Cuando uno era niño, en la época dorada del Súper-8, durante la década de los 70, Kodak nos tenía acostumbrados a diseños muy peculiares, que permanecerán para siempre en el imaginario del formato.
Todavía recuerdo vívidamente cuando el entonces gigante amarillo de Rochester presentó, en 1973, sus revolucionarias cámaras XL10 y XL33, con obturadores de 230 grados y objetivos de f 1.2, cámaras con una forma que asemejaban un binocular.
Y años después, en 1977, la Kodak Ektasound 235 con su descomunal micrófono, en forma de dildo solidario al cuerpo de la cámara. ¡Vaya locuras! De estos modelos, ya llegará el momento de ocuparse.
Hoy toca el turno de escribir unas breves líneas, a vuela pluma, sobre un proyector Kodak que me han regalado, cuya primera versión apareció en 1973, acompañando a las cámaras XL. Con doce años, me llamó mucho la atención cuando lo ví, por primera vez, en una óptica de la calle San Andrés de mi ciudad (enfrente de la iglesia Castrense), en unos tiempos en que el Súper-8, además de venderse en las tiendas de fotografía, hoy desaparecidas todas, también, en España, se distribuía en las ópticas (y en Inglaterra, en las farmacias).
El proyector Kodak Ektasound llamaba la atención por su diseño poco convencional: construido en una ¡carcasa de madera!, las bobinas se colocaban en paralelo, siendo la película ¡proyectada frontalmente!, mediante un sistema de espejos. La máquina estaba concebida para instalar en una estantería, entre libros. Si no se cubría con su tapa plástica semitransparente, las bobinas girando asemejaban el proyector a una de las computadoras del Seaview.
Poco convencional era también su sistema de arrastre, sin rodillos dentados, así como el control general, que recordaba al cambio de marchas de un coche. La versión que me han regalado, 245B LB, del año 1976, dispone desde "congelado" de fotograma en proyección hasta grabación de sonido en superposición.
La óptica es muy buena, un objetivo de focal variable Isco. En cuanto a la lámpara de estos modelos Kodak Ektasound, son especiales, no normalizadas, fabricadas específicamente para Kodak: son halógenas de 80W que van a 30V. Emiten mucho brillo pero sólo duran 18 horas. Todavía se encuentran hoy en día.
Durante décadas, he mirado este proyector en un libro de iniciación al Súper-8 sonoro editado por Kodak durante los años setenta: ahora, una amistad, que prefiere mantenerse en el anonimato, pues el aparato era de su difunto abuelo, le ha buscado un buen hogar, pasando a engrosar la colección de IB Cinema. De paso, me ha hecho feliz.
Tengo uno igual que me gustaría arreglarlo, pero no se donde. Me podrías decir algo.
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