos, aunque en su web de seguimiento el paquete sigue todavía en el centro de distribución en Alemania. ¡Un problema menos! Los cineístas independientes, siempre con el alma en vilo: si no tuviéramos que ahorrar esa peseta aquí y allá, claro que nos gustaría poder usar siempre DHL Premium. 

No deje de leer la tercera entrega, muy pronto: TERCER RETO: EL TÉCNICO.

Si se perdió la primera entrega de esta serie, puede leerla pulsando aquí: 
https://mimundoensuper-8.blogspot.com/2019/10/odisea-en-groenlandia-el-reto-climatico.html


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