lunes, 18 de febrero de 2019

¡ES UNA REVOLUCIÓN, ES UNA REVOLUCIÓN!

Este fin de semana fue especial pues recibí la visita de uno de los lectores de esta bitácora en el Japón (gracias al milagro de la traducción automática), el director de fotografía y director Koichi Furuya, quien, a la conclusión de la Berlinale (y tras ver Arri), tomó un vuelo hasta La Coruña vía Barcelona para conocerme antes de regresar al Japón.
La anécdota mas simpática fue cuando, admirando la Colegiata de Santa María (1.150), en el momento en que Koichi fotografiaba la casa del general Franco, ubicada justo enfrente, tres niños, de repente, abrieron una de las ventanas, y con pistolas de juguete comenzaron a tirotearnos al grito de "¡Es una revolución, es una revolución!". Koichi se quedó atónito. 
Mientras recorríamos la ciudad, interiormente, sentí vergüenza por el estado de abandono general: pintadas por doquier, pavimentos deteriorados, sensación de desidia municipal... ¡Parece Harlem!, pero no ahora, sino en la época pre-Giuliani. Koichi me preguntó por los tranvías omnipresentes en el último cortometraje rodado en el mundo en Kodachrome: "2010: La Coruña en Kodachrome", pero me disculpé diciéndole que los tranvías se los había llevado la crisis... 
Repusimos fuerzas, en la Plaza de España, con pulpo y pimientos de Padrón, una combinación que Koichi encontró deliciosa. ¡Le hizo mucha ilusión que los gallegos comiésemos este manjar con palillos!
Visitamos INDITEX, donde le sorprendió que la sede universal de este imperio no tenga ni un pequeño logotipo. También, fuimos a ver la primera, y mas vieja, tienda de Zara en el mundo, enfrente de la cual pudimos tomar una fotografía que siempre quise hacer: con el letrero Kodak, de Foto Loly, en primer término. 
En el terreno cinematográfico, Koichi quedó especialmente sorprendido con el proyector Fumeo 9145, con su descomunal lámpara de 500 W xenón (diseñada originalmente para proyectores estacionarios de 35 mm), y sus brazos para mas de cuatro horas de metraje, así como el todavía mas luminoso Beaulieu Studio HTI.
No podía faltar, tampoco,  disparar un autoretrato con la cámara de cine que me acompaña desde los 18 años, la incombustible Fujica ZC1000.
Le encantó la nueva sala de montaje de IB Cinema, Brainstorm, donde HAL 9000 se mezcla con tecnologías retrofuturistas: amplificadores a válvulas con microprocesadores diseñados en los setenta; todo ello, bajo la advocación de Shigheo Mizukawa.
Quise invitarle a tomar algo en IB Cinema pero, ¿desgraciadamente?, la nevera sólo contiene película virgen. Le llamaron mucho la atención los cartuchos Fujifilm personalizados con el logotipo de IB Cinema y ¡con emulsiones Kodak en su interior!
Estudió muy detenidamente la nueva Bauer A512 con las especificaciones que André Egido ha diseñado para mí: además de la ya consabida selección manual de ASA, ahora un diodo retroilumina el valor del diafragma y un botón sirve para bloquear de forma rápida el fotómetro sin necesidad de mover el mando giratorio de la exposición manual. 
Por supuesto, mientras sostenía la Leicina Special en una mano, no podía faltar una fotografía con la revista PhotoKlassik International.
Una visita muy agradable, la de Koichi. Ahora, acabo de ver en su Facebook ¡que puso de portada!, una fotografía en la que aparezco entrando por la puerta de IB Cinema, con una bonita dedicatoria: "Ignacio Benedeti en su oficina; finalmente, pude visitarle. Él es mi Alfredo de Cinema Paradiso. Su personalidad y pasíón noquearon totalmente mi corazón. El resto de mi vida, podré decir que he conocido a mi Alfredo". 
Gracias, Koichi, por tus palabras tan hermosas. 

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